LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

miércoles, 17 de junio de 2015

SORPRESA CHINA


A cuatro días del vencimiento del plazo para oficializar candidaturas, se empieza a despejar una de las principales incógnitas de cara a las PASO: la integración del compañero de fórmula de Daniel Scioli para competir por FPV; lo que en estas circunstancias -conforme lo que marcan las encuestas- puede implicar en la práctica definir quienes serán el presidente y el vice de la Argentina.

Cuando todos esperaban (esperábamos, para ser francos) que la decisión se estirará hasta el instante final (tal la costumbre habitual en el kirchnerismo), el oficiaismo volvió a imponer su manejo de los tiempos; de un modo no habitual, porque el anuncio trascendió por boca de Scioli, que lo planteó como si fuera iniciativa propia.

No es del caso discutir acá si eso es cierto o no, pues si lo fuera, no hace más que confirmar el liderazgo de Cristina, y la intención del gobernador de Buenos Aires de despejar toda duda respecto a su encuadramiento con él: hasta ayer se tiraban nombres de gobernadores para acompañarlo en una fórmula "peronista", que se opondría a la "kirchnerista" encabezada por Randazzo. 

Así puestas las cosas, no hay más kirchnerista que Zannini, miembro pleno por derecho propio de la "mesa chica" del proyecto iniciado en la Argentina en el 2003 desde los tiempos de Santa Cruz, consejero y confidente habitual de Néstor y de Cristina, en las principales decisiones políticas.

Completar con él la fórmula, implica señales hacia adentro y hacia afuera del dispositivo oficialista: para afuera, para el "círculo rojo", un límite claro al intento de "colonizarlo" a Scioli; como "plan B" ante el ostensible fracaso de armar una oferta electoral competitiva desde la oposición al gobierno nacional

Fracaso más patente aun tras el derrumbe de las alquimias del ecuatoriano Durán Barba para potenciar a un Macri "depurado" de toda contaminación con el peronismo y "la vieja política"; como se demostró en el caso Del Sel.

Y señales también para adentro, para abortar toda forma de marginalidad política que reste al objetivo de conjunto, llámese el exabrupto de Jozami de Carta Abierta agitando la candidatura de Máximo para promover desde allí lo que no puede sino calificarse como un golpe institucional; o las volteretas teoricas del progrepragmatismo (tipo D'Elía), que tras deslenguarse por años puteando a Scioli, no encontró mejor modo de justificar su súbito apoyo al gobernador de Buenos Aires (basándose exclusivamente en lo que presuntamente marcaban las encuestas), que descalificar a Randazzo. 

Y también para ciertos sectores el peronismo que de la boca para afuera reconocen el liderazgo de Cristina, mientras en su fuero íntimo esperaban el cierre de listas para empezar a jubilarla por anticipado.

Randazzo dijimos, y eso nos lleva a lo que pareciera ser la consecuencia inevitable de la integración de Zanini a la fórmula: el levantamiento de la competencia en el tramo presidencial en las PASO para el FPV, y los realineamientos en la provincia de Buenos Aires, con la eventualidad de la candidatura (a esta hora no definida) a gobernador del ministro del Interior y Transporte. Claro que es política y peronismo, y por ende hasta último momento todo puede pasar, y no se pueden descartar sorpresas.

No van a faltar quienes sostengan que anular la competencia interna es un error, porque achica la oferta disponible para que el electorado propio exprese sus disidencias con la figura de Scioli, y una contradicción con aquéllo de "empoderar a la gente"; y con el hecho de que fuera el kircherismo quien instauró las PASO. 

Ambos argumentos son atendibles; pero lo cierto es que la conducción debe tomar las decisiones ahora, en base a su propia interpretación del contexto en el que esas decisiones se toman, del modo que cree mejor para el conjunto.

Pretender evaluar hoy en términos de eficacia electoral la estrategia elegida (aun cuando todos podamos abrigar razonables dudas al respecto) sin tener los resultados a la vista no sólo sería apresurado, sino erróneo.

Pero nobleza obliga, la misma salvedad vale para la interpretación del agregado de Zanini a la fórmula como un intento de "camporizar" a Scioli (algo así como "Scioli al gobierno, Cristina al poder"): el caso Mariotto (deglutido por el gobernador para integrarlo a su armado, cuando se suponía que era el "comisario político" puesto para "vigilarlo") obliga a ser cautos al respecto, aunque no pueda compararse a uno con otro, en términos de "kirchnerismo en sangre"; y de proximidad y confianza con la propia Cristina.

En todo caso, los reaseguros políticos de que el candidato no traicionará al proyecto (o visto de otro modo, que hará realidad aquéllo de que "el candidato es el proyecto") van mucho allá de la elección de su vicepresidente, o de la integración de las listas de legisladores (donde Cristina tendrá la decisión final), y nos interpelan a futuro a todos los que apoyamos éste proyecto político

No se trata de una responsabilidad exclusiva de Cristina, cuando ya no esté en la Casa Rosada; aun cuando no la excluya porque se trata -nada más ni nada menos- que la indiscutida conductora del espacio, y la presidenta que dejará su cargo con los más altos niveles de popularidad y aprobación, desde el retorno a la democracia en 1983. 

El anuncio de la fórmula generó de inmediato dos reacciones: el alineamiento de la dirigencia kirchnerista (desde Aníbal Fernández al "Chivo" Rossi, pasando por Uribarri, Wado De Pedro o Héctor Recalde), y la previsible crítica de los medios opositores y de la oposición fomal, minimizando a Scioli como un títere al que hoy le imponen el compañero de fórmula, para imponerle mañana las decisiones en una eventual presidencia.

Críticas que no deberían representar un problema para Scioli, quien viene haciendo cada vez que puede profesión de fe kirchnerista; con video incluido; y que tampoco deben hacer perder de vista que son esos mismos medios (representantes del poder económico y del "círculo rojo") los que tratan desembozadamente de construir su propio títere para colocarlo en el gobierno.

Dicho todo esto y con fórmula definida (si se confirma además que no habrá competencia interna) será el momento -como dijo uno de acá que no la está pasando muy bien por estas horas- de ponerse aceite verde, y salir a la cancha.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo bien, pero lo del aceite verde le delata la edad.
Qui cosa diche? Aceite verde, no sabés lo que es el aceite verde?

Anónimo dijo...

Yo usaba aceite verde. Hasta que apareció untizal (Elabas)

Anónimo dijo...

Juzgamos todo por sus resultados, diría el general. Pero es innegable que el "paladar negro" ha sido dejado de lado completamente, y eso por un lado garantiza la victoria pero por el otro implica una subordinación de los sectores de base a la cúpula que no deja lugar al crecimiento de éstos. Cierto es que no hemos ganado nada aún los "paladar negro", pero nos quitaron la única oportunidad que teníamos de demostrar algo. Y, por lo menos en lo que respecta a mi Córdoba, cuánto tardará Scioli en cerrar con el delasotismo nefasto en nombre de la unidad del peronismo? Saludos, muy bueno el blog. Joaquín de Barrio Iponá