LA FRASE

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sábado, 11 de junio de 2016

EFECTOS DE PONER A LOS ZORROS A CUIDAR LAS GALLINAS


En su momento nos ocupamos acá del particular criterio seguido por Macri para designar a quienes están a cargo de la Unidad de Información Financiera (UIF): expertos en asesorar  las empresas y bancos sobre como zafar en causas de lavado, y por añadidura, expertos en lavar, o en enseñar como hacerlo. De allí que no nos extrañaran algunas de las medidas que fueron tomando desde que asumieron, como flexibilizar los controles haciéndolos “indicativos y no normativos”, o elevar el monto por debajo del cual no es obligatorio reportar operaciones sospechosas.

Por esas razones tampoco nos extraña lo que leemos en El Cronista sobre como se prepara la UIF para el blanqueo que lanzó el gobierno y discute el Congreso: “La UIF emitirá pautas de orientación, que no serán de carácter normativo, para guiar a los bancos en la gestión del riesgo durante el sinceramiento. "Tenemos mucho interés en que este programa sea exitoso y en que la gente que haya estado en situación irregular frente al fisco se sienta alentada a aprovechar la oportunidad. dijo Mariano Federici, titular de la UIF, a El Cronista.
Pero se busca que la decisión final la tome cada banco. "El programa de blanqueo exige un compromiso de parte de todas las entidades y del Estado", dijo Federici. Una de las pautas que incluirá es que los bancos deban evaluar el riesgo de las zonas geográficas de la cual provienen las operaciones, si se trata de países pertenecientes a mercados financieros bien regulados y con supervisión adecuada.
Federici resaltó que su gestión en la UIF es más técnica y profesional que la anterior, por lo que no va a perseguir a las personas reportadas por los bancos que sólo incumplieron la obligación tributaria. Y tampoco será una oportunidad para perseguir y sancionar a los bancos.
Y entiende que las personas y empresas que en el contexto macroeconómico local y los acuerdos de intercambio de información internacional vigentes eligen blanquear su capital tiene mayor razonabilidad jurídica y económica que durante la época kirchnerista. "Cada banco tiene que gestionar los riesgos, no tienen que reportarnos todas las operaciones que vengan en el marco del programa", dijo Federici.” (las negritas son nuestras)

Para que se entienda: a partir de ahora la UIF no está para prevenir y combatir el lavado de dinero (para lo cual fue creada y así lo dispone la Ley 25.246), sino para ayudar a los lavadores a lavar, o a que el blanqueo sea un éxito. Y no le interesa a sus autoridades perseguir a los bancos, aunque hay evidencias contundentes que son los principales responsables del lavado, al facilitar la plataforma financiera imprescindible para eso: ahí está justamente la causa de las 4040 cuentas ocultas en el HSBC de Suiza para comprobarlo; claro que en esa causa la segunda de la UIF fue abogada de los lavadores.

Decíamos nosotros en ésta entrada que el proyecto de blanqueo del gobierno era deliberadamente ambiguo en las normas anti-lavado, y la responsabilidad que les cabe a los bancos como responsables no estatales de hacerlas cumplir.

Y a las pruebas nos remitimos: en el artículo 35 del proyecto que Macri envió al Congreso se establece que no podrá declararse dinero o activos provenientes de jurisdicciones o países identificados por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) como “de alto riesgo” o “no cooperantes” (léase guaridas fiscales); cuando en la propia página web de la UIF (enlace) se dice taxativamente que “no existen, en este momento, países o territorios no cooperativos.

Por no mencionar que de los dichos del presidente de la UIF surge que la prevención del lavado en el marco del blanqueo es como el juego del gran bonete: los bancos dicen que es responsabilidad del Estado, y el Estado de los bancos; pero ninguno de los dos se hace cargo, ni tiene voluntad de controlar.

Pero hay más: el gobierno ha propagandizado el blanqueo diciendo que será un éxito porque a partir de enero del año próximo no habrá más lugares donde esconder dinero o activos no declarados, por los acuerdos de intercambio de información que suscribieron diferentes países en la OCDE. Acuerdos que no suscribieron -entre otros- Estados Unidos y Suiza, destinos preferentes elegidos por los argentinos que fugaron capitales, históricamente.

El caso de Estados Unidos nos interesa especialmente porque son a su vez los dispensadores de la “certificación de calidad” para determinar si un país es serio, honesto y combate el lavado de dinero o el terrorismo, o no. Y en ese marco el encargado de la UIF anduvo por allá esta semana diciendo cosas como éstas que leemos en El Cronista: “El Gobierno presentó en Estados Unidos un duro diagnóstico sobre el tráfico de drogas en la Argentina durante la era kirchnerista. El titular de la UIF argumentó que este cuadro respondió a que "la corrupción durante la gestión anterior (en alusión a la presidencia de Cristina Fernández) fue parte de una estrategia intencionalmente diseñada para ilícitamente enriquecer a funcionarios públicos en todos los niveles".
El titular de la UIF apuntó que en los últimos 12 años hubo "falta de voluntad política para pelear contra el lavado de dinero y el financiamiento de terrorismo". Federici apuntó contra la gestión de José Sbatella y dijo que "en los últimos cinco años la unidad creó 70 regulaciones que hacían imposible operar en el país" y que se emplazaron "más con fines políticos que para mitigar los riesgos financieros". "Encontramos un sistema sobrerregulados con controles que obstruían la inclusión y empujaban a la gente a los canales informales", puntualizó...” (la negritas son nuestras)
Otra vez, para que se entienda: sin haber ido todavía al Congreso nacional ni haber sido convocado allí para brindar un informe de su gestión como manda la Ley 25.246, el titular de la UIF anduvo por el exterior tirando mierda contra el kirchnerismo (una política de Estado del gobierno de “Cambiemos”), como régimen que habría institucionalizado la corrupción y el narcotráfico en el país, al mismo tiempo que dictaba excesiva regulaciones y controles que empujaban a la gente a evadir impuestos, fugar capitales y lavar dinero.

¿Y si alguno de los nuestros recoge el guante y lo convoca al Congreso a este buen señor, que parece más funcionario de los Estados Unidos que de nuestro gobierno?

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