LA FRASE

"EN LA PRÓXIMA LICITACIÓN DE CAMIONETAS TENEMOS QUE COMPRAR UNAS EN LAS QUE QUEPAN BUSTOS PERONISTAS." (FEDERICO STURZENEGGER)

martes, 14 de septiembre de 2021

EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR

 


20 de enero: "Tampoco se trata de hacer pucheros por un "desplante" al principal activo político y electoral del FDT por parte del gobierno, sino de puntualizar que Cristina es lo que es, porque representa, y nunca se niega a asumir esa responsabilidad: lo que ella puso en palabras es lo que piensan y sienten a diario muchos argentinos, entre ellos y sobre todo, muchos votantes del FDT en 2019. Y ahí el problema es mayor, porque significa que el gobierno no está escuchando a su base electoral, ni dialogando con ella; cosa que es mucho más relevante en términos políticos que las quejas que pueda expresar la militancia en las redes sociales, o en espacios de discusión allí donde estos se habiliten.

Acá hemos cuestionado varias veces el método de construcción de las decisiones del gobierno. Pero tal parece que allí no acaban los problemas: daría la impresión (es intuición, basada en una lectura de los hechos, nos podemos equivocar como cualquiera) que se opera sobre la base de la presunción de que hay un núcleo duro de voto "propio" que aguanta todo, que banca cualquier cosa y eso habilita ciertas licencias. Y que en el resto (es decir el voto "suelto", no encuadrado) el recurso de hacer la comparación de la situación actual con el horrible gobierno de Macri, puede utilizarse indefinidamente. Claro que, como todas las presunciones, podría fallar.".

12 de abril: "Oposición aparte, es más productivo discutir, entre nosotros, que pensamos hacer con los alarmantes indicadores de pobreza y de regresión en la distribución del ingreso; o que medidas tomar para contener la inflación, en especial en los alimentos y demás consumos sensibles para los sectores populares. Lejos de eso, estamos hablando de volver a aumentar tarifas, acabamos de autorizar un nuevo aumento a las prepagas, y clavamos uno o dos aumentos de combustibles por mes.

Discutamos entre nosotros por qué no estamos cumpliendo las promesas electorales de preferir a los jubilados por sobre los bancos, a los que les estamos pagando 80.000 millones de pesos mensuales por intereses de las LELIQ´s; o cual es el apuro por cerrar un acuerdo con el FMI, y cuáles serían las consecuencias de hacerlo. Planteemos hacia adentro por qué el "impuesto a las grandes fortunas" no es permanente, y a los pocos privilegiados que lo deben pagar les dimos prórrogas y planes de cuotas para hacerlo, o si además de aliviar las cargas por Ganancias a los salarios más altos y a las Pymes, no debemos incrementarla para las grande empresas, y financiar así transferencias a los sectores más golpeados por la crisis. 

Digamos con claridad y para que se entienda por qué razones, con los índices de pobreza en alza y una segunda ola de la pandemia que llegó y crece con velocidad notable, no habrá más IFE ni ATP, discutiendo incluso como hacer al respecto "sintonía fina" para que los recursos no terminen siendo destinados a los que no nos necesitan. Planteemos que medidas concretas -no sarasa- podemos tomar ya, para recomponer los ingresos de los sectores populares (jubilados, beneficiarios de planes sociales, trabajadores informales y buena parte de los formalizados), de donde saldrán los recursos para financiarlas, pongamos en quiénes van a pagar la crisis actual, y la deuda heredada.  

Discutamos todo eso en lugar de discutir con la oposición psicótica si la tierra es redonda o plana, las vacunas protegen del virus o no, las provincias pueden comprarlas o no. Y si volvemos al punto de las "correlaciones de fuerzas" y a que no nos dan los números en el Congreso para avanzar en determinadas cuestiones, debatamos entre nosotros que hacer para que den, desde el gobierno -que es la mejor manera de que los números den, cuando se abran las urnas- y en la campaña; y hacia donde verdaderamente estamos dispuestos a avanzar, y con quiénes. Que no es con ellos, precisamente, sino contra ellos, y pese a ellos. Evaluemos nuestro gobierno desde la óptica de las dificultades que le tocó afrontar, pero también desde el ángulo del compromiso que adquirimos con los que nos votaron, en primer y antes que nada. Otra cosa es no solo una estafa política, sino un suicidio electoral.".

17 de mayo: "Y en éste contexto, no está claro cual es el plan político del gobierno de cara a esas elecciones trascendentes, en función del cual se debería alinear el plan económico: nadie gana elecciones aumentando tarifas, del mismo modo que nadie vota por el superávit fiscal, o porque logremos cerrar un acuerdo con el FMI. Por el contrario, es muy posible que las medidas que debamos tomar para lograrlo, nos lleven a perderlas.

Desde Vicentín al anuncio de subsidios para los tomadores de préstamos UVA, pasando por el manejo de la pandemia y la discusión sobre las clases presenciales, el gobierno parece empeñado en agotar todos los esfuerzos posibles para contentar a quienes no nos votarían bajo ninguna circunstancia; desatendiendo los reclamos de su propia base electoral suponiendo que ésta está asegurada, a todo evento. Un error de apreciación que podría ser fatal porque se vota -no únicamente, pero sobre todo- con el bolsillo, y el hambre puede ser mala consejera a la hora de poner el sobre en la urna.".

