Las ridiculeces diarias de Milei con frecuencia nos hacen olvidar que en realidad es un personaje menor, que gobierna -si es que realmente lo hace- para y por otros, que son los que realmente mandan. Acá y en el extranjero: la embajada y la embajadita, la Am Cham y la AEA (Asociación Empresaria Argentina), que nuclea a los empresarios más poderosos del país.
Y la que a poco más de 10 días de iniciado el nuevo gobierno produjo el comunicado al que corresponde la imagen de apertura, en el que expresaba su entusiasmo con el plan económico que venía a desplegar, que llega hasta nuestros días con los resultados por todos conocidos.
Reparen en la fecha del comunicado: es la misma del DNU 70 rechazado por amplia mayoría por el Senado de la Nación, pero aún vigente porque el gobierno y la coalición oficialista ampliada que lo respalda en el Congreso se niegan a tratar en Diputados, para que no termine de caer.
El mismo que la Corte Suprema tiene fondeado en sus cajones hace más de un año sin tratar cuando es muy sencillo establecer que viola groseramente la Constitución, y que es la viga maestra de la gobernabilidad del experimento neoliberal con seres vivos, más incluso que la ley bases y las facultades extraordinarias que contenía y ya se vencieron. Como para que se entienda que a la hora de sostener los puntales del régimen, todos hacen su aporte.
Con poco pudor por disimular que lo escribieron ellos mismos, los popes de la AEA (ver las firmas al pie del documento y las caripelas en la imagen que cierra el post, sacada de su página web), celebran que por ese DNU se haya derogado la ley de abastecimiento y se hayan instrumentado otras reformas "liberalizadoras", entre otras cláusulas que una mano amiga (suya propia en rigor) introdujo con precisión quirúrgica para eliminar toda regulación o forma de intervención estatal que rozara sus intereses o privilegios.
También celebraban que el gobierno hiciera -en su opinión- un diagnóstico acertado de las causas de la decadencia nacional: el excesivo tamaño del Estado y el déficit en las cuentas públicas, en un clarísimo aval al plan de la motosierra que ya por entonces se empezaba a desplegar.
Por ese camino (ajuste del sector público, desregulación y disminución de las intervenciones estatales) nos decían que llegarían el crecimiento económico, la generación de empleo, el aumento de la inversión y de las exportaciones, en fin, el círculo virtuoso de la felicidad social. Por supuesto que está claro que eso no pasó, sino más bien todo lo contrario; como cada vez que se celebraron esas mismas políticas, y se pusieron en práctica en el país.
Llámense AEA, coloquios de IDEA, Foro de Convergencia Empresarial o el sello de goma que más le plazca al establishment. Tanto durante la dictadura militar como en el menemismo, con Macri o ahora con Milei, en dictaduras y en democracia. Para nuestra autopercibida élite económica hay un solo modo racional de hacer las cosas, que -oh casualidad- es el que más conviene a sus intereses, que pretenden siempre que sean identificados con los del país, y todos sus habitantes.
Tengamos presente este recordatorio ahora, cuando se suceden a diario las señales de que -otra vez- el experimento con seres vivos que encarna Milei como mascarón de proa está próximo a implosionar, por su intrínseca inviabilidad en términos estrictamente económicos, como cada vez que se lo ensayó.
Porque cuando todo explote y vuele por los aires esta misma gente fingirá demencia, soltará lastre echándole las culpas a las excentricidades o el temperamento del payaso presidencial y su entorno, o -peor aun- dirá que el experimento fracasó por culpa de las resistencias del populismo que se niega a morir; y así se sacudirán el polvo de la ropa, y estarán dispuestos a reiniciar el ciclo, más allá de lo que gente vote.
Aprovechando la volada (como lo han hecho en todas las crisis) para forrarse los bolsillos y fugarla toda, porque otra cosa no saben hacer, y les chupa un huevo el destino del país, y con él, el de todos nosotros. A ver si esta vez aprendemos la lección, para no tratar de conseguir caerles bien o pedirles clemencia, que por otro lado jamás conseguiremos de ellos porque no está en su naturaleza.
Tuit relacionado: Pasábamos por acá para recordarles que a esta banda de delirantes merqueados (como Milei), estafadores de guante blanco (como Caputo), fracasados seriales (como Sturzenegger) y saltimbanquis sin escrúpulos (como Bullrich) los banca la AEA diciendo que éste es el rumbo correcto.
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