LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

lunes, 12 de agosto de 2013

HEGEMONÍAS PRESUNTAS, FRAGMENTACIONES REALES


Cuando se analiza la preeminencia electoral y política del kirchnerismo en la última década en el país se suele omitir que se sobreimprime sobre el telón de fondo de un sistema que implosionó en el 2001, y que desde entonces viene intentando recomponerse sin dejar de tener -como nota dominante- la fragmentación.

Se omite también que ese predominio del kirchnerismo (que se suele traducir como hegemonía, agitando los fantasmas de avances dictatoriales) se construyó también sobre tres factores:

* Un dispositivo político que articuló construcciones y lealtades diversas y cambiantes, desde el ensayo de la transversalidad hasta la toma de de control del aparato nacional del PJ, pasando por la concertación con parte del radicalismo.

* Una base electoral compuesta por un núcleo duro y permanente de adhesiones (con mayor énfasis en los sectores populares o en fracciones de las clases medias, dependiendo de las circunstancias), y otra porción de apoyos fluctuantes, especialmente al compás del ciclo económico: el carrousell de los triunfos del 2007 y 2011 y las derrotas del 2009 y ayer grafican eso.  

* Una recomposición del poder del Estado desde el ejercicio pleno de la autoridad presidencial, que en los momentos de apogeo le bajó el precio al poder de los gobernadores en el entramado oficialista; entendido ese poder en el sentido de participar del núcleo duro de las decisiones que competen al conjunto del dispositivo.

La sumatoria de los tres factores (en especial el último) disimularon bastante bien la fragmentación profunda del sistema político nacional, y le dieron al ciclo un impulso de iniciativa política, claramente aceptado por la ciudadanía (así lo demuestran los triunfos rotundos en las presidenciales del 2007 y 2011); que venía de la crisis del 2001, los cinco presidentes en una semana y un gobierno de transición (el de Duhalde) originado en acuerdos parlamentarios y no en la voluntad popular.

Después (cuando el infierno iba quedando progresivamente atrás en la memoria colectiva) empezó la cuestión de la hegemonía, la zoncera de caracterizar al Congreso como una escribanía del Ejecutivo, y las resistencias a las tentativas pro reforma constitucional, para habilitar a Cristina a poder competir por otro mandato.

Los resultados de ayer (de confirmarse en las generales de octubre) dejan en claro que se abre una nueva etapa que algunos ya denominan post kirchnerismo, o fin de ciclo, pero que, denominaciones aparte, será distinta.

Que el dispositivo político que sustenta al oficialismo viene sufriendo cambios se sabe desde el conflicto con Moyano y la fractura de la CGT; pero los resultados de ayer abren paso a una etapa más acorde a lo que fue tradicional en el peronismo desde el 83': que los gobernadores (sobre todo los que ganaron en sus distritos, que no son muchos) pretenderán tener más peso en las decisiones.

Si no estrictamente del gobierno (aunque sus chances a futuro -si tienen aspiraciones presidenciales- siguen dependiendo en buena medida de como le vaya a Cristina en la gestión), si del armado político de la transición hacia el 2015, sabido desde mucho antes de ayer la imposibilidad de la re-reelección. La propia Cristina tendrá que entenderlo así, aunque lo vea como una concesión más por necesidad, que por convicción.

Lo que no implica que sea desplazada de la discusión por su sucesión, ni mucho menos; porque sería además una enorme injusticia, personal y política; como que muchos que hoy pueden esbozar críticas llegaron a donde llegaron colgados de su boleta. 

Pero el dato sistémico relevante es que ese post kirchnerismo asoma en el contexto de un sistema político que, lejos de superar la fragmentación, la acrecienta: baste señalar la dificultad para leer los resultados de ayer en términos de fuerzas nacionales, y su correlativa cosecha de votos.

Cualquiera de las estructuras opositoras (aun las más entusiasmadas con los resultados de ayer) que pretenda convertirse en una alternativa real para el 2015 debe contar con un desarrollo relativo en todo el país, y con al menos un candidato en condiciones de traccionar votos en toda la geografía nacional: si fuera posible, los suficientes para llegar a ganar en primera vuelta (40 % más uno, y 10 puntos de diferencia con el segundo, según la CN), o afrontar con éxito un eventual balotaje.

Si el peronismo (hasta hoy conducido por el kirchnerismo) tiene dificultades para conseguirlo salida Cristina de la competencia, las de la oposición no son menores.

El espacio pan radical (armado por la UCR estrictamente, el socialismo y progresismos de menor volumen electoral, en formato FPCyS santafesino) debe definir primero su marco de alianzas en todo el país (el modelo santafesino se replica apenas en un puñado de distritos), y aceptar un dato incontrovertible: los únicos candidatos con caudal electoral propio -al menos en sus respectivos  distritos- con que cuenta hoy por hoy, son Binner y Cobos.

Además de las remembranzas del estilo De La Rúa que cada uno (y los dos en conjunto) aportan -con todo lo que eso significa- deberán consolidar la alianza con esa base (socialismo + UCR) en todo el país; lo que supone la muerte del FAP tal como lo conocimos, y acordar el modo de dirimir el orden de una eventual fórmula: no es poca cosa para terminar en un revival del Acuerdo Cívico y Social del 2009, o la Alianza del 99', sin parte importante del Frepaso, o lo que se llamaba "la pata peronista".

