LA FRASE

"NO DOY ABASTO REPRIMIENDO PIQUETES, REQUISANDO GENTE QUE DUERME EN LA CALLE Y PERSIGUIENDO TERRORISTAS IMAGINARIOS, Y PRETENDEN QUE CUIDE A LOS PRESOS PARA QUE NO SE ESCAPEN DE LAS COMISARÍAS." (WALDO WOLF)

jueves, 5 de julio de 2012

MAJUL, QUE YA NO DA NI PARA PONERLE LAS NEGRITAS, EXTRAÑA LOS CAFÉS QUE TOMABA CON KIRCHNER Y DICE QUE CRISTINA DEBERÍA IR A LA ROSADA EN COLECTIVO


Por las dudas aclara de entrada: todo lo que viene contando que le contó Alberto Fernández, fue antes de renunciar a su cargo de Jefe de Gabinete.

Porque renunció, ¿o ustedes se creían que se fue porque Cristina le pegó una patada en el culo?, ¡por favor!, ése es el "relato" oficial: la posta la tiene Majul, como siempre.

Y Cristina con el único que habla (y a veces) es con el granadero de la puerta de la Rosada.

Raro, ¿no?, porque todos los días leemos notas donde nos cuentan con lujo de detalles lo que dijo Cristina en la intimidad del poder; pero habrá que creerle a Luisito nomás (o el granadero es un buchón y cuenta todo).

O mejor: a Alberto Fernández.

Interesante también lo que desde el dormitorio presidencial de la quinta de Olivos no se escuchan los cacerolazos: el tipo que lo construyó era una capo, que visión de futuro tenía; se aseguró de que los presidentes pudieran dormir tranquilos.

Ahora esperen un ratito, que ya seguimos el post.

Sí, pasa que fuimos a abrir la ventana para ver si desde acá se escuchaban los cacerolazos y tampoco, nada: debe ser la soledad del poder.

Y resulta que la presidenta no viaja nunca en avión de línea: al parecer, Obama iría a la Casa Blanca todos los días en el subte, interactuando con los ciudadanos.

Y Rajoy, por ejemplo, en estos mismo momentos se está tomando el tren para ir al trabajo.

Esos son líderes serios, que no pierden nunca el contacto con su pueblo.

Pero lo más importante es saber que Majul era uno de esos periodistas en quien Kirchner confiaba, tanto como para tomarse un café.

Es más, cuando estaba muy estresado pedía que se lo localicen: "che, hoy tengo un día de mierda, búsquenmelo a Luisito, así me cuenta su análisis de la realidad que necesito cagarme de risa un poco".

Y el pobre Majul lo extraña: desde entonces, nadie lo invita a tomar un café.

Salvo Alberto Fernández, que también era justo el que le daba pauta.

Pero ese problema lo solucionó bastante, con Macri y con Scioli.

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