ESTUVIMOS AHÍ (SEGUNDA PARTE)

Como anticipábamos acá, estuvimos en Mar del Plata cubriendo "ao vivo" la llegada de la fragata, y seguimos colgando imágenes del acto (mucha gente realmente, de las agrupaciones, y suelta también, hasta familias con sus reposeras).

En ésta toma se puede apreciar a los de Fuerza Bruta (que como todos sabemos reemplazaron a los verdaderos tripulantes de la fragata, devorados por los caníbales en Ghana), a punto de comenzar su show: 

Acá mas imágenes de la concurrencia:

Cuando la locutora anunció que venía la banda de la Armada, nos corrió un frío por la espalda, pensando que Astiz y el "Tigre" Acosta habían logrado una cautelar de la justicia para zafar de la cárcel, pero no: era la bande de música, que entonó marchas militares.

Más onda le pusieron los de la Fanfarria Alto Perú de los granaderos, con temas populares; hasta uno que cantó en portugués un granadero que sonaba igualito a Pepeu Palala. 

Acá una imagen extraña, que algunos atribuyeron a bengalas, y otros a una extraña parrilla de choripanes rosa (¿de la Agrupación de Putos Peronistas tal vez?), que saldría a competir con el choripán a gas de Macri.

Para otros simplemente algunos estaban hablando del faso:  

Una bandera recordatoria de otro hecho histórico trascendente ocurrido en la misma ciudad de Mar del Plata, allá por el 2005; la cumbre de las Américas que marcó el final del ALCA (la frase es del comandante Chávez, y esperemos que le traiga suerte):

Al caer la tarde llegó Cristina y habló desde el palco montado al efecto.

Créannos que estaba arriba, detrás de todas las banderas de los que no terminan de entender que la gente va a verla a ella, y no a ver las banderas que llevan ellos, para que las vea Cristina: 

Y al final los fuegos artificiales, ya con la noche marplatense encima:

El final de una jornada de festejo popular, cargado de símbolos: en lo que fue un centro clandestino de detención durante la dictadura (como la ESMA, vieron, avisamos antes de que alguno anuncie que se hizo ahí, dentro de una semana), con la fragata que lleva el nombre que le puso la revolución fusiladora, donde se formaron los oficiales de la más gorila de todas las fuerzas armadas.

Pero la gente recibió a la fragata, se apropió de su regreso, relegó al olvido al pequeño puñado de caceroleros que más arriba (en la puerta del Costa Galana) intentaba remedar sus glorias pasadas, con mucha pena y nada de gloria.

Y la gente festejó mucho más que el retorno de un barco, por las razones que tan bien cuenta acá Gerardo; y porque tuvo ganas de ir a hacerle el aguante a Cristina, y decir que se siente orgullosa de que ella sea su presidenta.

Simplemente eso.