La Tribuna de Doctrina está un poco nerviosa. Y por eso se repite. De otra forma, no se explica porqué “La Nación” desde el lunes 22 de agosto, viene reiterando en notas de idéntico contenido, sus inquietudes, sus temores. Que no son claro, los mismos del hombre común.
Cual será la “nueva caja” sobre la que va ir el Gobierno Nacional. Ese es el nuevo tema que trata de instalar la Tribuna de Doctrina, después de la catastrófica derrota de sus candidatos en las elecciones primarias.
Ya analizamos hace unos días en ésta nota, las especulaciones del tarotista económico a quien consulta “La Nación”, el Sr. Chantanosky, quien solamente puede tener espacio en un diario que ha descendido a los abismos en su calidad editorial.
Como decíamos en la nota, el tarotista habla de las nuevas cajas a la que recurriría el Gobierno, y muestra el temor de “La Nación” y los pooles sojeros: la estatización del comercio exterior.
Continuando con esa línea tan sólida en lo argumental y técnico, Fernando Laborda en esta nota del lunes 22, retoma la ofensiva en nombre del mercado, pinta un panorama desalentador, e intenta agregarle el ingrediente del miedo:
“¿Por qué huyen los capitales de la Argentina? Precisamente, porque en un país aislado del mundo y de la posibilidad del crédito internacional, existen dudas sobre la manera en que, en adelante, el Estado nacional hará frente al financiamiento de sus gastos.”
Y culmina coincidiendo con el tarotista científico ya citado: “En el imaginario de no pocos inversores, existe la creencia de que, así como el gobierno kirchnerista manoteó los fondos de las AFJP, en su momento, y utiliza recursos de la Anses y del Banco Central para financiar su déficit, más adelante podría recurrir a nuevas cajas, como los depósitos bancarios, o a estatizar el comercio exterior.”
Otra vez la caja. Otra vez el miedo de la Nación y los pooles sojeros: la estatización del comercio exterior. Y de paso, Laborda intenta regar de miedo al ahorrista: van a ir por los depósitos bancarios. Pero no Laborda, los depósitos del ahorrista desaparecen solamente cuando se implementan las inviables recetas económicas que ustedes defienden, es decir cuando ganan los candidatos que ustedes apoyan. Y eso, todos sabemos, no va a ocurrir.
A los dos días de los miedos firmados por Laborda, el día 24, “La Nación” titula así su editorial: “Las próximas cajas". Que casualidad, una repetición de lo mismo, pero ahora en el editorial del diario. Y largamos liviano: “El Gobierno debe combatir el desborde del gasto público y no ceder a la tentación de apropiarse de fondos que no le pertenecen. “
Como me comentaba el amigo Degrossi, a esta editorial la escribió también Laborda, seguro, ya que se reitera su notable rigurosidad argumental y técnica. Comenzaría por preguntarle al cráneo de la Tribuna de Doctrina, si pretende que sea el diario “La Nación” quien determine como se utilizan los fondos públicos que dispone el Gobierno a través de la recaudación establecida por las leyes. ¿De que apropiación habla éste iluminado? Si se refiere a la recuperación de fondos previsionales, mediante la eliminación de un sistema inviable y corrupto como el de las AFJP, debería saber que el Estado tomó esa decisión en base a normativa sancionada según procedimientos constitucionales. ¿O él supone que el diario que le paga para escribir pavadas está por sobre la Constitución y las leyes ?
Y cuando refiere a la utilización de reservas del Banco Central o a la aplicación de retenciones, debería saber que también allí existe un marco normativo vigente que faculta al Ejecutivo a disponer de esos recursos. ¿De que apropiación habla éste fronterizo? ¿De cuales fondos que no le pertenecen al Estado Nacional? ¿Y a quien le pertenecen entonces? ¿ A “La Nación”, a “Clarín”, a Cargill ? Laborda se confunde de década. Se desubica temporalmente, no acierta en economía y es un ignorante del derecho.
Y por encargo cierra la editorial reiterando los miedos del los grandes exportadores sojeros: “Finalmente, alguien podría pensar en una estatización del comercio exterior, para que el Gobierno pueda controlar los flujos líquidos y, así, demorar cualquier ajuste en las cuentas fiscales.”
El mismo día del brillante Editorial, nace una nueva estrella en “La Nación”. Una estrella “Sin Reservas”: Martin Redrado, que en su nota titulada “Un modelo económico agotado”, se presenta -para empezar- con un título no muy original, que los fundamentalistas del mercado vienen repitiendo desde hace ocho años. Sin éxito, por supuesto. Igual que su libro. ¿Qué habrá hecho con tantos ejemplares sobrantes?
