LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

lunes, 13 de abril de 2020

SECTAS


Si hablamos de sectas todos pensamos en Jim Jones y la masacre de Guyana, los mormones o los Testigos de Jehová: tipos que te tocan el timbre en tu casa y quieren convencerte con un librito (y un libreto), con insistencia, cerrados a oír razones u otras opiniones, convencidos de que son los elegidos para salvarse y salvar al mundo, transmitiendo siempre el mismo mensaje, sin importar ni los destinatarios, ni las circunstancias. Más acá en el tiempo aparecieron otros, como los terraplanistas o los antivacunas; que en general no escapan a la caracterización.

Claro que en política también hay sectas, o comportamientos propios de tales: todos recuerdan aquel apotegma de Perón cuando las cruzaba diciendo que en el peronismo no eran "ni sectarios ni excluyentes", y la segunda y tercera de las 20 verdades denostaban la política de los "círculos".

Al kirchnerismo en su tiempo -y después también- se lo acusó de sectario: fue cuando se criticaba a las "minorías intensas", los "patios militantes" o -y en tiempos macristas- la cultura del "resistiendo con aguante". No vamos a abundar al respecto, porque ya hemos hablado sobre el tópico.

¿Y como andamos de sectarismos por estos tiempos de cuarentena, en los que debemos permancer en casa, sin poder hacer política en el espacio público, y amplificando el efecto que de ordinario tienen en nuestras vidas las redes sociales, reducidas en la práctica a ser casi el único lugar para el debate político?

Andamos como mirando con una lupa que amplifica detalles, pero nos hace perder de vista el objeto de análisis que está por afuera del lente, y al amplificar detalles se pierden las perspectivas y proporciones, el tamaño real de cada objeto que compone la realidad. En términos políticos, su representatividad social y electoral, por ejemplo.

Pero al mismo tiempo podemos observar con más detalle y precisión típicos comportamientos sectarios, a saber:

* La secta macrista siquiátrica, con su granja de trolls y su call center funcionando a pleno como cuando eran gobierno, instalando el mismo puñado de consignas de entonces (como "la extincción de dominio retroactivo"), como efecto residual de las plazas del "Sí se puede" previas a la segunda vuelta electoral. Gente mentalmente detenida en un limbo mental en el que no pueden procesar que perdieron las elecciones, haciendo un bizarro revisionismo histórico de la presidencia de Macri, para recrear un mundo imaginario en el que fue exitosa, pero la gente fue ingrata porque no lo supo reconocer a la hora de votar.

* La secta radical, que sigue como siempre muy campante por la vida, como si nunca hubieran sido gobierno. o no tuvieran nada que ver en el desastre que heredamos, o por el contrario nos hubieran dejado un país en marcha y creciendo. Y desde esa nube de pedos vuelven a alzar el dedito acusatorio, reclamando preciosismos republicanos, o eficacia en la gestión. Como siempre, proponiendo soluciones para todo que -de un modo misterioso- nunca pueden aplicar cuando gobiernan. O reclamando como primera prioridad a la que debe atender el gobierno, la repatriación de los que quedaron varados en el exterior.

* La secta de izquierda, que aspectos estéticos aparte, es lo más parecido que hay a algún culto evangélico pentecostal. Cuando se unieron, hace unos años, despertaron la expectativa de levantar la puntería y aportar a mejorar la calidad de nuestro debate democrático; pero hoy está claro que lo hicieron simplemente impulsados por el espanto de quedar degollados por la cuchilla del 1,5 % de votos mínimos exigibles para sortear las PASO, lo que les haría perder el acceso a los fondos estatales y reduciría a nada sus ya escasas chances de acceder a un quiosco parlamentario.

El tiempo no los mejoró sino todo lo contrario, y acaso morigeró sus expectativas: ya no piden tomar por asalto el Palacio de Invierno, sino que funcione el Congreso, para tener cámara. O baten récords mundiales de idiotez, lanzando un paro nacional en cuarentena, con amenaza de movilizar y quizás buscando que los repriman o encarcelen, para tener algo que contarles a los nietos el día de mañana. Ojo, se les podría volver en contra, si alguien saca las cuentas y advierten que, aun contagiándose todos del virus, seguiríamos estando dentro del rango de cifras tolerables de infectados o víctimas. 

* Como olvidarse de la secta libertaria, nuestros Testigos de Alsogaray, cuyos miembros siguen ajenos al hecho de que, en el mundo entero y en especial en los países que nos ponen como ejemplo, las ideas que siempre defendieron están siendo tiradas a la basura, y las obras de Hayek o Friedman reemplazan al papel higiénico. Mientras tanto ellos acá, vulneran la cuarentena para recorrer los canales de televisión pidiendo rebaja de impuestos y de los sueldos de los funcionarios, ajuste del gasto público y -al mismo tiempo y sin explicar de donde saldrían los recursos- testeos masivos; punto en cual -no tan curiosamente- se dan la mano con la izquierda.

* Y para terminar, lo que tenemos acá a la mano: la secta socialista, que luego de haber sido por años el furgón de cola electoral de los detentadores del voto antiperonista en la provincia (como Usandizaga y Natale), quedaron descolocados frente a la experiencia kirchnerista, que desnudó a todos los "progresismos". Luego de eso, pasaron 12 años en el gobierno sin afectar ningún interés creado poderoso (ni el campo, ni la banca, ni los medios, ni los grandes grupos empresarios), y por el contrario conviviendo amablemente con ellos: stands de Expoagro, apoyo a los lock outs patronales, negativa a aplicar la ley de abastecimiento, abundante pauta publicitaria para comprar blindaje, el puerto de Rosario en manos de Vicentín, y así podríamos seguir.

Pero en las ceremonias de ésta secta, en especial de los iniciados o monaguillos del Gabinete Joven que hoy saltan a la palestra por una obvia necesidad de renovación biológica de un partido hasta hace poco manejado por gerontes, están librando una pelea imaginaria contra privatizaciones y ajustes inexistentes, recordando las consignas de aquellos campamentos de verano en los que compartían fogones con Tumini para terminar todos (ellos y Tumini) haciendo campaña por Urtubey y Lavagna, de la mano de la mujer de Barrionuevo. Tuits relacionados:

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