LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 9 de febrero de 2013

UN DERRAPE MÁS


La oposición tiene todo el derecho del mundo de criticar el acuerdo con Irán por la causa AMIA, de oponerse y votarlo en contra en el Congreso.

Puede decir que es inconveniente, inoportuno, que no colabora al esclarecimiento del atentado, que no brinda garantías o que se cede soberanía; lo que les parezca, eso está fuera de discusión.

Lo que no puede hacer es banalizar absolutamente todo, como en éste caso el Holocausto, en el afán de buscar argumentos para oponerse a lo que plantee el gobierno.

Y menos remontarse en el tiempo a la época de la Segunda Guerra Mundial y la posición argentina ante el conflicto, para intentar emparentar al kirchnerismo con el nazismo y los campos de concentración.

Cualesquiera sean las críticas que se le puedan hacer al gobierno, eso es tensionar la historia al punto de faltarle el respeto a las víctimas del Holocausto, y a las razones por las cuáles la Argentina mantuvo su neutralidad en la Segunda Guerra.

Lo hizo respondiendo a una tradición de la política exterior del país que -sin ir más lejos- Yrigoyen mismo se empeñó en mantener durante la Primera Guerra; por considerar que todo conflicto internacional en el que no estuvieran involucrados de un modo directo los intereses nacionales, no justifica enviar argentinos a morir en nombre de "principios", por más atractivos que estos fuesen, como la democracia o la libertad.

Y por considerar también que se trataba de conflictos interimperiales, por llamarlos de algún modo, en los que estallaban las tensiones hegemónicas contrapuestas entre los países que se disputaban esferas de influencia mundial.

Puede que la neutralidad al iniciarse la segunda guerra (sostenida por el gobierno conservador y fraudulento de Castillo) haya tenido también que ver con la defensa de los intereses británicos en el país (para asegurarle a Gran Bretaña el normal abastecimiento de carne en plena guerra), y en el caso del gobierno surgido de la revolución del 43', con alguna simpatía de sectores militares con el EJE.

Como también estuvo vinculada a la oposición a la política intervencionista de los EEUU (el anti nortemaericanismo de nuestra política exterior fue una constante, aun en los gobiernos del régimen, probritánicos), y la disputa por el liderazgo en el continente.

Pero lo cierto es que la inmensa mayoría del pueblo argentino (claro que no la "Argentina visible y audible" como decía José María Rosa) estaba de acuerdo con la neutralidad, y de hecho fue el único rasgo del gobierno de Castillo que gozaba de cierta popularidad; como que los ingleses (parte principal del bando aliado) estaban asociados al enfeudamiento y colonización de los resortes vitales de nuestra economía.

Los argentinos de aquéllos años tenían otras preocupaciones que ocupaban su atención, y demandaban otras respuestas; de lo contrario no se entendería el contexto en el que surgió el peronismo.

¿Fueron acaso nazis las masas trabajadoras que se movilizaron el 17 de octubre, y no lo habían hecho antes para reclamar que el país entrara en la guerra?

Como sea, hechos remotos y complejos, que no pueden traerse ahora en defensa de una postura que puede sostenerse por otros argumentos: de hecho los propios EEUU se mantuvieron neutrales en la Segunda Guerra hasta que no sufrieron el ataque a Pearl Harbour, y fue Alemania la que les declaró la guerra.

Y entonces se conocía la naturaleza autoritaria del nazismo, y respecto a las atrocidades cometidas contra los judíos y otras poblaciones de la Europa ocupada, los propios yanquis dijeron haberse enterado sólo hacia el final del conflicto; probablemente tratando de exculparse.

Cuando se conoció el acuerdo del gobierno con Irán dijimos acá que entablar negociaciones con el régimen de Teherán no implicaba convertir a la Argentina en un Estado negacionista del Holocausto, porque no adoptábamos nosotros la idea de que ese horror no existió, como lineamiento de política exterior; ni como versión de la historia.

Con el criterio que plantean los opositores, no sólo deberíamos romper relaciones diplomáticas con Irán, sino con Turquía porque niega el genocidio armenio, con China porque no respeta los derechos humanos, con Israel porque no reconoce al Estado palestino, o con todos los países cuyos gobiernos aceptaron mantener relaciones diplomáticas con la dictadura, mientras en el país vivíamos nuestro propio genocidio.

El mundo no funciona así, y los opositores lo saben, aunque elijan ignorarlo: de hecho los propios EEUU están en medio de negociaciones con Irán, nada menos que sobre los alcances de su programa nuclear.      

También en su momento dijimos que el gobierno corría altos riesgo al plantear la discusión de éste acuerdo con Irán, sin tener la certeza de que permitiera progresar en el esclarecimiento del atentado;  y ésa puede ser una crítica admisible para analizar.

Lo que no se puede hacer es bastardear la discusión, buscando formas más o menos directas de deslegitimar políticamente a un gobierno democrático, elegido por una inmensa mayoría electoral y que, en sus políticas, viene demostrando un compromiso efectivo con los derechos humanos. 

Un derrape más de una oposición (un núcleo duro, ciertamente poco representativo en términos electorales, para ser justos) que sigue sin encontrar el modo de plantear con honestidad los términos del debate político.

2 comentarios:

cmfmaris dijo...

¿Por qué Israel niega el holocausto-genocidio Armenio?

Anónimo dijo...

Siendo los convocantes Bullrich, Amadeo, Pinedo, Bergman, Sanz y otros payasos, en un ascensor les va a sobrar lugar.
Con tal de intentar sacar algún rédito politico,estan dispuestos a todo. Desde apostar por los fondos buitres, a jugar con el sentimiento de los familiares de los muertos de la AMIA.
Nunca conocieron lo que es la dignidad. Asi les va.
Y Bergman,en la Alemania de los 40,hubiera sido el confidente de Hitler, cobrando para para confirmarle la conveniencia de la solución final.
El Colo.