En su nota, el ex-ocupa del Banco Central da consejos: “A partir del próximo período, resultará necesario un programa de gobierno integral que genere un proceso virtuoso de inclusión y movilidad social y, por sobre todas las cosas, que sea creíble y sustentable. El crecimiento de nuestro país está apoyado en un solo motor: el consumo. A futuro, deben destrabarse las fuerzas productivas y nuestra capacidad de colocar nuevos productos en nuevos mercados.”
En relación al proceso virtuoso de inclusión y movilidad social, creíble y sustentable, Redrado debería repasar las cifras obtenidas por la política económica de éste Gobierno. Indíces de crecimiento records a ritmo constante durante ocho años, con un PBI que se incrementó en más de un 80%. Con una redistribución histórica de la riqueza entre los asalariados, si de inclusión hablamos. Y no debería subestimar el consumo, ya que los niveles de producción y de empleo están determinados por la demanda agregada. Es la demanda la que tiende a determinar la oferta de productos (y en buena medida también la oferta de recursos) y no a la inversa. Y con relación a destrabar las fuerzas productivas y colocar nuevos productos en nuevos mercados, le bastaría repasar los índices de crecimiento industrial y el incremento sistemático de las exportaciones.
Y además de dar consejos, anda buscando trabajo, porque el libro “Sin Reservas” no se vende. Y pone el aviso clasificado, para que lo lea la oposición, que tiene cero chance de ganar las elecciones:
“En el período 2011-2015, la Argentina necesita discutir una reforma impositiva que genere los incentivos necesarios para que el país produzca un verdadero salto cualitativo. En el período 2011-2015, la Argentina necesita discutir una reforma impositiva que genere los incentivos necesarios para que el país produzca un verdadero salto cualitativo. Junto con mi equipo hemos diseñado un nuevo esquema de gravámenes basado en tres pilares fundamentales: una reducción en la tasa de impuesto a las ganancias reinvertidas en las propias empresas; un programa trianual de pagos a cuenta del tributo a los débitos y créditos bancarios respecto de los aportes patronales, y un programa de similar extensión que tome un porcentaje de las retenciones a las exportaciones a cuenta de ganancias.”
Como verán, el plan que ofrece es revolucionario, casi maoísta: reducir el impuesto a las ganancias de las empresas (a cambio de una reinversión difícil de controlar); reducir aportes patronales y, claro, por supuesto, reducir las retenciones. Tomándolas a cuentas de ganancias. Que bien.
Es extraño lo de estos fundamentalistas del mercado. Gritan por el peligro del déficit fiscal , y proponen desfinanciar al Estado reduciendo sus ingresos. Que extraño. ¿No estarán esperando que de una vez por todas el Estado salga a endeudarse con créditos internacionales? Claro, hace 8 años que no se pide un dólar. Y ellos, que siempre trabajaron de comisionistas para los prestamistas, sueñan con volver a cobrar siderales comisiones, como en el Megacanje. ¿Se acuerdan ?
Yo, más allá de lo ideológico, sin tanto equipo de trabajo, humildemente, y tomando como base las inquietudes de Redrado, propongo algo más sencillo:
1-Que las empresas paguen ganancias de acuerdo a su real facturación. 2-Que inscriban a los empleados en negro, así se aumenta lo recaudado por aportes patronales. 3- Que en las cosechas, no se venda la mitad de la producción en negro, así pagan ganancias por el volumen real de lo cosechado.
Y así todos nos despreocupamos del gasto público, porque habrá con qué afrontarlo. No sé si me explico.
Y para terminar con la nota y con estos miedos que tratan de instalar los iluminados de la economía, vamos a los números.
El plan económico vigente, y la correcta administración de las finanzas públicas durante el período 2003-2011, permitió el permanente desendeudamiento del país y el impulso de la inversión social, de la salud, de la educación, y de obras de infraestructura, que posibilitan el fortalecimiento de la producción y del empleo en el país.
