LA FRASE

"ME PARECE EXCELENTE LO DE MILEI CON ELON MUSK, PERO YO LE HUBIERA LLEVADO UNOS LIMONES."(MAURICIO MACRI)

miércoles, 13 de noviembre de 2019

"¿QUIÉN QUIERE SER PRESIDENTE?"


Con la autoproclamación de Jeanine Añez como presidenta de Bolivia, tras una Asamblea Legislativa que no tuvo quórum por la ausencia de los legisladores del MAS (muchos de ellos, perseguidos y amenazados de muerte), las derechas continentales alcanzan un nuevo récord del ridículo, superando al gobierno sin oficinas de Guaidó en Venezuela.

Una prueba de que Donald Trump entiende la política como un "reality show", y cree estar en "El aprendiz", despidiendo presidentes que -a su criterio- no hacen bien su trabajo: una especie de "¿Quién quiere ser presidente?" continental. Con el inestimable apoyo del Ministerio de Colonias de los Estados Unidos, también conocido como la Organización de Estados Americanos (OEA): el penoso rol de Luis Almagro, el ex canciller uruguayo de los gobiernos del Frente Amplio, pasará a la historia negra de los servilismos coloniales.

La misma OEA que abrió las puertas para el golpe contra Evo cuestionando el proceso electoral basada en irregularidades en 78 mesas de votación de un total de 32.000 en todo el país, y que le exigía que igual hiciera el balotaje aunque ganó la elección legítimamente en primera vuelta, omitió prolijamente cualquier mención en sus comunicados públicos a la intromisión desembozada de las fuerzas armadas en la interrupción del proceso electoral, al carácter ostensiblemente forzado de las renuncias del presidente y de Alvaro García Linera, a las groseras violaciones a los derechos humanos que están cometiendo las fuerzas militares y de seguridad y grupos paramilitares en toda Bolivia y las condiciones en los que la advenediza Añex asaltó la presidencia; rodeada de militares como Guido tras la caída de Frondizi. 

Todo eso sin tener la seguridad de que la burda maniobra logre estabilizar la situación política ni pacificar al país: más bien lo contrario, no hará sino incrementar las resistencias; y está claro que los militares, las fuerzas policiales, los sectores oligárquicos bolivianos y el gobierno de los Estados Unidos encontraron un espantapájaros político como en su momento Guaidó, para darle color local al manejo del país a control remoto. 

Y para peor, el mismo día en Chile Piñera, envalentonado por el éxito de la chirinada boliviana,  anuncia la definitiva bordaberrización de su gobierno, dándose un autogolpe para poner al país bajo el control operacional de las fuerzas armadas, e incrementar la represión como única respuesta a la creciente protesta social.

A la farsa de Añez se prestaron gustosos otros gobiernos del continente como el nuestro, que sigue negando que en Bolivia haya habido un golpe de Estado, y que seguramente reconocerá en breve a la autoproclamada, como lo hizo en apenas horas con Michel Temer cuando asaltó el poder en Brasil, tras un golpe parlamentario. Ya lo anticipa Pinedo el Breve, el presidente cautelar, con un análisis sesgado y all uso nostro de la Constitución del país hermano. 

Cada hora que pasa, cada arbitrariedad que se perpetra en Bolivia, cada gota de sangre que cae por la represión y la cacería salvaje de los que apoyan a Evo, agiganta aun más la vergüenza histórica de Mauricio Macri y su gobierno, que es por lejos el peor de la historia democrática argentina, entre otras cosas, porque de democrático no tuvo nada nunca, salvo el origen, y eso quedó cancelado el 27 de octubre.

En medio de tanta vergüenza por el bochornoso abandono de todas las tradiciones diplomáticas democráticas de la Argentina, reconforta haber votado por alguien como Alberto Fernández, que ha estado a la altura de las circunstancias, mucho más que el impresentable que ocupa el despacho del presidente hasta el 10 de diciembre; y afortunadamente lo dejará desde entonces, porque lo echamos con los votos.

Por lo menos en un mes volveremos a tener en la Casa Rosada a alguien que no nos avergüence en el mundo, callando ante bochornos como los de Bolivia, o peor aun, apoyándolos abiertamente. Y que tuvo la dignidad -que no tuvieron Macri y su gobierno- de llamar a las cosas por su nombre: lo de Bolivia fue un golpe de Estado, la idea es llamar a elecciones proscribiendo a Evo, y los Estados Unidos alientan golpes con intervención de las fuerzas armadas si es necesario, en toda la región.

El intento de encontrarle una salida pseudo legal al cuartelazo boliviano deriva en un papelón mayúsculo, perpetrado con la total anuencia y apoyo de los Estados Unidos, y el silencio cómplice de la civilizada Europa, cuyos gobiernos se apuran por ejemplo a contarle las costillas a Maduro, o denunciar dictaduras en cuanto país del Tercer Mundo no se doblegue ante sus intereses; datos todos a tener en cuenta para el futuro.

No permitamos más que esa gente nos corra con la vara de la calidad institucional, ni les demos el metro patrón de la democracia, o la pureza de los procesos electorales: está claro que están dispuestos a tolerar cualquier violación a las normas constitucionales, a los principios republicanos y a los  derechos humanos básicos, con tal de garantizarse que en los países que siguen entendiendo como colonias propias o su patio trasero, gobiernen los que ellos quieren.

Y tampoco permitamos que lo hagan acá nuestros republicanos de cartón que bancan golpes de Estado, ni perdamos tiempo discutiendo la vigencia en la práctica de las ideas de la Revolución Francesa, con gente que vive mentalmente en la Edad Media. Tuits relacionados: 

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