Por A.C.
Antes de
hablar del nuevo proyecto de Ley de Mercado de Capitales que anunció la
Presidenta, es necesario analizar como es la realidad normativa actual, y a
partir de allí, analizar los cambios propuestos.
En el
gráfico, se muestra como se organiza actualmente (y desde 1968, según Ley
17.811-Ley de Oferta Pública), el mercado bursátil argentino. Es decir, lo que
comúnmente llamamos “la bolsa”.
Para definir su funcionamiento muy básicamente, podemos decir que
es el ámbito donde operan los sujetos que necesitan fondos , y por otro lado,
los sujetos que ofrecen recursos a cambio de una ganancia o rendimiento. En
teoría, es un mecanismo de asignación del ahorro hacia la inversión, donde los
inversores deciden hacia donde canalizan sus ahorros o excedentes, vinculándose
con sectores que necesitan financiamiento, quienes emiten títulos que son
adquiridos por los inversores. Se colocan así en oferta pública y para su
venta, acciones de empresas, bonos, cuotas partes de fondos comunes de
inversión, derivados financieros, y otros valores.
La vinculación entre los inversores y los
emisores de títulos, se produce a través de intermediarios,
que son los agentes y sociedades de bolsa. Estos intermediarios actúan en el
llamado “mercado primario” (donde se emiten títulos para captar
fondos de inversores, es decir se incorporan capitales al proceso productivo),
pero también actúan en el “mercado
secundario”, o de negociación, donde no se incorporan nuevos capitales,
sino que los títulos valores ya emitidos constituyen la mercadería, es decir especulación pura, y que se
lleva la mayor parte de las negociaciones. Argumentan que esto es de mucha
importancia, porque le proporciona liquidez a los títulos ya emitidos. Pero, en
las transacciones de los inversores (a través de sus agentes de bolsa), que
saltan de un lugar a otro en busca de ganancias con valores en circulación,
solo hay especulación, y por eso decíamos que en teoría, la bolsa es un
mecanismo de asignación del ahorro hacia la inversión.
Las distintas instituciones que componen
el Mercado (Comisión Nacional de Valores, Bolsas de Comercio, Mercados de
Valores, Caja de Valores, y Agentes y Sociedades de Bolsa), cuentan cada una
con su respectiva regulación legal y tienen funciones específicas: La C.N.V.
autoriza la oferta pública, la Bolsa de Comercio autoriza la cotización, el
Mercado de Valores instrumenta la negociación operativa, la Caja de Valores es
depositaria y custodia los títulos valores, y las Sociedades y Agentes de bolsa
son los intermediarios del sistema.
El nuestro es un mercado autoregulado,
donde los agentes que intervienen se controlan a si mismos. No existe en ningún mercado de capitales importante del mundo, un
esquema en el cual los agentes que operan se controlen y sancionen a sí mismos,
como ocurre en Argentina.
El desastre financiero (ocasionado por los ortodoxos de la
economía que hoy se hacen los distraídos) originado en la inundación del
sistema europeo y norteamericano con activos tóxicos (como las hipotecas
incobrables), con las graves consecuencias económicas y sociales que eso
produjo y que persisten, ha generado una tendencia internacional a la mayor
regulación del mercado. Desde la crisis global de 2008, los estados del
mundo emergente y desarrollado en general, han
decidido intervenir activamente en los mercados de capitales para aumentar los
controles, regulando y estableciendo normas que eviten nuevos desbordes que
los obliguen rescatar a empresas y bancos de sus desmanejos financieros, muchas
veces deliberados.
En ese sentido, el proyecto de reforma argentino, en líneas
generales es similar al que ya realizaron los mercados de Brasil, Estados
Unidos y Londres. Incluso, aunque algunos diarios nada digan, la IOSCO
(organización internacional que agrupa a las Cajas de Valores) emplazó a la
Argentina por la falta de control oficial sobre las operaciones domésticas,
dando plazo hasta el 1 de enero del año que viene para modificar el sistema de
control, lo que si no se realiza, hará que Argentina se incorpore a la lista de
países incumplidores. Por eso, la intención del Gobierno Nacional es que
se apruebe antes de fin de año, porque luego hay
que elaborar y sancionar los decretos y reglamentaciones para su puesta en
marcha.