Pese a lo que expresa “La Nación”, el superavit primario fiscal de los primeros siete meses de este año, asciende a $ 11.279,5 millones. Y el incremento del gasto público que tanto alarma a los economistas del mercado, se origina en “gastos” tales como medidas inclusivas como la Asignación Universal por Hijo, la incorporación de muchos a un beneficio previsional, el sostenimiento de programas como Conectar Igualdad, las obras de Vialidad Nacional, la terminación de la central nuclear Atucha II y la prolongación de vida útil de la central Embalse, programas de urbanización de villas y asentamientos precarios o el subsidio a la tarifas que permite mantener el poder adquisitivo de los asalariados de menores ingresos. También son un “gasto” las transferencias de recursos del Tesoro nacional a través del Fondo Federal Solidario (Fondo Soja), que en julio sumó $ 747,7 millones. Con respecto al Fondo Soja, entre enero y julio se distribuyeron $ 4.367 millones.
Ese “gasto”, mejora la calidad de vida de millones de argentinos, ya que a través de la transferencia de fondos Nacionales a las Provincias y Municipios, se posibilita la concreción de diversas obras –como caminos, agua potable, cloacas-, postergadas por décadas.
En un país que venía de años de desidia y abandono, de endeudamiento permanente, de atrasos límites en las condiciones sociales, con un crecimiento geométrico de la marginalidad y el desempleo, con una deserción escolar récord, con una salud pública desvastada, entre otros excepcionales parámetros conseguidos por las políticas económicas implementadas por quienes se tuvieron que ir en helicóptero y hoy critican el modelo, considerar un exceso de gasto público el mantenimiento de condiciones de vida digna de la población, es propio de quienes añoran la época en que todos esos recursos iban a parar a manos de unos pocos grupos económicos.
Y finalmente, la preocupación de los ortodoxos en relación a la supuesta falta de inversión y a la fuga de capitales (lo que imposibilitaría la continuidad de la política económica implementada desde el 2003), no es un dato de la realidad. La inversión bruta interna en julio de 2011, alcanzó a 7.384 millones de dólares, un 12% más que en el mismo mes de 2010. Y la participación de la inversión en el PBI, alcanza al 22,6%. Esto se publica, entre otros medios, en el diario ultraoficialista “Clarin”.
Todo esto en el marco de una hoguera económica en la zona euro y de una situación límite en EE.UU., países que siguieron las recetas que los fundamentalistas del mercado publican en “La Nación”, y así les fue. El premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, lo explica claramente por estos días, en la reunión de economistas que se desarrolla en Lindau, Alemania.
Y no creo que Chantanosky y los demás cerebros de una Tribuna de Doctrina nerviosa, puedan sostener una conversación de diez segundos con Joseph Stiglitz. Una conversación sobre economía, claro.
Cual será la “nueva caja” sobre la que va ir el Gobierno Nacional. Ese es el nuevo tema que trata de instalar la Tribuna de Doctrina, después de la catastrófica derrota de sus candidatos en las elecciones primarias.
Ya analizamos hace unos días en ésta nota, las especulaciones del tarotista económico a quien consulta “La Nación”, el Sr. Chantanosky, quien solamente puede tener espacio en un diario que ha descendido a los abismos en su calidad editorial.
Como decíamos en la nota, el tarotista habla de las nuevas cajas a la que recurriría el Gobierno, y muestra el temor de “La Nación” y los pooles sojeros: la estatización del comercio exterior.
Continuando con esa línea tan sólida en lo argumental y técnico, Fernando Laborda en esta nota del lunes 22, retoma la ofensiva en nombre del mercado, pinta un panorama desalentador, e intenta agregarle el ingrediente del miedo:
“¿Por qué huyen los capitales de la Argentina? Precisamente, porque en un país aislado del mundo y de la posibilidad del crédito internacional, existen dudas sobre la manera en que, en adelante, el Estado nacional hará frente al financiamiento de sus gastos.”
Y culmina coincidiendo con el tarotista científico ya citado: “En el imaginario de no pocos inversores, existe la creencia de que, así como el gobierno kirchnerista manoteó los fondos de las AFJP, en su momento, y utiliza recursos de la Anses y del Banco Central para financiar su déficit, más adelante podría recurrir a nuevas cajas, como los depósitos bancarios, o a estatizar el comercio exterior.”
Otra vez la caja. Otra vez el miedo de la Nación y los pooles sojeros: la estatización del comercio exterior. Y de paso, Laborda intenta regar de miedo al ahorrista: van a ir por los depósitos bancarios. Pero no Laborda, los depósitos del ahorrista desaparecen solamente cuando se implementan las inviables recetas económicas que ustedes defienden, es decir cuando ganan los candidatos que ustedes apoyan. Y eso, todos sabemos, no va a ocurrir.