El PRO no lo tiene más fácil: tiene que empezar por asegurarse conservar el único distrito donde gobierna (si es que el experimento UNEN se mantiene a futuro, y concilian un candidato a Jefe de Gobierno), en un contexto donde Macri no podrá ser reelecto; y en el que no le quedan más chances de seguir postergando su demorado lanzamiento presidencial.

Todo eso con la competencia de Massa (que si repite en octubre, sumará por sí solo más votos que el PRO en todo el país, algo que la izquierda de Pitrola y Altamira ya hace con la foto de ayer) y el diluido peronismo disidente; que intentará recomponerse pero teniendo como eje al tigrense, y no a Macri: el Frente Renovador (con presencia electoral en un sólo distrito) concita un 13 o 14 % de los votos nacionales. 

Pero así como ahora todos calculan (calculamos) como se proyectan los resultados de ayer y los de octubre en la composición de ambas Cámara del Congreso, como indicador objetivo del margen de gobernabilidad con que deberá manejarse Cristina hacia el final de su mandato; el futuro presidente o presidenta (sea surgido del actual oficialismo, o de alguna de las oposiciones) deberá afrontar el desafío de construir su propia mayoría legislativa.

Un proceso que no se logra de un día para el otro, como lo comprueba el hecho de que el propio kirchnerismo (con 10 años en el poder y dos elecciones presidenciales ganadas ampliamente en las urnas) aun hoy depende de los aliados para formar quórum y para aprobar sus proyectos legislativos. 

Así vistas las cosas la imposiblidad de reelección de Cristina deja de ser un problema exclusivo del kirchnerismo, porque su salida crea un vacío al salir de escena hacia el 2015 (al menos en términos de competencia directa, en la puja presidencial) quien ha sido hasta acá el actor electoral más relevante; por lejos.

Una condición que no está muy claro hoy quien podrá reunir en el futuro, y si intentará hacerlo desde la misma lógica de gobernabilidad de los gobiernos kirchneristas; algo que parece dudoso si estamos a la observación de los candidatos que están en danza, dentro y fuera del oficialismo nacional.

Es muy temprano para aventurarlo aun, pero puede que luego del 2015, lleguen épocas en las que algunos añoren los tiempos en los que el Congreso actuaba como "una escribanía del Ejecutivo", y ese Ejecutivo tenía a su vez la iniciativa de la agenda política, pero la gobernabilidad estaba plenamente garantizada; y no precisamente en circunstancias exentas de conflictos.

Como las que se pueden avizorar a futuro en la medida en que un cambio en los patrones de gobernabilidad de ésta última década (con sus aciertos y sus errores), será indefectiblemente leído por los poderes no institucionales como una luz verde para avanzar presionando con sus demandas.

Y si encima desde el propio sistema político, y por parte de aquéllos que en teoría encarnan la nueva etapa superadora del ciclo kirchnerista (como Massa ante lo más granado del empresariado), se les hacen señales claras para transmitir tranquilidad y un horizonte sin turbulencias, la cosa se complica.

Reflexiones hechas para ampliar la mira de los que celebran el fin de algo, sin tener en claro que y como lo reemplazará; pero no con el propósito de eximirnos a nosotros de hacer las propias para analizar por qué pasó lo que pasó ayer, y como sigue la cosa para mejorar en octubre; además de honrar la responsabilidad de gobernar la Argentina hasta diciembre del 2015.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto, el peronismo es en Santa Fe lo que la oposición en el resto del país.

Ahora, los cuestionamientos a que no hicieron campaña pueden venir de cualquier lado, lo que es real es que acá fuerza a Obeid no le hicieron, ni cerca. Lo cuál resulta más raro en un blog peronista, más propenso a tragarse sapos que el delicado paladar republicano (lo de los insultos lo sacan bien).

Está bien si quieren usar el argumento que haciendo campaña por Cristina la hacían por Obeid sin nombrarlo, pero no se lo cree nadie. El peronismo no se destaca por esas sutilezas.

Un dato para la autocrítica, "para lograr un punto de partida diferente,proyectar, planificar, organizar una oposición moderna y dinámica" prueben tratando de colaborar en las cosas que están de acuerdo para tener una mejor sociedad y dejen de lado operaciones como lo del narcotráfico denunciada por un diario, con Bielsa pasando carne podrida a Del Frade, Rossi levantandose de la reunión y llamando a la prensa, Freyre pidiendo la intervención de la provincia, Larroque al grito de narcosocialista y todo el coro, este blog incluido, haciéndose eco.

Eso no funcionó.

Prueben haciendo política y colaborando en lo que les parece que está bien y marcando lo que piensan podrían hacer mejor.

Anónimo dijo...

La pereza mental de los Galaxy boys es apabullante: ni siquiera se toman el trabajo de cambiarle un párrafo al comentario, y lo repiten en todos los post, sin importarles un pomo el tema.

Me hacen acordar a éste personaje de Capusotto: http://www.youtube.com/watch?v=9GSR4GBQBZY