Hace un tiempo atrás, y de cara a las elecciones provinciales de julio, nos preguntábamos por que los radicales votarían a Bonfatti; historiando los desaires que el socialismo les infringió a sus socios en el Frente Progresista, desde su misma conformación, y en los cuatro años que lleva el gobierno de Binner.
La mayoría de los amigos boina blanca entendió lo contrario, y volcó su voto al candidato de Binner, aunque no pocos se fueron con Miguel Del Sel y lo hicieron crecer -junto a los votos fugados del PJ- hasta ponerse a tiro de ser gobernador.
Todo lo que pasó desde entonces no ha hecho más que darnos la razón, porque se fue acelerando la campaña nacional y allí Binner y Alfonsín corrieron separados, y no se trataron muy bien que digamos.
Pero después de la paliza electoral del domingo, la cosa empeoró; sobre todo para los radicales, porque Binner y el socialismo festejan un módico cuarto puesto con algo más del 10 % de los votos, como si hubieran ganado las elecciones.
Y no sólo eso: desde el Frente Amplio Progresista ya imaginan captar los votos radicales que acompañaron a Alfonsín, desplazando a la UCR y sus aliados del segundo puesto, y constituyéndose en la principal fuerza opositora.
Y para eso, apelan a todo tipo de recursos, como las alquimias matemáticas que ensayó Binner para explicar lo inexplicable, y decir que no perdió en Santa Fe.
Y hasta algunos radicales le hacen el juego, como los candidatos a gobernador de Mendoza, La Pampa y Entre Ríos, que buscan sacarse de encima el muerto de Ricardito.
Y además los periodistas funcionales a Binner interpretan los resultados de Santa Fe como la reafirmación del liderazgo del socialismo dentro del Frente Progresista provincial (al cual además le chorearon el nombre al armar el nacional), contrastando con la realidad que arrojaron las elecciones provinciales: 7 senadores de la UCR contra uno socialista, 5 diputados provinciales socialistas, sobre 15 del FPCyS en la Legislatura.
El hombre (Binner) pretende así blindar a Bonfatti ante los reclamos radicales (perfectamente lógicos) de mayor participación en el futuro gobierno provincial, o sea: cuatro años más de sobras para el centenario partido en el reparto.
No sé ustedes, pero si fuéramos radicales, sea del 6,55 % que votó en Santa Fe a Alfonsín, o del 32,76 % que votó a Binner (creyendo que era opositor al fin y al cabo, y un tipo de códigos) el 23 de octubre votaríamos a Cristina.
La elección presidencial ya está definida (lo dicen los propios opositores) y volver a insistir con alguno de ellos (especialmente Ricardito) es al pedo; tirar el voto.
Pero si esos votos fueran a Cristina y la diferencia que obtenga con Binner en Santa Fe es tanta que no le permita volver a sumar peras con manzanas, o hablar de liderazgos claros hacia el interior del FPCyS, a los socialistas les resultará muy difícil hacerse los boludos a la hora de armar el gobierno de Bonfatti.
Si son radicales piénsenlo, y si tienen amigos radicales, háganlos pensar.
La promoción está abierta para ustedes y ellos -solamente-, hasta el 23 de octubre.
No la desaprovechen.
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