Por Víctor Astesiano
El 14 de agosto se pareció al 27 de octubre porque muchos reaccionaron y, "al ver la luz, se dieron cuenta".
La construcción del poder político conlleva el conocido tragarse sapos. Ahora, para una buena digestión, hay que ver si existe la posibilidad de seleccionar aquellos que no nos caigan tan mal.
En el último mes y medio muchos dirigentes, a quienes oportunamente les falló el olfato para husmear el poder, están retrocediendo sobre sus pasos e "iluminados" vuelven a frecuentar el peronismo.
Por supuesto que lo hacen paulatinamente. Un día dicen una cosa, a la semana siguiente algo más, esperan un poco y repiten,etc. Es la táctica de "a ver si no se dan cuenta".
En esa situación, qué decir, qué hacer con los "arribeños". Se puede entender que los constructores del poder apliquen una táctica y que los militantes rasos la controlemos.
Por eso, estas pocas líneas tienen por objetivo manifestar que muchos estamos mirando con la lupa a los recién llegados y a los regresados, pero también a quienes los reciben. Demasiado ha costado esta instancia, a quienes incluso pagaron con su vida, como para andar dilapidando las políticas populares de inclusión y expansión.
Se puede aceptar que los conductores decidan que sí, que no, quien sí, quien no. Lo que no se puede aceptar es la indiscriminación. No se trata de "cazar brujas", se trata de ser coherentes para gobernar mejor y cuidar que no tengamos más peligros adentro que afuera. Calculo que de eso hablaba Boudou el viernes, respecto a los lobos disfrazados de cordero.
Y hablando de arribeños, por contraposición, vaya un homenaje para aquel conjunto santafesino, de épocas en que campeaban los grupos vocales:
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