CHANTAS

No hay otra forma de calificarlos: son, lisa y llanamente, unos chantas.

Todos: los "consultoras privadas" que elaboran informes, cálculos y proyecciones sobre todo (hasta de aquéllo de lo que carecen de los mínimos y elementales datos), las asociaciones de consumidores de la clase media de piel blanca y dentadura completa (donde el sesgo clasista se hace a veces imposible de disimular) y el diputado Lozano.

Sobre todo el diputado Lozano.

En el mismo diario en que estos chantas hacen sus predicciones, en la misma edición, dan noticias sobre el mismo tema (la reducción de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos) que los desmienten; pero ellos (todos: el diario y los entrevistados) le dan por la huella firme: tarifazo, ajuste, golpe al bolsillo, pobre clase media y todo eso.

Nosotros advertimos acá que esto se  venía, y el tema dará para guitarrear largo y tendido durante mucho tiempo: por lo menos hasta que las medidas anunciadas por el gobierno produzcan efectos concretos, y bastante después.

Estos chantas (repetimos: pocas veces tan bien empleado el término) mezclan todo: la electricidad (que es un servicio difundido casi en todos los hogares) con el gas (que como ellos mismos reconocen, le falta al 44 % de los argentinos), o el agua, de la que aun carecen vastos sectores sociales.

Porteñizan todo: gente que vive en departamentos, paga expensas, tiene una prepaga y manda los hijos a una escuela privada; y lo traspolan al resto del país, para hablar de que el ajuste alcanzaría a 6,5 millones de hogares en toda la Argentina.

Todo eso sin tener la más puta idea del alcance concreto que tendrían las medidas.

Cuando se discutió en el Congreso la ley que regula las prepagas (porque habrá que recordarle a esta chica Andrada que fue este gobierno el que la impulsó, y el polémico Moreno el que se la pasó años frenándole los aumentos, en soledad y sin ningún apoyo de los "consumidores libres"), quedó claro que adhieren a ese sistema entre un 8 y un 11 % de la población del país.

Habla Andrada de la "cuota módica" que paga su familia hipotética ideal por enviar los hijos a la escuela privada: probablemente no lo sepa, pero si la cuota es "módica", es porque el Estado le subsidia en todo o en parte la educación, pagándole los sueldos a los docentes de ese colegio privado.

Como sucede acá en Santa Fe, donde el gobierno soviético de Binner (como le gusta decir a Lucas), gastará el año que viene 1712 millones de pesos en subsidiar escuelas privadas, a las que van en su mayoría los hijos de la clase media.

Según esta chica Andrada, a la hora de reducir subsidios el Estado debería ser un cirujano con precisión quirúrgica, preguntándole a cada uno cuanto paga por la prepaga, la escuela privada o las cuotas del plasma, para saber si le mantiene o no el subsidio a la luz, el gas y el agua.  

De igual modo, siempre le queda el camino (a la hipotética familia del caso) de afiliarse a una obra social sindical y mandar los hijos a la escuela pública, si no puede pagar la prepaga y el colegio privado; a menos claro, que eso sea terrible porque implicaría descender al abismo de la negritud.

Y Lozano, que decir de Lozano: que es un tirador serial de cifras a la bartola (recordar sus predicciones anuales sobre el déficit o superávit del presupuesto nacional: es una especie de Lilita Carrió de las finanzas); porque mientras a las ong's de la clase media les preocupa el destino de la clase media, el ya sentencia que el 60 % de los pobres se verán afectados por el tarifazo del gobierno; que no sabe ni cuando será, ni de cuanto, pero no importa: Lozano, como Dios, es omnisciente.

Es curioso el argumento de Lozano, porque días antes del anuncio de la eliminación de los subsidios nacionales, el gobierno de Binner (su candidato presidencial, el líder de la confederación de Pymes electorales llamada FAP) aumentó la luz (el décimo aumento en cuatro años), el transporte de pasajeros de media distancia (el sexto en el mismo período) y anunció un aumento del 138 % del agua (que ya acumulaba tres aumentos anteriores); sin que a Lozano se le moviera un pelo, o dijera algo. 

Ojo: aumentos indiscriminados, para todos y todas, sin "segmentación" ni nada de eso; los paga cualquier hijo de vecino, sobre todo los que menos tienen, porque por caso el transporte de media distancia -a lo mejor Lozano no lo sabe- Víttori lo viene usando poco últimamente. 

Claro: deben ser aumentos progresistas, por eso no habla del tema.

Y en el colmo del cinismo dice Lozano que "hay que afectar rentas extraordinarias de las empresas", pero resulta que cuando se discutió en el Congreso la 125, el votó en contra.

Justo, pero justo ese día, che; que mala suerte.

¿Cuántas veces más en su vida se encontrará Lozano frente a la misma disyuntiva, como para tener la oportunidad histórica de redimirse?

Y además da la casualidad de que justo ahora acá, en la Legislatura de la provincia, se presenta un proyecto para que los exportadores de soja paguen Ingresos Brutos, y entre los que se oponen (como la Sociedad Rural, las Bolsas de Comercio, y los legisladores obeidistas y reutemanistas) están los diputados del socialismo, y el senador Zabalza, el primer candidato a diputado nacional de la boleta de Binner el 23 de octubre.  

Reiteramos entonces el aviso: la temporada de chantas está abierta, así que a estar atentos para desenmascararlos.