El gobierno (en alianza con el PRO) perdió por casi 14 puntos las elecciones en la PBA, donde está el 38 % del padrón nacional. La primera respuesta concreta de Milei a la derrota fue vetar las leyes de financiamiento universitario, emergencia pediátrica y en residencias médicas y reparto proporcional de los ATN sancionadas por el Congreso; y empezar a repartir estos últimos discrecionalmente para blindar los vetos cuando sean tratados en las Cámaras.
Apenas horas después del urnazo bonaerense el círculo rojo (por medio de la pluma de Morales Solá en La Nación) empezó a hablar abiertamente de que Milei podría no terminar su mandato, y agitar el fantasma de la sucesión presidencial; mientras Clarín (el house organ de la AEA) empezaba a operar abiertamente en la interna del peronismo para secuestrar el triunfo de Kicillof y apropiárselo como el instrumento para terminar definitivamente con Cristina y el kirchnerismo. Señal inequívoca ésta última de que han percibido que otro experimento gorila fracasó, y que es al interior del peronismo donde se dará la disputa decisiva en adelante.
Desde que se abrieron las urnas bonaerenses el dólar subió hasta tocar el techo de la banda y se derrumbaron los bonos y los ADR´s mientras subía el riesgo país, enterrando los sueños del gobierno de volver a los mercados de deuda. Y todo eso sucedió (y sucede) mientras aun no han tenido lugar las elecciones de octubre en todo el país, que podrían propinarle otra derrota al experimento libertario.
Experimento que no llegó siquiera a la fase que alcanzó Macri en 2017, con un triunfo en las legislativas de medio término que le permitió impulsar las reformas laboral y previsional, antes de chocar la calesita y tener que acudir al FMI. Menos de una década después, parecemos estar en el mismo punto: el gobierno esperaba ganar las elecciones para impulsar las reformas a las que se comprometió con el FMI (que generan resistencias sociales y políticas hoy como entonces), y desde el Fondo advierten que esas reformas requieren de consenso políticos amplios y son el presupuesto necesario para que el país crezca: lo primero es imposible por definición, y lo segundo falso de toda falsedad, como se ha empeñado en demostrarlo una y otra vez la experiencia histórica.
El círculo rojo local (cuyo núcleo de coincidencias básicas es exactamente el mismo que el del FMI y el propio Milei, con las reformas laboral y previsional al tope de la lista de demandas) no está dando ninguna señal de modificar su idea de país, sino en todo caso lo que está buscando en la política son nuevos ejecutores, y ya los encontró: ahí anda el rejunte de gobernadores de Seita también conocido como "Provincias Unidas" proponiendo -para sorpresa de nadie- las reformas laboral, tributaria y previsional.
En ese contexto Milei grabó y difundió su desangelada cadena nacional del lunes, que de antemano se sabía no tenía (ni tuvo nunca) la posibilidad de mover el amperímetro, o modificar el escenario: están gastados el discurso y su enunciador, que no puede ofrecer novedades (ni lo hizo), ni prometer futuro, que lo hizo, pero ya nadie le cree. La enésima reiteración de la promesa neoliberal del derrame ya no parece ser creída, ni siquiera por los fieles más convencidos.
Y lo mismo sucede con el presupuesto 2026, sus proyecciones y sus cálculos: parece un caza-bobos destinado a distraer la atención del Congreso y descomprimir el ambiente en el que han de tratarse los últimos vetos de Milei, que un proyecto a ser aprobado y mucho menos aplicado, aunque su aprobación sea una exigencia del FMI, lo cual da una pista cierta de su contenido: profundizar el ajuste de la motosierra (contra el mensaje de las urnas) y de mínima, consolidar el ajuste regresivo ya realizado en estos dos años, en desmedro de los salarios, las jubilaciones y las políticas de protección e igualación social.
Lo que viene en el Congreso -más que la discusión inútil de un presupuesto condenado a no salir- es el intento de ratificación de las leyes vetadas por Milei (que tendrá que sortear la Banelco de los ATN repartidos a dedo entre los "comprables"), el nuevo régimen legal de los DNU y (alguna vez habrá que volverlo a intentar, quizás después de las elecciones), la derogación definitiva del DNU 70/23.
Para el peronismo, la oportunidad de recuperar la confianza de la sociedad argentina como para conferirle nuevamente la responsabilidad de conducir sus destinos podría llegar antes de que a su interior se hayan zanjado cuestiones elementales que van más allá de liderazgos circunstanciales o permanentes: la acción política para revertir la condena y proscripción de Cristina (a la que acaban de impedirle votar, como si con eso bastara para suprimirla como sujeto político) y -en especial- el diseño del programa de un futuro gobierno; en el que la defensa de los derechos laborales construidos desde el primer peronismo debe ocupar un lugar esencial, más allá incluso del entreguismo de las cúpulas sindicales y la ceguera conceptual del empresariado, hasta aquel al cual podría rotularse de "nacional".
Defenderlos es defender el mismo sentido histórico del movimiento fundado por Perón, la suerte de los trabajadores y la de la Argentina en su conjunto; y en sentido inverso, retroceder en su custodia o resignarlos es condenar al país a seguir perdiendo tejido productivo, posibilidades de desarrollo integrado e inclusivo, y condenarlo a ser una neo-colonia con economía de plantación o enclave, y salarios pauperizados al nivel de los países más pobres del Tercer Mundo. Porque ese en esencia es el proyecto en el que coinciden el establishment económico nacional e internacional, y sus amanuenses en el campo de la política.
Además de trabajar para consolidar en octubre el triunfo que empezó a vislumbrarse en PBA hace unos días, hay que trabajar con mirada de mediano plazo en la organización de la fuerza propia, las definiciones programáticas y las estrategias de representación política de las demandas sociales, para darle sentido a futuras victorias; y no esterilizarlas en una propuesta chirle que se conforme con administrar la crisis, como pasó en el 2019. Tuits relacionados:
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