No se trata ya de su tremenda hipocresía de seguir reclamándole diálogo al gobierno nacional, algo que él no practica en en la provincia. ni practicó durante estos cuatro años.
Y si no que lo digan los docentes, que desde febrero están reclamando la modificación del régimen jubilatorio sin que se haya dignado a recibirlos, o los demás partidos que conforman junto al socialismo el Frente Progresista Cívico y Social; nunca convocados como tales durante los cuatro años del gobierno de Binner, para discutir las políticas de su administración.
O los propios socialistas, sean del sector interno del senador Giustiniani o aun del llamado binnerismo, que no son tenidos en cuenta -si no pertenecen al círculo áulico del gobernador- ni convocados para definir las estrategias políticas, o mucho menos para armar las listas, como sucedió con la de diputados nacionales.
Ni hablar el PJ como principal partido opositor, o los legisladores provinciales del justicialismo, que no tuvieron la oportunidad (salvo el presidente del partido Spinozzi, una vez y hace mucho) de cruzar dos palabras con el gobernador sobre los temas de interés público.
Ninguno de todos ellos puede dialogar con Binner, y casi nunca lo pudo hacer; pero no es ése el punto.
El punto es la imagen usada por Binner para calificar al gobierno de Cristina, y que -lamentablemente- es muy frecuente en boca de la dirigencia política; y no porque nos ofenda que la aplique al gobierno al cual adherimos: cada vez más, poco o nada de lo que Binner diga, merece un análisis político serio; por momentos da risa.
Sólo por momentos, no por ejemplo cuando apela como imagen denigratoria a una enfermedad, que los que la padecen o sus familiares saben lo dolorosa que puede resultar.
Las personas que deben lidiar con el autismo y los problemas que acarrea se merecen de un gobernante (que aspira nada menos que a la presidencia de la república) un poco más de respeto, y no ser utilizadas como armas del insulto o la descalificación política.
Una muestra más del prolongado proceso de declive político de Binner, que parece creer que este tipo de actitudes le harán ganar votos; lo que desmentiría rotundamente la imagen que pretende dar como un hombre de principios y convicciones.
1 comentario:
¿Por qué no charlamo' un ratito? ¿Eh?
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