LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

jueves, 27 de septiembre de 2012

IMPUESTOS Y CACEROLAS: ¿LA LUCHA ES UNA SOLA?


Lo que ven en el cuadro es la distribución de los ingresos tributarios (impuestos y derechos) contenida en el proyecto de Presupuesto Nacional 2013 que ingresó al Congreso, y que incluye (como lo dice el asterisco al pie) lo que se les transfiere al conjunto de las provincias por coparticipación federal.

El cuadro es bastante ilustrativo sobre lo que es la estructura tributaria (injusta) vigente en la Argentina, con el peso que cada impuesto tiene no sólo sobre las cuentas públicas y el sostenimiento del Estado, sino en términos de su incidencia en el PBI global.

Como pueden ver, los impuestos al consumo (IVA + Combustibles Líquidos y Gas Natural + Impuestos Internos) representan en conjunto un 10,68 % del PBI, mientras que los impuestos directos propiamente dichos (Ganancias + Bienes Personales + Ganancia Mínima Presunta) representan apenas el 6,75 %.

El resto se reparte entre las Contribuciones a la Seguridad Social (Aportes Personales + Contribución Patronal) con un 8,32 %, el Monotributo (0,18 %), Créditos y Débitos Bancarios (impuesto al cheque, con el 2,10 %) y los vinculados al Comercio Exterior (Derechos de Exportación + Derechos de Importación), que aportan un 3,95 % del PBI.

Una de las críticas más frecuentes que se le hacen al kirchnerismo es justamente no haber encarado una reforma tributaria a fondo (lo cual es cierto), pero muchas veces obviando que es una tarea compleja desde el punto de vista técnico, y ardua y espinosa desde el punto de vista político: la experiencia del fallido intento de imponer retenciones móviles con la resolución 125 es bastante aleccionadora al respecto.

Sin embargo, el kirchnerismo logró en estos años aumentar el peso de los impuestos sobre el PBI (una medida progresiva porque mejora la capacidad de financiamiento del Estado sin endeudarse) sustentado fundamentalmente en la mejora (respecto a los niveles anteriors al 2003) de tres rubros: Ganancias (de las personas físicas y jurídicas), tributos sobre el comercio exterior (fundamentalmente los derechos de exportación, vulgarmente llamadas retenciones) y las Contribuciones de la Seguridad social; sin por eso minimizar el peso del IVA en un contexto de inflación.   

El constante crecimiento económico, la creación de millones de puestos de trabajo (la mayor parte en blanco), la política de movilidad salarial por paritarias, el aumento de los controles sobre empresas e individuos y la decisión de captar rentas diferenciales de los sectores favorecidos por el tipo de cambio competitivo (que les permite producir con costos argentinos de impuestos, salarios, energía y servicios, y vender a precios internacionales expresados en moneda dura) por vía impositiva muestran claramente esa faceta.

A esta altura del post más de uno se preguntará (atento al título) que tiene que ver todo esto con los cacerolazos, y nosotros pensamos que bastante.

Por un lado porque muchos de los sectores que protestan han "sufrido" ellos o gente de su círculo parte de ese aumento de la presión impositiva (sobre todo en Ganancias y retenciones), ni hablar si los afecta la no suba del mínimo no imponible y (sobre todo) la inelasticidad de la tablita de alícuotas de Ganancias: son los que ya lo pagaban, pero pasaron a pagar más.

Y por otro lado, este tema de la estructura impositiva está bastante vinculado a los reclamos expresados en los cacerolazos porque desmiente muchas de las consignas (públicas o privadas) que los provocan, o por lo menos ponen ciertos lugares comunes en su justa perspectiva.

Por ejemplo cuando muchos cacerolos dicen "somos la mitad del país que paga impuestos para mantener a la otra mitad": esa afirmación simplista es rotundamente desmentida -por ejemplo- por el simple hecho de que el impuesto que individualmente representa más en los ingresos del fisco es el IVA, que pagamos todos por igual con independencia de nuestra capacidad contributiva, sea que seamos gerentes de un banco o cobremos la AUH.

Y si bien es cierto que hay consumos suntuarios (propios de cierta clase media/media alta) gravados con IVA o impuestos internos (que representan un marginal 0,61 % del PBI), su incidencia sobre los ingresos familiares es bien distinta que los artículos que componen la mayoría de la canasta familiar de una familia promedio de laburantes de clase media o media baja, o de los sectores populares.

