LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 28 de abril de 2012

BAJO EL PARAGUAS DE YPF


La semana que pasó en Santa Fe volvió a estar marcada -de un modo u otro- por la discusión en el Congreso sobre la expropiación de YPF, y los alineamientos en torno al proyecto enviado por Cristina.

En el socialismo, después de las diferencias de matices que exhibieron en público al conocerse el anuncio Binner, Bonfatti y Giustiniani (con menos estrépito que sus socios radicales en el Comité Nacional, acorde al estilo de los hombres de la rosa), unificaron el discurso en torno al reclamo del gobernador: que Santa Fe tenga participación accionario en YPF, y en sus utilidades.

Como se dijo acá, un reclamo que parece más bien dirigido a diluir el impacto de la adhesión socialista a una iniciativa del kirchnerismo (bajo la forma de un perfil propio del voto positivo), que a buscar efectivamente tener cabida ante el gobierno nacional.  

Sin embargo, no es un dato menor que las objeciones puntuales del socialismo al proyecto del Ejecutivo nacional (sentado su voto afirmativo en general, tanto en Diputados como en el Senado) difieran de las del radicalismo; más bien enderezadas al logro de una salida negociada de Repsol de la petrolera.

Un hecho (y no el único producido últimamente en el mismo sentido) altamente revelador de la cada vez más difícil convergencia política entre las dos coaliciones de las que los socialistas forman parte: el Frente Progresista, para gobernar Santa Fe, y el FAP, para desarrollar su política parlamentaria en el Congreso nacional.

Por el lado del radicalismo, mientras Mario Barletta imponía la designación del senador santafesino Felipe Michlig (Departamento San Cristóbal) como interventor del partido en Santiago del Estero (un verdadero presente griego: la UCR lleva 5 años intervenida en un distrito donde ha desaparecido como opción electoral), era completamente dejado de lado en la discusión que envuelve a los radicales para definir sus posturas frente a la expropiación de YPF: su silencio mediático de más de una semana es altamente revelador de que, más allá de su cargo formal de presidente del Comité Nacional, su opinión no es decisiva para definir los alineamientos de los bloques legislativos nacionales.   
   
Por el lado del PJ la alineación casi monolítica que se observó en el Congreso Nacional con el proyecto sobre YPF enviado por Cristina (y que en general se viene observando de un tiempo a ésta parte respecto a su liderazgo hacia el interior del peronismo), tuvo su correlato con el cierre de listas de la interna, que terminará con la consagración de José Luis Freyre como presidente del Consejo Provincial, el 27 de mayo; a falta de otras listas competidoras. 

El intendente de Venado Tuerto llega a ese rol en el marco de un acuerdo de unidad entre los sectores predominantes en el peronismo santafesino: los de Agustín Rossi, Jorge Obeid, Omar Perotti y el líder de UPCN, Alberto Maguid; y con la presencia en un cargo expectante dentro del Consejo del Secretario de Transportes de la Nación, Alejandro Ramos, una señal de que el acuerdo cuenta con el visto bueno de la Rosada. 

Otra señal de ello es que de de la nueva conducción del partido participará -como se dijo- el sector de Omar Perotti, que privilegió a último momento no perder espacios en la estructura partidaria; antes que acompañar la errática estrategia de María Eugenia Bielsa.

Que al igual que sucedió cuando se discutió el año pasado la presidencia de la Cámara de Diputados provincial (que fue retenida por el kirchnerista Luis Rubeo, en buena medida como consecuencia del acuerdo de unidad alcanzado en el PJ) volvió a quedar aislada del resto de la dirigencia y los referentes territoriales del peronismo santafesino; aunque dos diputados obeidistas (la propia hija del ex gobernador y Mario Lacava, su principal vocero legislativo) prefirieron no asistir a la sesión, y dos perottistas, retirarse al momento de la votación.

No dejar de ser curioso que esa dirigencia y esos referentes no se esmeren por integrar a la candidata más votada en las elecciones del año pasado (en un PJ escaso de candidatos taquilleros), pero más curioso aun es que la propia Bielsa no logre desarrollar una estrategia más hábil para hacer pie en la estructura partidaria; comenzando por ejemplo por un hecho tan sencillo como firmar su propia ficha de afiliación, lo que sin duda le daría a sus críticas a la organización partidaria otra plataforma de credibilidad.    

Un paréntesis sobre la Legislatura: mientras el tratamiento de la autorización para emitir letras transita a un ritmo incompatible con las urgencias financieras del gobierno de Bonfatti, los bloques del PJ unificaron personería en Diputados para promover un pedido de informes al Ejecutivo para conocer todos los vínculos contractuales de la administración del Frente Progresista con la polémica empresa Boldt; denunciada por Amado Boudou como la verdadera promotora del caso Ciccone.

Aunque no se nos haya mencionado como fuente (por la tradicional reticencia de la dirigencia política a abrevar en fuentes informativas no tradicionales, y reconocerlo explícitamente), la vinculación de los interrogantes de los legisladores con lo que se ha venido publicando en éste blog al respecto (y que pueden consultar acá), es evidente.

La otra novedad que arrojó el cierre de listas PJ es que la nueva conducción partidaria no contará con reutemanistas, o al menos con dirigentes que se reivindiquen como tales: la corriente referenciada en el ex gobernador y hoy senador nacional se eclipsa así sin pena ni gloria, luego de hegemonizar por casi dos décadas el aparato partidario.

Bien dicen que la política no tolera el vacío, y las eternas vacilaciones de Reutemann no fueron la excepción a la regla. De hecho, no se conoce que el Lole haya movido un dedo o levantado un teléfono para interesarse por la resolución de la interna partidaria, o reclamar participación.

De eterno prospecto presidencial y aspirante natural al rol de esperanza blanca del establishment nacional, a oscuro legislador con un paso gris por los despachos del Senado, que terminó votando a favor del proyecto más controversial del kirchnerismo para los intereses de ese mismo establishment (la expropiación de YPF); como casi estuvo a punto de hacerlo (luego se ausentó de la sesión) Carlos Menem, el autor de la privatización de los 90' hoy reparada por Cristina, y su mentor político: ése fue el declinante derrotero del ex piloto de Fórmula 1. 

Sin embargo, aun en el ocaso del reutemanismo como corriente gravitante en la política santafesina (si es que alguna vez llegó a conformarse como tal cosa), por los pasillos de la Legislatura santafesina  participa activamente de la discusión de la reforma tributaria impulsada por el socialismo Juan Carlos Mercier, un ex todo: ministro de Hacienda del Lole (cargo que también ocupó en la dictadura), diputado, senador, discípulo aventajado de Domingo Cavallo y fiel replicante en Santa Fe de sus políticas en los años 90'; y últimamente, candidato a gobernador con estrepitoso fracaso ya en las primarias.

La presencia protagónica del "Juanchi" asesorando a los senadores provenientes del reutemanismo en el análisis del proyecto de reforma tributaria, no se puede interpretar como ajena a las intenciones del propio Reutemann: en tanto se plantea en el proyecto -entre otras cosas, y por primera vez en muchos años- un sustancial aumento del Impuesto Inmobiliario Rural, el hombre está allí por segura indicación del senador nacional, para velar por los intereses propios, y por los de quienes constituyen la base primordial de su propio electorado.

Cualquier parecido con el comportamiento de Reutemann en su zigzagueante relación con el kirchnerismo (antes, durante y después del conflicto por las retenciones móviles) no es pura casualidad: el hombre siempre tuvo en claro cuáles eran sus prioridades.


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