LA FRASE

"YO LES SUGERÍ A LOS GOBERNADORES DEL NUEVO ESPACIO QUE LE PUSIERAN "SUSURRO AL OÍDO FEDERAL" PERO LA IDEA NO PRENDIÓ." (GUILLERMO SEITA)

lunes, 11 de agosto de 2025

ANALFABETISMOS

 

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, ni participa en los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del pan, del pescado, de la harina, del alquiler, de los zapatos o las medicinas dependen de las decisiones políticas.".

"El analfabeto político es tan burro, que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe, el imbécil, que, de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos, que es el político trapacero, granuja, corrupto y servil de las empresas nacionales y multinacionales.". 

La cita que abre el post -por si alguno no lo sabe- pertenece a Bertolt Brecht, y describe un modo de pensar y un tipo de personas que  nos resultan muy familiares, en especial en estos tiempos. Traerla a colación viene a cuento de algunos testimonios que pudimos observar en las redes sociales y los medios por estos días, de personas afectadas por las políticas de la motosierra de Milei, y confiesan haberlo votado, e incluso en no pocos casos, estar de acuerdo con el rumbo  general de su gobierno.

Los casos más conocidos son los de personas que tienen en su núcleo familiar a alguien con algún tipo de discapacidad, uno de los colectivos sociales más agredidos por el ajuste brutal del gobierno libertario. Se trata de personas que han tenido que aprender por las malas lo que significa salirse de uno mismo para preocuparse por otro que necesita indispensablemente de su ayuda y asistencia, y tener que luchar contra adversidades de todo tipo, no siempre disponiendo de recursos a las alturas de las exigencias.

No debe haber -en consecuencia- muchos grupos o colectivos más necesitados de la solidaridad, la empatía de sus semejantes y el apoyo y el acompañamiento del Estado y las políticas públicas. Y sin embargo, los testimonios -muchos, no todos- revelan una incomprensión de estas cuestiones básicas, o un pasaje por la experiencia vital que supone sin haber extraído de ella los aprendizajes mínimos necesarios.

Se trata de personas cuya subjetividad evidentemente ha sido interferida hasta el punto de la colonización por ideas que se tratan de instalar -con fines bien precisos- en contra del Estado, de la política, de lo público, de lo social, y de valores como la solidaridad, aunque esto suela ocultarse bajo discursos de corrección política de la boca para afuera.

Pero esas personas no son solo eso, sino que además -aunque muchas veces parezcan no comprenderlo en todas sus dimensiones- viven en sociedad, interactúan con otros y del mismo modo que influyen, son influidos -y afectados- por lo que esos otros hacen o dejan de hacer. Y por supuesto, son ciudadanos, votan y participan de los asuntos públicos, lo sepan/quieran, o no: no existe cosa tal como abstraerse de la política, suponiendo que la política se abstrae de uno y de sus condiciones concretas de existencia, para bien o para mal.

Se esfuerzan en sostener un discurso de "ciudadanos libres e independientes" a los que nadie condiciona en sus opiniones cuando es bastante obvio que estas no son propias, resultado de su reflexión individual; y que no hacen nada por pertenencia a banderías políticas, cuando todos los actos del ser humano que se proyectan a la esfera de sus acciones tienen -en mayor o medida- significado, contenido y consecuencias políticas.

Y por supuesto quieren conectar con el "clima de época" instalado, aclarando desde el vamos que ellos no están medidos por "la grieta" en sus opiniones o acciones, que por eso sus reclamos son auténticos y legítimos, porque no guardan segundas y ocultas intenciones políticas, partidarias o electorales. Lo cual supone -en la casi totalidad de los casos- un intento por escaparle al sayo de aquellas identidades políticas que han sido estigmatizadas hasta el anatema por los dispositivos dominantes de construcción de sentido, como sinónimo del mal absoluto, y origen de todos los males del país, como el peronismo/kirchnerismo.

Pues bien, ese comportamiento -aunque no lo sepan ni lo intuyan- es perfectamente funcional no a la eliminación de la política (algo absolutamente imposible en el mundo real), sino a la entronización de ciertas políticas concretas, que son las que más temprano que tarde los terminan afectando, en tanto parte de un colectivo vulnerable que demanda protección y asistencia, de la sociedad y del Estado. 

Y no se trata de que en la próxima elección nos voten a nosotros, o se afilien al peronismo, sino de que si no cambian el modo en el que perciben la realidad, volverán a hacer lo mismo, una y otra vez; con un gobierno que está diciendo -ya ahora, por escrito- en su acuerdo con el FMI que espera ganar las elecciones, para luego profundizar la motosierra con una reforma laboral, la posible eliminación de la AUH y otro recorte en las jubilaciones, entre otras bellezas.

Precisamente la complejidad del fenómeno Milei (que en otros sentidos es simple por su brutalidad) radica en la creencia ingenua (por ser benévolos) de muchas personas en que la motosierra era necesaria, pero a ellos no los iba a afectar. Y si afectaba a otros -y acá nos metemos en un terreno más árido que la simple ingenuidad-, mucho no les importaba.

Milei pasará, más tarde o más temprano, pero el problema seguirá estando presente; y son los millones de personas comunes que lo votaron, pensando que el ajustado sería el otro, o que si le tocó, algo habrá hecho para merecerlo. Si éste último razonamiento provoca reminiscencias (y escalofríos) por su proximidad con lo peor de nuestro pasado, no es causalidad, sino un reflejo de la memoria social. Tuit relacionado:   

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