A los dos días de los miedos firmados por Laborda, el día 24, “La Nación” titula así su editorial: “Las próximas cajas". Que casualidad, una repetición de lo mismo, pero ahora en el editorial del diario. Y largamos liviano: “El Gobierno debe combatir el desborde del gasto público y no ceder a la tentación de apropiarse de fondos que no le pertenecen. “
Como me comentaba el amigo Degrossi, a esta editorial la escribió también Laborda, seguro, ya que se reitera su notable rigurosidad argumental y técnica. Comenzaría por preguntarle al cráneo de la Tribuna de Doctrina, si pretende que sea el diario “La Nación” quien determine como se utilizan los fondos públicos que dispone el Gobierno a través de la recaudación establecida por las leyes. ¿De que apropiación habla éste iluminado? Si se refiere a la recuperación de fondos previsionales, mediante la eliminación de un sistema inviable y corrupto como el de las AFJP, debería saber que el Estado tomó esa decisión en base a normativa sancionada según procedimientos constitucionales. ¿O él supone que el diario que le paga para escribir pavadas está por sobre la Constitución y las leyes ?
Y cuando refiere a la utilización de reservas del Banco Central o a la aplicación de retenciones, debería saber que también allí existe un marco normativo vigente que faculta al Ejecutivo a disponer de esos recursos. ¿De que apropiación habla éste fronterizo? ¿De cuales fondos que no le pertenecen al Estado Nacional? ¿Y a quien le pertenecen entonces? ¿ A “La Nación”, a “Clarín”, a Cargill ? Laborda se confunde de década. Se desubica temporalmente, no acierta en economía y es un ignorante del derecho.
Y por encargo cierra la editorial reiterando los miedos del los grandes exportadores sojeros: “Finalmente, alguien podría pensar en una estatización del comercio exterior, para que el Gobierno pueda controlar los flujos líquidos y, así, demorar cualquier ajuste en las cuentas fiscales.”
El mismo día del brillante Editorial, nace una nueva estrella en “La Nación”. Una estrella “Sin Reservas”: Martin Redrado, que en su nota titulada “Un modelo económico agotado”, se presenta -para empezar- con un título no muy original, que los fundamentalistas del mercado vienen repitiendo desde hace ocho años. Sin éxito, por supuesto. Igual que su libro. ¿Qué habrá hecho con tantos ejemplares sobrantes?
En su nota, el ex-ocupa del Banco Central da consejos: “A partir del próximo período, resultará necesario un programa de gobierno integral que genere un proceso virtuoso de inclusión y movilidad social y, por sobre todas las cosas, que sea creíble y sustentable. El crecimiento de nuestro país está apoyado en un solo motor: el consumo. A futuro, deben destrabarse las fuerzas productivas y nuestra capacidad de colocar nuevos productos en nuevos mercados.”
En relación al proceso virtuoso de inclusión y movilidad social, creíble y sustentable, Redrado debería repasar las cifras obtenidas por la política económica de éste Gobierno. Indíces de crecimiento records a ritmo constante durante ocho años, con un PBI que se incrementó en más de un 80%. Con una redistribución histórica de la riqueza entre los asalariados, si de inclusión hablamos. Y no debería subestimar el consumo, ya que los niveles de producción y de empleo están determinados por la demanda agregada. Es la demanda la que tiende a determinar la oferta de productos (y en buena medida también la oferta de recursos) y no a la inversa. Y con relación a destrabar las fuerzas productivas y colocar nuevos productos en nuevos mercados, le bastaría repasar los índices de crecimiento industrial y el incremento sistemático de las exportaciones.
Y además de dar consejos, anda buscando trabajo, porque el libro “Sin Reservas” no se vende. Y pone el aviso clasificado, para que lo lea la oposición, que tiene cero chance de ganar las elecciones:
“En el período 2011-2015, la Argentina necesita discutir una reforma impositiva que genere los incentivos necesarios para que el país produzca un verdadero salto cualitativo. En el período 2011-2015, la Argentina necesita discutir una reforma impositiva que genere los incentivos necesarios para que el país produzca un verdadero salto cualitativo. Junto con mi equipo hemos diseñado un nuevo esquema de gravámenes basado en tres pilares fundamentales: una reducción en la tasa de impuesto a las ganancias reinvertidas en las propias empresas; un programa trianual de pagos a cuenta del tributo a los débitos y créditos bancarios respecto de los aportes patronales, y un programa de similar extensión que tome un porcentaje de las retenciones a las exportaciones a cuenta de ganancias.”
