SOCIALISMO DEVALUADO

Tan devaluado, que ya ni le quedan vestigios de algo parecido al socialismo; si es que alguna vez los tuvo.

No se puede decir que las burradas que dijo Binner sobre los pobres y la pobreza sorprendan: van en línea con otras burradas previas y consecuentes, como la confianza en "la mano invisible del mercado" para corregir las asimetrías sociales, o haberle echado en su momento la culpa a los inmigrantes extranjeros de la pobreza y el crecimiento de las villas en Rosario.

Desbarrancos similares suyos podrían contarse por miles, desde que en Venezuela hubiera votado a Capriles, hasta que él trataría con respeto a EEUU por ser la primera potencia del mundo (incluyendo al juez Griesa), o que se reunía con los dirigentes de la Rural porque ahora eran democráticos. Tantos, que ya no son desbarrancos o deslices ocasionales, sino hitos de una misma línea de conducta.

Ahora leemos (reiteramos: sin asombro): "El titular del partido Socialista y precandidato presidencial en el Frente Amplio Unen (FAU), Hermes Binner, consideró que en las villas de emergencia se concentran "los disvalores de la sociedad" y vinculó la pobreza con diversos delitos relacionados con la droga, la trata de personas y el abuso sexual. (...) y planteó que "los hogares pobres tienen más hijos y por eso hay más pobres, que viven en villas miseria y forman hogares en los que se juntan numerosos disvalores de la sociedad".

Además indicó que "se producen serias situaciones en los hogares; como médico conozco esa realidad, la falta de valores usted la puede leer en los abusos sexuales, en la trata, la droga, en no tener alimentación adecuada en un país que produce alimentos".

Dejemos de lado toda discusión sobre cifras o magnitudes de la pobreza, la seriedad de las cifras del "observatorio social" de la UCA, la incidencia de políticas como la AUH en resolver la indigencia o incrementar la matrícula escolar, o la virtual erradicación en el país del hambre extrema (hasta Juan Carr podría desmentirlo); o en la notoria similitud (en la línea de pensamiento) de lo que dice Binner con lo que en su momento dijo Miguel Del Sel sobre que las mujeres pobres se embarazaban para cobrar la asignación universal.

Pasemos también por alto que el propio Binner tuvo responsabilidades concretas de gestión (como intendente de Rosario y como gobernador de la provincia) y no puede exhibir en su currículum una sola política pública concreta que haya contribuido a paliar el cuadro de situación que describe. Por el contrario, al menos en su gestión en la provincia la inversión social siguió una constante de caída en la inversión de recursos del Estado, destinados a los sectores más vulnerables de la sociedad (ver acá). 

Detengámonos en cambio en este raro socialismo que constata la pobreza, y en lugar de iluminar sobre sus causas (que son sin dudas la injusticia y la desigualdad sociales), se detiene en las consecuencias, con una mirada estrecha de señora gorda de barrio norte (que bien podría nutrir las filas de alguna ONG de "beneficencia") con sus condiciones materiales de existencias resueltas; juzgando a los pobres desde un púlpito de presunta superioridad moral.

Ahí está, eso es en esencia Binner: "un "señoro gordo" (como decía Jauretche) espantado por la degradación moral de los pobres; en lugar de un -supuesto- socialista indignado con la acumulación de los ricos. Con los que -por otra parte- se codea a menudo y se siente cómodo.

Claro que en los hogares pobres flagelos como la droga o la trata de personas golpean con mucha más fuerza, pero porque están entre sus víctimas predilectas: es allí donde las organizaciones criminales que regentean uno y otro (organizaciones que de pobres, nada) eligen a sus blancos y reclutan mano de obra barata y desesperada, precisamente aprovechando la vulnerabilidad que crea la pobreza.

No hay en eso ninguna elección o dilema moral, como pretende confundir el ¿confundido? Binner; simplemente las consecuencias más dolorosas que provoca el capitalismo. Que haya que recordarle esto a alguien que abrevó en la tradición ideológica del socialismo (sin que le prendiera, parece), dice bastante sobre él, mas que sobre los valores morales de los pobres. 

Es notorio que el "moralismo" de Binner (pariente en esto de una escuela que se remonta a Juan B. Justo) no repare en cambio en que, justamente por estos días y a propósito de los controles contra la especulación cambiaria, se revelen "nichos" de negocios ilícitos con efectos muchos más devastadores para el conjunto social; que no corren justamente por cuenta de gente pobre.

Pero no esperemos peras del olmo, y tampoco perdamos de vista que este nuevo derrape de Binner (consecuente con su trayectoria) no es ni mas ni menos que otro guiño a su electorado real (que no son justamente los pobres); en el contexto de una competencia por el voto gorila que se vuelve cada día más dificultosa, por la sobre oferta de candidatos.

Es simplemente eso, nada más.