LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 24 de noviembre de 2017

LA DIFERENCIA ENTRE UN PLAN DE DESARROLLO Y UN PLAN DE NEGOCIOS


Leemos en La Política Online sobre las quejas de las compañías de seguros porque el gobierno les puso límites a través de la Comisión Nacional de Valores a las inversiones que pueden hacer en LEBAC´S; forzándolas de algún modo a reorientar sus carteras hacia los fondos comunes de inversión y fideicomisos que servirían para financiar los contratos para obras de infraestructura bajo el régimen de “participación pública privada”.

Si uno leyera la noticia fuera de todo el contexto de la política económica del gobierno de Macri podría pensar que estamos ante una medida que va por el rumbo correcto de acercar al sistema financiero entendido en sentido amplio, a la economía real, y alejándolo de la simple especulación financiera. Sin embargo, hay razones para dudar que sea así.

En primer lugar, porque la medida solo alcanza a las aseguradoras y no se extiende a los bancos, que son los principales tenedores de LEBAC´s y por ende quienes más se benefician con las altas tasas que viene fijando semana a semana para las mismas el Banco Central presidido por Sturzenegger.

Y en segundo lugar porque para beneficio de la economía en su conjunto sería mucho más provechoso que el festival de LEBAC´S se frenara porque contribuye a encarecer el financiamiento, y ha demostrado con creces ser un fracaso como estrategia anti-inflacionaria. Sin embargo, ocurre todo lo contrario: la bola de nieve sigue creciendo sin parar.

Pero además porque si la preocupación del gobierno fuera garantizar financiamiento a la producción y a la inversión que permitan aumentar la capacidad productiva, exportadora o generadora de divisas (posibilitando por ejemplo de ese modo el repago de la astronómica deuda que está contrayendo sin parar hace dos años), no hubieran liberado hace poco a los bancos de la obligación de destinar parte de sus depósitos a la línea de préstamos a las empresas a tasa preferencial que estableció Mercedes Marcó del Pont en 2012, durante su gestión en el BCRA.

Por el contrario la eliminación de esa obligación les deja a los bancos más margen de maniobra para seguir timbeando con las LEBAC´S cebando de ese modo la suba de tasas que los beneficias, porque también se los liberó en éste mismo gobierno del piso de intereses a pagar a sus depositantes a plazo fijo, y del techo a cobrar a sus deudores.

Al mismo tiempo, la precisión quirúrgica de la disposición de la Comisión Nacional de Valores dirigida a las aseguradoras (invertir en fideicomisos asociados a los contratos bajo el régimen PPP) autoriza a pensar que el gobierno les está dando una mano no a todas las empresas (por ejemplo a las Pymes), sino a sus amigos; sustituyendo la presunta “lluvia de inversiones” que esos contratos iban a garantizar para compensar la retirada del Estado -en plan de ajuste- del financiamiento de la obra pública, por el ahorro interno.

Un financiación que además será costosa, justamente por el alto nivel de las tasas provocado por las LEBAC´S y las libertades otorgadas a los bancos por la desregulación del mercado financiero; costos que luego serán cargados al Estado bajo el régimen PPP, sea con la entrega de mayores negocios (por ejemplo la operación de rutas por peaje, o la venta de electricidad al mercado mayorista con precios dolarizados), o del reconocimiento explícito de esos mayores costos, conforme a los cambios al sistema que veíamos acá.

Y siempre mirando el contexto, fue este mismo gobierno el que cambió el diseño del PROCREAR (que impulsaba a la industria de la construcción y sus derivados con préstamos a tasa subsidiada) llevándolo a un programa gestionado por los bancos bajo el ventajoso (para ellos) sistema de las UVAS, que para peor ahora quieren “securitizar” a través de la reforma a la ley que regula los mercados de capitales; permitiendo crear derivados financieros de los préstamos, negociables a través de letras o cédulas hipotecarias: exactamente el tipo de productos financieros que provocaron el estallido de la crisis de las sub-prime, en los países centrales, allá por el 2008, aun sin solución.

Vistas así las cosas, queda muy claro que nada más alejado de este gobierno que un plan global de desarrollo para transformar la estructura productiva del país, en el que se inserten los instrumentos financieros para apalancarlo, incluyendo el endeudamiento externo del sector público, que hasta acá viene financiando gastos corrientes en pesos, y la fuga de capitales.

Lo que parece en cambio más cercano es un modelo de valorización financiera que está muy claro en las medidas que vino tomando el Banco Central, en el perfil del endeudamiento y en la búsqueda sistemática de nichos de negocios para los bancos que son uno de los grandes respaldos de éste gobierno; quizás el más importante de todos. De allí también la insistencia en la “insustentabilidad del sistema previsional”, creando el clima propicio para el retorno de las AFJP.

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