LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

viernes, 14 de enero de 2022

NI A LA ESQUINA

 

Tomemos simplemente tres hechos de los más destacados de los últimos días, que dominan la agenda política en los medios y las redes sociales: la marcha convocada para el 1º de febrero contra la Corte Suprema, las interminables negociaciones con el FMI y los cortes de luz que se viven en algunos lugares del país, en especial en el AMBA donde los servicios los prestan empresas privadas.

Frente a la marcha, la oposición -que intentó meter por la ventana y por decreto dos de los miembros de esa Corte- imposta indignación republicana como si jamás hubieran cometido tropelía alguna contra las instituciones, los derechos y garantías ciudadanas, como por ejemplo espionaje ilegal para la persecución de opositores políticos y sindicales. La indignación incluye al "amigo" Gerardo Morales, que en Jujuy y apenas asumió el gobierno, armó lisa y llanamente una Corte Suprema a su medida con parientes, correligionarios, legisladores del palo y hasta ex funcionarios.

Sobre el acuerdo con el Fondo ya se ha dicho todo, o casi todo. Los que cuando fueron gobierno lo firmaron en menos de cinco minutos y sin un puto papel comprometiendo al país en 57.000 millones de dólares sin que el asunto pasara siquiera por la puerta del Congreso, ahora tienen exigencias distintas todos los días, simplemente para sentarse a discutir con el gobierno como renegociar el demencial calendario de pagos que ellos mismos diseñaron.

Y en el colmo del descaro, los tipos también opinan sobre los cortes de luz y los achacan a la falta de inversión, reclamando implícitamente aumentos de tarifas que por supuesto cargarán luego a la cuenta del gobierno, por alimentar la inflación. Nada dicen, obviamente, del destino de los cuantiosos fondos que todos los argentinos les transferimos -vía tarifas y subsidios- a las privatizadas, como consecuencia de los descomunales aumentos de tarifas que ellos otorgaron cuando fueron gobierno.

Así podríamos seguir con cualquier tema de la realidad nacional que involucre el modo de relacionamiento de la oposición con el gobierno nacional, pero lo único que conseguiríamos es indignarnos al pedo, sin ningún sentido políticamente productivo. Sería tan inútil como la absurda apelación al diálogo y la responsabilidad institucional del gobierno de Alberto.

Si hay algo que agradecerles es que son previsibles, tanto que si sorprenden, siempre es para peor: del burro solo se pueden esperar patadas. Pero ellos, actuando así, responden a quienes los votaron, que no son pocos: un 40 % de los argentinos comulga con esas ideas, y se lo recriminaría si no las pusieran en práctica.

Pero como la política es -siempre y aunque algunos sostengan lo contrario- un asunto de representación, los que estamos en falta somos nosotros, que no les estamos hablando a los nuestros, ni estamos haciendo nada por recuperar los votos que perdimos, por perder el tiempo en la esperanza de creer que se puede hablar con ellos, que no tienen ganas de hablar con nosotros: si no fuera porque esperan que les hagamos el trabajo sucio del ajuste para despejarles el camino, preferirían que nos fuéramos ya del gobierno, sin esperar los tiempos constitucionales.

Tomemos el ejemplo de los cortes de luz: cuando Cristina lanzó Unidad Ciudadana allá por el 2017 fue en plena fiebre de los tarifazos macristas, y la resistencia a esas políticas fue uno de sus ejes de acumulación política, y así siguió siendo en las elecciones presidenciales del 2019: a la gente le habían "desordenado" la vida con los aumentos, y prometimos volvérsela a ordenar.

Y estamos en falta: a poco de asumir Alberto, se aprobó la Ley 27541 de emergencia y solidaridad, cuyo artículo 5 facultó al Poder Ejecutivo a iniciar un proceso de revisión tarifaria integral y una revisión extraordinaria, propendiendo a una reducción de la carga tarifaria real sobre los hogares, comercios e industrias, ya en el año 2020. Lo único que sucedió después (y con motivo del advenimiento de la pandemia) fue un congelamiento de las tarifas, no su revisión integral, lo cual supone analizar los costos de prestación de los servicios (incluyendo los de generación), las inversiones necesarias y los márgenes de rentabilidad de las concesionarias: nada de eso se hizo, nunca, y ya se están anunciando nuevos aumentos de tarifas, aun por debajo de la inflación proyectada.

Las revisiones de la actuación de las concesionarias privadas en el pasado, el cumplimiento de los contratos de concesión y las inversiones previstas y la "pesificación" (o desdolarización) de las tarifas quedaron para mejor oportunidad, lo que significa decir que jamás comenzaron. Otra promesa de campaña incumplida. 

Lo otro que pasó fue que el gobierno avaló (condición necesaria para que la operación se concrete) la toma de control de Edenor por Vila y Manzano, comprando las acciones que tenía Marcelo Mindlin, el "zar" dela energía durante el macrismo. Demás está decir -porque los resultados están a la vista- que con el cambio de dueños, la situación siguió exactamente igual, pero con otros padrinos de los latrocinios privados: antes Macri y Aranguren, ahora Alberto, Massa y Béliz. 

Conclusión, porque podrían tomarse otros botones para la muestra y sería la misma: con ésta oposición que nos ha tocado en suerte no podemos ir ni a la esquina, y si pudiéramos, algo estaríamos haciendo mal, incluso más mal de lo que ya hacemos mal. El asunto es a donde vamos a ir con los que nos votaron -sea que lo hayan seguido haciendo o no- para que hagamos las cosas de otro modo. Tuit relacionado:  

2 comentarios:

profemarcos dijo...

A ver: Alberto, Ma$$a, Beliz, Moroni, la Ministra de Coso (y todas las de cargo por cupo), Losardo, Soria.
"Para eso era"

Unknown dijo...

Estas tomando x imbecil a un HDP

son cosas distintas....