Como verán, el plan que ofrece es revolucionario, casi maoísta: reducir el impuesto a las ganancias de las empresas (a cambio de una reinversión difícil de controlar); reducir aportes patronales y, claro, por supuesto, reducir las retenciones. Tomándolas a cuentas de ganancias. Que bien.
Es extraño lo de estos fundamentalistas del mercado. Gritan por el peligro del déficit fiscal , y proponen desfinanciar al Estado reduciendo sus ingresos. Que extraño. ¿No estarán esperando que de una vez por todas el Estado salga a endeudarse con créditos internacionales? Claro, hace 8 años que no se pide un dólar. Y ellos, que siempre trabajaron de comisionistas para los prestamistas, sueñan con volver a cobrar siderales comisiones, como en el Megacanje. ¿Se acuerdan ?
Yo, más allá de lo ideológico, sin tanto equipo de trabajo, humildemente, y tomando como base las inquietudes de Redrado, propongo algo más sencillo:
1-Que las empresas paguen ganancias de acuerdo a su real facturación. 2-Que inscriban a los empleados en negro, así se aumenta lo recaudado por aportes patronales. 3- Que en las cosechas, no se venda la mitad de la producción en negro, así pagan ganancias por el volumen real de lo cosechado.
Y así todos nos despreocupamos del gasto público, porque habrá con qué afrontarlo. No sé si me explico.
Y para terminar con la nota y con estos miedos que tratan de instalar los iluminados de la economía, vamos a los números.
El plan económico vigente, y la correcta administración de las finanzas públicas durante el período 2003-2011, permitió el permanente desendeudamiento del país y el impulso de la inversión social, de la salud, de la educación, y de obras de infraestructura, que posibilitan el fortalecimiento de la producción y del empleo en el país.
Pese a lo que expresa “La Nación”, el superavit primario fiscal de los primeros siete meses de este año, asciende a $ 11.279,5 millones. Y el incremento del gasto público que tanto alarma a los economistas del mercado, se origina en “gastos” tales como medidas inclusivas como la Asignación Universal por Hijo, la incorporación de muchos a un beneficio previsional, el sostenimiento de programas como Conectar Igualdad, las obras de Vialidad Nacional, la terminación de la central nuclear Atucha II y la prolongación de vida útil de la central Embalse, programas de urbanización de villas y asentamientos precarios o el subsidio a la tarifas que permite mantener el poder adquisitivo de los asalariados de menores ingresos. También son un “gasto” las transferencias de recursos del Tesoro nacional a través del Fondo Federal Solidario (Fondo Soja), que en julio sumó $ 747,7 millones. Con respecto al Fondo Soja, entre enero y julio se distribuyeron $ 4.367 millones.
Ese “gasto”, mejora la calidad de vida de millones de argentinos, ya que a través de la transferencia de fondos Nacionales a las Provincias y Municipios, se posibilita la concreción de diversas obras –como caminos, agua potable, cloacas-, postergadas por décadas.
En un país que venía de años de desidia y abandono, de endeudamiento permanente, de atrasos límites en las condiciones sociales, con un crecimiento geométrico de la marginalidad y el desempleo, con una deserción escolar récord, con una salud pública desvastada, entre otros excepcionales parámetros conseguidos por las políticas económicas implementadas por quienes se tuvieron que ir en helicóptero y hoy critican el modelo, considerar un exceso de gasto público el mantenimiento de condiciones de vida digna de la población, es propio de quienes añoran la época en que todos esos recursos iban a parar a manos de unos pocos grupos económicos.
Y finalmente, la preocupación de los ortodoxos en relación a la supuesta falta de inversión y a la fuga de capitales (lo que imposibilitaría la continuidad de la política económica implementada desde el 2003), no es un dato de la realidad. La inversión bruta interna en julio de 2011, alcanzó a 7.384 millones de dólares, un 12% más que en el mismo mes de 2010. Y la participación de la inversión en el PBI, alcanza al 22,6%. Esto se publica, entre otros medios, en el diario ultraoficialista “Clarin”.
Todo esto en el marco de una hoguera económica en la zona euro y de una situación límite en EE.UU., países que siguieron las recetas que los fundamentalistas del mercado publican en “La Nación”, y así les fue. El premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, lo explica claramente por estos días, en la reunión de economistas que se desarrolla en Lindau, Alemania.
Y no creo que Chantanosky y los demás cerebros de una Tribuna de Doctrina nerviosa, puedan sostener una conversación de diez segundos con Joseph Stiglitz. Una conversación sobre economía, claro.
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