LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 17 de agosto de 2017

LOS PROFETAS DEL ODIO

Lo llevan en la sangre, tienen el corazón ortiva como se dice. Son amigos de los jueces y los milicos, y siempre tienen uno a mano para que les ayude a ganar una pelea, o para apalear o encarcelar a algún adversario político.

Cuando no están en el poder (el del Estado, porque del otro son siempre laderos y nunca de le ponen de punta) son los campeones de los derechos humanos, las libertades públicas, las garantías constitucionales, el hábeas corpus y el amparo.

Pero cuando tienen la manija, agarráte: si pueden te van a pisar la cabeza, y te van a perseguir hasta que te extingas. Son de la estirpe de los encomenderos españoles, de los degolladores de Mitre, de los fusiladores de peones en la Patagonia, de los  aviadores que ametrallaron al pueblo indefenso en la plaza, de los torturadores de la ESMA.

Se sienten los cruzados de la civilización contra la barbarie, y siempre están embarcados en alguna empresa purificadora contra los negros, los coyas, los pobres, los cabecitas, los "distintos"; a los que ven como una amenaza, aunque digan que los quieren ayudar o rescatar de la pobreza.

Son los custodios de la moral, los depositarios de las virtudes cívicas, los albaceas testamentarios de la república y las instituciones.

Te quieren meter en la cabeza (y lo consiguen con mucha gente) que el problema del país no son los Blaquier, los Benetton y los Lewis, sino las Milagro Sala, los Santiago Maldonado o los mapuches.

El odio es su motivación existencial, su combustible espiritual, y con el que alimentan el odio de otros, que porque odian lo mismo que odian ellos, creen que son como ellos; aunque sean iguales a los odiados.

Y ahí es donde está el problema mayor: no en lacras como Gerardo Morales, sino en el piojo resucitado que maneja un maxi quiosco con un par de fotocopiadoras pero se siente Steve Jobs, un emprendedor del carajo, con dotes extraordinarias que solo en éste país de mierda -y por culpa de los negros de mierda- no son apreciadas como se debe.

Tipos que se indignan cuando la paraguaya o la correntina que tienen en la casa para que les limpie, les cocine, les  planche la ropa y les cuide los hijos les pide que la pongan en blanco; cuando ellos sienten que "le están haciendo un favor dándole trabajo", y que por eso se sienten reivindicados cuando Gerardo Morales y los jueces a su servicio mandan a Milagro Sala a cumplir su prisión domiciliaria en una casa que previamente saquearon y destruyeron.

Gente que alimenta todo el tiempo el resentimiento social, echándole leña a la hoguera de los peores prejuicios arraigados en la sociedad, que le cuenta las costillas al pobrerío que mejoró un poco su nivel de vida y consumo, echándole en cara que compra cosas que no son para ellos, a las que no tienen derecho.

Eso, mientras trata de meternos en la cabeza que hay ciertas cosas que siempre fueron así y no tienen por que cambiar, ni hay que rebelarse contra ellas, ni organizarse para cambiarlas; que hay gente que nació rica y morirá rica, y que es la única que tiene derecho a vivir bien; aun a costa de que los otros vivan mal. Sobre todo si es así.

Ayer mismo, mientras Morales descargaba su bilis en las redes sociales para alimentar a los odiadores, la impresentable ministra de Seguridad de Macri, descendiente de una de esas familias garcas desde siempre (aunque sus orígenes sean oscuros y ya olvidados) defendía a capa y espada en el Senado a la Gendarmería que desapareció a Santiago Maldonado, confirmando el delito con cada palabra y cada negación.

Se ofrecía así como garante de los desaparecedores, a cambio de que le firmen una pericia trucha diciendo que Nisman fue asesinado y no se suicidó (no crean que no nos dimos cuenta como viene la cosa); y al mismo tiempo les firmaba un enorme cheque en blanco a los futuros desaparecedores.

Con gente así no hay conciliación posible, ni "avenida del medio" ancha o angosta que transitar: solo es posible mantener y ensanchar la grieta, estar siempre en la vereda de enfrente por la que pisan y no tener nada que ver con ellos.

Nos separa un océano de distancia, y debemos hacer todo lo posible porque siga siendo así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

AUDACIA
https://www.youtube.com/watch?v=08-HlIYJXqo

gorila gorila dijo...

Todo dicho.
Sin comentarios.