Y finalmente, hagamos una síntesis de algunos de los cambios que origina el proyecto de Ley de
Mercado de Capitales:
1-Se elimina la
autorregulación del sector bursátil, estableciendo la fiscalización estatal
permanente. El mercado pasará a ser reglado por la Comisión Nacional de Valores
(CNV), que tendrá atribuciones de control que hasta ahora no tiene y que se
compadecen con la lógica más elemental: capacidad de aplicar sanciones
sobre los agentes de Bolsa por prácticas indebidas, tramitar la autorización de
oferta de títulos en el mercado en exclusividad (no en forma duplicada o
paralela a la Bolsa de Comercio, como en la actualidad), contar con oficinas o
agencias regionales para captar y viabilizar el ahorro en el interior del país.
2-Se orienta las inversiones
al sector productivo.
3-Se “desmutualiza” la actividad de los agentes de Bolsa, por lo
que los agentes y sociedades de Bolsa podrán
operar sin ser accionistas del Mercado de Valores, como se exige
actualmente. Es decir que ya no se exigirá ser accionista de un mercado para
ser agente, lo que generará una mayor competencia. Esta modificación abre
el mercado a nuevos participantes que puedan actuar como intermediarios. Como
parámetro actual de un ámbito de negocios bien cerrado, una acción de bolsa
para pertenecer al selecto grupo del Merval, tenía un valor de 5 millones de
pesos hasta antes de la aparición del proyecto de reforma.
4-Se conforma un mercado
único de capitales a nivel nacional (una
sola Bolsa de Comercio, integrando las existentes en el interior del país),
para facilitar el financiamiento de inversiones en el interior y la
constitución de fondos de garantía en todos los mercados.
5- La Comisión Nacional de Valores (CNV)) se
reserva el monopolio en la
aplicación de sanciones, las
que podrán se apeladas por los afectados, pero ya no ante el fuero comercial,
como sucede ahora, sino en el contencioso administrativo.
6- Ofrecer nuevos
instrumentos de inversión en pesos a
la población que reemplacen al tradicional ahorro en dólares.
7- La Bolsa de Comercio, hoy (increíblemente) una
asociación sin fines de lucro, deberá convertirse en sociedad anónima y perderá así las exenciones
impositivas vigentes.
8- Establece el rol de la CNV
en materia de autorización de entidades de calificación, otorgando
seguimiento activo y poder sancionatorio de ésta actividad, hoy monopolizada
por las big tree: Fitch, Moody’s y Standard & Poors. Se posibilita
así que Universidades, colegios profesionales y consultoras, participen de un
negocio que hasta ahora estaba reservado exclusivamente para las calificadoras
de riesgo.
9- En relación al secreto
bursátil, se eliminan los límites que existen en la actualidad para el
intercambio de información entre el Banco Central, la Superintendencia de
Seguros, la AFIP, Unidad de Información Financiera y los Mercados de Valores.
Ello implica que todas esas dependencias podrán contar con
detalles respecto a las tenencias de acciones, bonos y otros valores transables
en manos de inversores locales. Ello se dispone en el marco de la actual
normativa de prevención de lavado de activos, y en virtud que la
confidencialidad bursátil ha sido instaurada para salvaguardar exclusivamente
actividades lícitas y no las de origen delictivo o de evasión.
Para concluir, el estado del pequeño mercado de capitales
argentino, fue bien definido en los medios en estos días por Federico Fiscella, administrador de carteras de la
sociedad de Bolsa Rosental:
“El mercado local está con respirador artificial”. La plaza local tiene cada vez menos liquidez, menor cantidad de participantes y menos profundidad. “El proyecto abre el juego a nuevos
participantes y es mejor que el mercado se abra porque beneficia a todos”,
señala.
Ante un mercado de capitales concentrado, pequeño,
de poco alcance, con muchas y absurdas barreras de ingreso, el objetivo del Gobierno es transformarlo, persiguiendo la pesificación del ahorro, mediante nuevos instrumentos de
inversión en pesos a la población que reemplacen al tradicional ahorro en
dólares, y generar un Mercado accesible, amplio, inclusivo de más jugadores,
con más instrumentos financieros, mejores opciones en moneda local y que tome
volumen con menores requisitos para ingresar.
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