LA FRASE

"DE MI ASCENSO A SECRETARIO DE ESTADO SOLO DIRÉ QUE SI UNO ES BUENO EN LO SUYO, EL RECONOCIMIENTO SIEMPRE LLEGA." (MANUEL ADORNI)

sábado, 23 de marzo de 2019

Y ESTE BURRO ENSEÑA HISTORIA EN LA UNIVERSIDAD


1) Pese a lo que diga este asno gorila, la autodenominada “Revolución Libertadora” derogó expresamente a la Constitución de 1949, a través de una “proclama” (un bando militar) del 27 de abril de 1956, cuyo artículo 1º declaraba “vigente la Constitución Nacional de 1853, con las reformas de 1860, 1866 y 1898, y exclusión de la de 1949...”.

Hizo mucho más, por supuesto, como los fusilamientos de civiles y militares junio de 1956, o dictar el Decreto 4161/56 tipificando como delito la mención de Perón, Eva Perón, su gobierno, sus obras, el Partido Justicialista y tantísimas otras cosas; implantando en el país y por decreto, el delito de opinión.

2) El artículo de la Constitución Nacional que refiere al procedimiento de reforma no es el 23, sino el 30. Lo era en 1853, y lo era en 1949, cuando el peronismo propuso su reforma.

Precisamente pasó a ser el 23 después de la reforma de 1949, en la que se precisó que los dos tercios necesarios se computaran sobre los miembros presentes de cada Cámara. Y la discusión sobre el tema no se dio en el Congreso cuando se sancionó la Ley 13.233 que declaraba la necesidad de la reforma, sino durante la Convención Constituyente; porque el bloque de la UCR (que había convalidado con su presencia las elecciones de convencionales) planteó recién entonces y allí el tema, para luego retirarse de las sesiones. 

3) Siendo presidente entre 1946 y 1955, Perón nunca residió en la quinta de Olivos, donada por la familia Villate al Estado nacional para ser destinada a residencia presidencial en 1918; como tampoco lo hicieron sus antecesores en el cargo. El primer “presidente” que residió en ella fue el dictador de facto Pedro Eugenio Aramburu, tras el derrocamiento de Perón.   

Perón hasta su derrocamiento y Evita hasta su muerte residieron en el Palacio Unzué de Buenos Aires, situado donde hoy está la Biblioteca Nacional: en la manzana delimitada por las calles Austria y Agüero y las Avenidas del Libertador y Las Heras, de entonces. Esa residencia fue demolida por los tanques del Ejército al tomar el poder la Libertadora, por temor a que se convirtiera en lugar de culto de los peronistas, al ser el lugar en el que falleció Eva Perón.

4) El contrato (no tratado, que es algo que se firma entre los países) con la California Argentina (una subsidiaria de la Standard Oil estadounidense) nunca fue ratificado por el Congreso argentino al cual Perón lo remitió para su aprobación, y por ende jamás comenzó a regir. Se trataba de una concesión de servicios por el cual la compañía extraía el petróleo de yacimientos del entonces territorio nacional de Santa Cruz, lo entregaba al Estado argentino que le pagaba por sus servicios y se lo quedaba, como que era de su propiedad de acuerdo a la Constitución justicialista.

Interpretar que violaba el artículo 40 de la Constitución de 1949 (que establecía que el petróleo y otras fuentes de energía eran propiedad inalienable e imprescriptible del Estado nacional) era -como decía Perón hablando del tema- suponer que cuando uno contrata a un arquitecto para que le construya la casa, debe entregársela apenas terminada, en forma de pago por sus servicios.

5) Después del bando militar citado en 1) que derogó la Constitución de 1949 y con el peronismo proscripto, Frondizi llegó a poder pactando con Perón, en las elecciones de febrero de 1958.

Pocos días después de asumir lanzó en un mensaje al país “la batalla por el petróleo”, en la que proponía que el país lograra el autoabastecimiento petrolero “por cualquier medio”; lo que incluyó convocar a compañías extranjeras que vinieran al país a explorar y explotar los yacimientos. Así se firmaron 37 contratos con numerosas empresas (en su mayoría norteamericanas) luego anulados por Arturo Illia durante su gobierno, por considerarlos leoninos en sus cláusulas y lesivos al interés nacional.

Cuando Frondizi lanzó “la batalla del petróleo” que se daba de patadas con sus discursos en la cámara durante el gobierno de Perón y con las 500 páginas de su libro “Petróleo y política”, Arturo Jauretche -que apoyó su candidatura- le preguntaba socarronamente si pensaba tragarse todos los ejemplares, con aceite y vinagre.

(Texto y burradas completas, acá)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y bueno...cantard enseña/ba derecho laboral en la facultad...