LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

martes, 11 de octubre de 2011

BINNER SE TERMINÓ DE IR A LOS TUBOS


No se trata ya de su tremenda hipocresía de seguir reclamándole diálogo al gobierno nacional, algo que él no practica en en la provincia. ni practicó durante estos cuatro años.

Y si no que lo digan los docentes, que desde febrero están reclamando la modificación del régimen jubilatorio sin que se haya dignado a recibirlos, o los demás partidos que conforman junto al socialismo el Frente Progresista Cívico y Social; nunca convocados como tales durante los cuatro años del gobierno de Binner, para discutir las políticas de su administración.

O los propios socialistas, sean del sector interno del senador Giustiniani o aun del llamado binnerismo, que no son tenidos en cuenta -si no pertenecen al círculo áulico del gobernador- ni convocados para definir las estrategias políticas, o mucho menos para armar las listas, como sucedió con la de diputados nacionales.

Ni hablar el PJ como principal partido opositor, o los legisladores provinciales del justicialismo, que no tuvieron la oportunidad (salvo el presidente del partido Spinozzi, una vez y hace mucho) de cruzar dos palabras con el gobernador sobre los temas de interés público.

Ninguno de todos ellos puede dialogar con Binner, y casi nunca lo pudo hacer; pero no es ése el punto.

El punto es la imagen usada por Binner para calificar al gobierno de Cristina, y que -lamentablemente- es muy frecuente en boca de la dirigencia política; y no porque nos ofenda que la aplique al gobierno al cual adherimos: cada vez más, poco o nada de lo que Binner diga, merece un análisis político serio; por momentos da risa.

Sólo por momentos, no por ejemplo cuando apela como imagen denigratoria a una enfermedad, que los que la padecen o sus familiares saben lo dolorosa que puede resultar.

Las personas que deben lidiar con el autismo y los problemas que acarrea se merecen de un gobernante (que aspira nada menos que a la presidencia de la república) un poco más de respeto, y no ser utilizadas como armas del insulto o la descalificación política.

Una muestra más del prolongado proceso de declive político de Binner, que parece creer que este tipo de actitudes le harán ganar votos; lo que desmentiría rotundamente la imagen que pretende dar como un hombre de principios y convicciones. 

1 comentario:

Grunkel Abramov dijo...

¿Por qué no charlamo' un ratito? ¿Eh?