El Boleto Educativo Gratuito fue una de las políticas del gobierno de Perotti que Pullaro prometió en campaña continuar en el suyo, y de hecho tras unos primeros meses de gestión en los que generó dudas al respecto, continuó, y el año pasado fue ratificado por la Ley 14394 (estaba creado por el Decreto 1175/20).
Las partidas presupuestarias asignadas a financiarlo se reparten entre la Secretaría de Transporte del Ministerio de Desarrollo Productivo (que tiene asignados a esos fines éste año $ 41.145.050.000) y el Ministerio de Educación para el Boleto Educativo Rural (algo más de 22.000 millones de pesos).
La mayor parte de esos fondos están asignados en la partida "Transferencias", porque son los subsidios que el Estado paga a las empresas de transporte, para compensar el monto de los boletos que no pagan los que viajan para educar o educarse, porque el programa beneficia a los docentes, los alumnos y el personal de asistentes escolares. El resto se va en gastos de funcionamiento, fundamentalmente el pago de los que operan los sistemas de procesamiento de datos, que o son empleados de la provincia, o son personas contratadas bajo la figura de la locación de servicios.
Más allá de la polémica absurda que instaló la oposición en el orden nacional con los gobiernos de Néstor y Cristina (y que luego olvidaron cuando les tocó a ellos ser gobierno) sobre el uso de lo que denominaron "superpoderes" del Jefe de Gabinete para modificar las partidas del presupuesto, lo cierto es que todo los gobiernos (y el de Pullaro también) las modifican, todo el tiempo. Y las partidas asignadas al Boleto Educativo Gratuito no son la excepción, como veremos.
Con una particularidad: de acuerdo con la Ley 12510 de Administración, Eficiencia y Control del Estado y sus reglamentaciones, las modificaciones en la partida "Transferencias" (es decir los subsidios) deben hacerse sin alterar que la misma suma en el presupuesto, o sea en criollo: si se le sacan subsidios a alguien a través de un determinado programa, es porque esa misma cantidad de fondos se van a destinar a subsidiar a otras personas, grupos o empresas, a través de otros programas.
Que fue exactamente lo que hizo con los subsidios destinados al Boleto Educativo Gratuito el ministro de Desarrollo Productivo de Pullaro, Gustavo Puccini, a través de ocho (8) resoluciones con su firma (en algunos casos compartida con el ministro de Economía Olivares) dictadas entre el 19 de junio y el 7 de agosto de éste año, es decir en solo 49 días, o 7 semanas, como lo prefieran.
Fueron las Resoluciones nros. 821, 908, 919, 946, 991, 992 (éstas dos de un mismo día: el 28/7), 1026 y 1034; por las que hizo un recorte/poda/tijeretazo (usen la palabra que les resulte más cómoda) en los subsidios del Boleto Educativo Gratuito por más de 2714 millones de pesos, cuando apenas había transcurrido la mitad del año y quedaba todo un semestre de clases por delante, en todas las escuelas de la provincia. Eso sí: el mismo gobierno paga el presentismo a los docentes, para asegurarse que no falten, y los chicos tengan clases.
Y esos algo más de 2714 millones que le sacaron al Boleto Educativo Gratuito fueron destinados a subsidiar a entidades empresariales de todo tipo (fundamentalmente agropecuarias) para distintas actividades, que no decimos que no sean importantes, sino que la pregunta correcta sería ¿son más importante que facilitar el acceso a la educación?
De más está decir que nadie explicó por qué el programa Boleto Educativo Gratuito puede prescindir de esos recursos, sentado que no puede pensarse que sea porque las tarifas del transporte de pasajeros (urbano e interurbano) hayan bajado, sino más bien todo lo contrario. Y si fuera el caso -que no podemos saber- de que hubiera aumentado la deserción escolar y menos chicos van a la secuela, ¿garantizarles el transporte gratuito no sería una buena forma de disminuirla?
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