Zambullidos a diario en la réplica al complejo mediático opositor,
o en las minucias de la política espectáculo (que si Fulano dijo tal o cual
cosa, o Mengano salió a cruzarlo), aun los que apoyamos al gobierno de Cristina
solemos perder de vista lo que pasa con ciertas decisiones estructurales que
tomó, y que ya están empezando a mostrar sus primeros frutos.
Así por ejemplo sobre lo que pasó con YPF desde que el Estado
nacional decidiera retomar su control, leíamos en Página 12 del domingo pasado: "Ha sido un
logro descomunal haber frenado la caída. Una década cayendo y seis meses para
revertir esa tendencia. Revertir el desbalance energético demanda tiempo. Pero
tenemos una gran oportunidad, porque estamos ante el desarrollo de una reserva
de petróleo y gas sin antecedentes en nuestro país, por su magnitud, pero
también por su riesgo.” Este es el análisis que el titular de YPF, Miguel
Galuccio, realizó ante gerentes de la empresa cuando la semana pasada recibió
los informes que, con ínfimas variantes, serán presentados a las Bolsas de
Buenos Aires y Nueva York en la primera semana de marzo. Los cuadros que
comparan la producción diaria de los distintos años muestran que en petróleo
YPF cayó 7,6 por ciento en 2011 y aumentó su producción 2,5 por ciento en 2012.
En gas venía de una caída del 10,5 por ciento en 2011 y redujo esa caída al 2,5
por ciento el año pasado. La importación de nafta en 2012 se redujo nada menos
que un 54 por ciento, un dato decisivo para reducir las divisas que el país
destinaba a esas compras."
Este miércoles desde Comodoro Rivadavia Cristina puso en marcha la
mayor exploración en petróleo y gas convencional por fuera del yacimiento de
Vaca Muerta en Neuquén; dentro del mismo plan de desarrollo previsto para la
petrolera estatal, cuyo aporte es clave para recuperar nuestra soberanía
energética.
Otro tanto pasa con los cambios que se introdujeron el año pasado
en la carta orgánica del Banco Central, para aumentar sus facultades de
regulación sobre el sistema financiero, en especial sobre el manejo del crédito, para orientarlo hacia la inversión productiva.
Al respecto leemos: "Obligado por el Banco Central, el sistema
bancario desembolsó en seis meses créditos para inversiones productivas por
16.763 millones de pesos. Entre julio y diciembre del año pasado, los bancos
públicos y privados fueron forzados a colocar créditos con una tasa fija que no
podía superar el 15 por ciento anual y un plazo mínimo de tres años. A pesar de
las críticas y resistencias iniciales el objetivo de prestar el equivalente al
5 por ciento de sus depósitos fue superado ampliamente. Cuando se terminen de
monetizar los préstamos acordados en tramos el total ascenderá a 17.993
millones de pesos, un 20 por ciento más que la meta establecida. Un informe del
BCRA revela que los sectores más beneficiados por la línea de crédito fueron la
industria alimentaria, la actividad metalúrgica, el agro y la rama comercial.
Algunas entidades, como el Banco Provincia, mostraron dificultades para cumplir
con los montos exigidos mientras que otros bancos públicos y privados, como el
Banco Nación, el Santander y el Galicia, excedieron sus cuotas.
La regulación del BCRA establecía que la mitad de los créditos
debían estar destinados a pequeñas y medianas empresas. En total, 12.900 pymes
recibieron el 53 por ciento de los créditos y 923 grandes empresas accedieron
el 47 por ciento restante. La medida, explican en el Central, logró garantizar
que las pymes, un heterogéneo grupo de firmas que suele presentar limitaciones
propias y trabas desde el sector bancario para acceder a financiamiento,
pudieran obtener créditos baratos a mediano plazo."
Dos decisiones sin dudas estructurales, tendientes a recuperar el
control efectivo de dos instrumentos clave de la economía, para alinearlos con
los objetivos del desarrollo del país; que se revelaron acertadas.
Dos excelentes maneras de conmemorar el nacimiento de Raúl
Scalabrini Ortíz, del cual se cumplen hoy 115 años.
Junto con ésta otra relativa
a lo que fuera una de sus obsesiones (el ferrocarril, en éste caso para el
transporte de carga), que esperemos empezar a recuperar como herramienta
central del desarrollo nacional.
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