En el caso de Ganancias, la mayor parte de los ingresos del impuesto los aportan las personas jurídicas (empresas y sociedades), y una mirada sobre las exenciones vigentes (algo que seguramente encararemos en otro post) permite desmentir o poner en perspectiva muchas expectativas desmesuradas que se levantan sobre lo que significaría eliminarlas: en todo caso si eso se combina con una suba de alícuotas a las rentas más relevantes (de personas físicas y jurídicas) y un retoque de la escala en los tramos inferiores de la cuarta categoría (trabajo personal en relación de dependencia), el cambio sería notorio en términos de progresividad, pero no sabemos cuan profundo en los niveles de ingresos para el fisco.

Pero aun así, ¿se imaginan la reacción de los cacerolos ante una propuesta semejante?

Otros casos interesantes son los de Bienes Personales y el Monotributo, que es sustitutivo del pago de IVA y Ganancias: vemos que ambos (medidos comparativamente con otros tributos) apenas mueven el amperímetro de los ingresos del fisco; y ya que hablábamos de mitades (una que paga impuestos, la otra que recibe beneficios del Estado, tal el tópico cacerolero), si se los suma no alcanzan en conjunto para financiar lo que el Estado invertirá en el 2013 en la AUH, que con el reciente aumento rozará los 15 mil millones de pesos.

En las provincias que han intentado o realizado reformas tributarias aumentando impuestos locales (como Santa Fe) uno de los puntos más discutidos era no retocar los avalúos de los campos, para que los propietarios no pasaran a pagar Bienes Personales o Ganancia Mínima Presunta: recordemos a Biolcatti aullando en las rejas de la Legislatura bonaerense, para recordar también que fue ese tibio intento de Scioli de aumentar los impuestos a los agrogarcas lo que detonó los primeros cacerolazos en la CABA y algunos partidos del norte del conurbano.

Pero para que ambos impuestos (que reflejan la riqueza de las personas a partir de los bienes que conforman su patrimonio) alcanzaran a aportar al Estado por lo menos lo mismo que lo que se recauda de IVA habría que aumentarlos unas 20,82 veces, o sea un 2082 %.

Cabe preguntarse otra vez acá: ¿se imaginan a muchos de los cacerolos en ese caso?

También existe el mito de que el Estado se financia explotando al campo (el mito del "depredador insaciable" de Biolcatti, o bolazos como "de la soja al productor sólo le quedan migajas"), para lo que hay que ver que los tributos sobre el comercio exterior representan el 3,95 % del PBI, que hay que contrastarlo por ejemplo (siempre volviendo sobre la idea de la mitad que paga y la mitad que recibe) con el 6,47 % de ese PBI que el Estado invierte en educación, o el más de 6 % que invierte en seguridad social.

Aun así, dentro del 3,95 % del PBI que aportan los impuestos sobre el comercio exterior, suman más los derechos de exportación que pagan las exportaciones industriales, porque aunque las alícuotas son menores, los valores de venta son mucho mayores, porque involucran valor agregado.

Y nos queda por decir algo del Monotributo: como bien sabemos, el que se inscribe allí lo hace para dejar de pagar IVA (por los insumos o productos que compra para vender o producir) y Ganancias, con lo cual si bien no es técnicamente evasión (que es muy alta en ambos impuestos), en no pocos casos es elusión: disfrazar una realidad económica para no pagar los impuestos que corresponden al verdadero nivel de ingresos.

El Monotributo aportaría al fisco en el 2013 la irrisoria cifra de 4687 millones de pesos, menos de la tercera parte de lo que el Estado invertirá en la AUH; y apenas el 0,18 % del PBI, o sea nada.

Ahora volvamos a los caceroleros para redondear la idea. ¿cuántos cacerolos monotributistas -un amigo conceptualizó a los cacerolazos como "la rebelión de los monotributistas"- de la escala mínima están escondidos dentro de ese 0,18 % del PBI, cuando deberían pagar mucho más o directamente pagar Ganancias?

Si la respuesta es que muchos, también hay allí una punta para entender el por qué de algunos enojos con la información que hay que darle a la AFIP para poder comprar dólares. 

1 comentario:

Eugenio dijo...

Me parece un criterio economico errado decir que el que recibe la AUH y el gerente, paga por igual IVA, queriendo desvalidar el argumento de "somos la mitad del pais que paga impuestos para mantener a la otra mitad". Primero que estan cambiando la frase, porque se dice: "somos la mitad del pais que trabaja para mantener a la otra mitad", lo que es una verdad irrefutable, porque los que trabajan son los únicos que generan la riqueza que mantiene a la sociedad. Este sistema es tan regresivo como el de la década del 90. Mientras Bienes personales siga siendo el 1% de la recaudación no va a haber distribución de la riqueza, y mientras obtengan los recursos de contribuciones a la seguridad social, ganancias de 4 categoria sin aumentar ni minimos, ni escalas, y al IVA, lo unico que se logra es estancar mas a la clase media y baja. Por eso, este modelo no es tan malo como el de la decada del 90, es PEOR!