Eva Perón trajo a la política argentina cosas que habían estado ausentes de ella hasta entonces: la compasión por el que sufre, la sensibilidad de sentir el dolor ajeno como propio, la rebeldía contra la injusticia.
Y los trajo desde el corazón mismo del poder político del Estado, no desde sus costados o desde la solidaridad individual, o la que despliega la sociedad cuando ese Estado se repliega frente a las carencias, o se desentiende de ellas como si no fuera su obligación resolverlas.
Para Evita y por ella, la compasión y la sensibilidad, más que atributos personales, devinieron definiciones políticas, partes sustanciales de un proyecto, acciones concretas que no buscaban calmar la conciencia, sino establecer pisos mínimos de dignidad humana.
Eva trajo también el fuego inextinguible de la pasión militante, el fanatismo en defensa de una idea con el propio cuerpo y la propia vida, desmintiendo con su muerte prematura a la canalla política de la época, que la pintaba como una falsaria que simplemente representaba el papel estelar que esperó durante años en su carrera de actriz.
Por eso fue lo que fue, y se la recuerda como se la recuerda, desde los dos lados de la grieta: desde los altares improvisados en los humildes hogares populares, hasta el ultraje criminal inferido a su cadáver, persiguiéndola más allá de la muerte física.
En estos tiempos desangelados donde un gobierno resiste en la justicia entregar alimentos a los que tienen hambre aunque se le terminen pudriendo, y acumula frazadas en galpones mientras hay gente en situación de calle muriendo de frío, y donde se nos dice que es imprescindible que muchos -los más, los comunes- sufran para que al país le vaya mejor, Evita está más vigente y es más necesaria que nunca.
Son necesarias su compasión y su sensibilidad, tanto como su pasión militante, su intransigencia revolucionaria, su compromiso vital con las ideas, sin cálculos, sin especulaciones, sin leer encuestas ni medir los tiempos todo el tiempo, para terminar no haciendo nada, nunca, salvo simplemente durar.
Seguramente hoy veremos muchos homenajes a su figura y su legado, y muchos compromisos -de la boca para afuera- de continuarlo, y estar a su altura. Lo que desearíamos ver es más intentos reales de imitarla, para que sacrificio no haya sido en vano.
2 comentarios:
Ama al prójimo como a tí mismo
Los únicos privilegiados son los niños
Donde hay una necesidad nace un derecho
La Patria es el otro
Vivan Perón, Evita, Néstor y Cristina
Salud, querida compañera, inmortal en la memoria de quienes hemos nacido en un hogar humilde. De todo corazón, te recordamos, amamos y agradecemos
"su compromiso vital con las ideas, sin cálculos, sin especulaciones...."
Mirá si Evita se iba a justificar en la correlación de fuerzas para no hacer lo que que había que hacer.
Que pensaría Evita de ésta CGT. Mientras el gobierno destruye el salario y el empleo, saca decretos para pulverizar los derechos de los trabajadores, y premia la explotación del trabajo en negro, la CGT cómplice, en lugar de un paro general, convoca a San Cayetano.
El Colo.
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