25 de junio: "El dólar permanece tranquilo y la disminución de la brecha entre las cotizaciones oficiales y el paralelo, junto con la acumulación de reservas en el Banco Central, desalientan las expectativas de una devaluación; mientras que los anuncios de avances en las negociaciones con el Club de París y el FMI calman a "los mercados", y evitan en lo inmediato turbulencias financieras.

Sin embargo, al mismo tiempo las pautas macroeconómicas del presupuesto están lejos de cumplirse: antes de llegar a la mitad del año ya se acumuló más del 70 % de la inflación prevista para todo el 2021, el crecimiento es más lento de lo proyectado y tiende a ralentizarse, y no está muy claro como se conseguirá el propósito de que los salarios le ganen a la inflación: de hecho, hoy están haciendo más por eso algunos gremios que impulsan paritarias por arriba de la pauta oficial (camioneros, bancarios), que las propias medidas oficiales.

Pese a los anuncios, no hay aumento de emergencia para jubilados o beneficiarios de la AUH, ni aceleración del cronograma de recomposición del Salario Mínimo, y el gasto público sigue creciendo por debajo de la inflación, generando un resultado de las cuentas públicas mucho más estricto incluso que el que estaba pautado con el FMI. Sin aportar desde allí a la demanda agregada, parece poco probable que ambas cosas (relacionadas íntimamente entre sí), a saber la recomposición salarial y el aumento del nivel de actividad inducido por la demanda, puedan lograrse para cumplir las metas del presupuesto.

Y no haría falta aclararlo, pero estamos en año de elecciones, y en ese contexto, hasta el macrismo allá por el 2017 y cuando necesitaba consolidarse políticamente, hizo "populismo" en dosis homeopáticas: planchó los aumentos de tarifas, liberó el cepo a las paritarias, aumentó las jubilaciones y la AUH. Claro que la diferencia vino después: con los buenos números de la elección en la mano, Macri decidió que era el momento de ir más rápido, y en aquella convocatoria del CCK lanzó las reformas laboral, impositiva y previsional. El final es conocido.

Hoy el gobierno ensaya mantener más o menos alineadas ciertas variables macro (con el dólar y los salarios como ancla inflacionaria), y no da demasiadas señales de lo que podría hacer el día después de las elecciones, en especial si los resultados le son favorables. Lo que no se termina de entender; ¿por qué no avanzar, por ejemplo y como se prometió en campaña, con desdolarizar las tarifas y contentarse solamente con congelarlas hasta fin de año?

¿Cuál es la razón por la que no se inyectan más recursos a los sectores más desfavorecidos precisamente para influir en las perspectivas electorales, al tiempo que se acelera la reactivación de la economía? Si los acuerdos con el FMI y el Club de París suponen patear para adelante los vencimientos y despejar el panorama financiero, por qué adelantarse hoy a ejecutar políticas que parecen pensadas desde las condicionalidades que tradicionalmente imponen los organismos multilaterales de crédito? La pregunta, en definitivas, es como se piensa ganar las elecciones, y que se hará si se ganan.".

16 de julio: "Las elecciones se definen por -como diría Perón- la víscera más sensible del hombre, que es el bolsillo: ningún gobierno pierde una elección con la economía creciendo, generando empleo y mejorando los salarios y el consumo; y es muy difícil que alguno la gane en un contexto en el que todas esas variables caen y empeoran.

Las identificaciones ideológicas, las tradiciones partidarias y las fidelidades en el voto construyen "pisos" electorales que tornan competitiva a una fuerza política. Son sus desempeños en la gestión -cuando gobierna- los que le terminan dando los votos decisivos para ganar. Y sin descartar otros factores -sobre todo en elecciones legislativas, de medio término, sin ejecutivos en juego-, lo que termina pesando en la balanza es la economía. Cuando entran a tallar (a favor o en contra) las condiciones objetivas y materiales de existencia, las estrecheces y penurias, o las mejoras que se pueden palpar, las demás consideraciones fundantes del voto pasan a un segundo plano. Las vacunas ayudan, claro, y mucho, pero si no se puede llenar el changuito del supermercado las cosas se complican, y las lealtades se ponen a prueba, ni hablar si son lábiles, volubles o cambiantes de una elección a otra.

Nadie vota pensando en los números de las cuentas fiscales, o si tienen déficit o superávit; y a casi nadie -por no decir a nadie- le mueve un pelo en términos electorales si se acuerda o no con el FMI. No es algo con lo que se pueda hacer campaña para ganar una elección, ni que ayude a hacerlo, sea en términos políticos o económicos. Y jamás el Fondo va a alterar -en lo sustancial- sus programas, planteos y exigencias, para hacerle un favor a nadie, a menos que sea "del palo" como el gobierno de Macri, y en consecuencia reciba presiones políticas de sus mandantes para así hacerlo. Desconocer estas cuestiones elementales, o actuar como si no existieran es un error, potencialmente suicida: a cualquier concesión que se le pida el FMI, éste responderá, más tarde o más temprano, con "condicionalidades", "reformas estructurales" y exigencias gravosas, perjudiciales para el país, su economía y su sociedad. 

Ambas cosas (mejorar la economía inyectando dinero en los bolsillos de la gente, en especial del medio para abajo de la pirámide social, e intentar acordar con el FMI) son antagónicas, siempre. Y si no lo son hoy (porque alguien piensa que pueden disociarse ambos aspectos en el tiempo, atendiendo primero uno y después el otro), lo serán mañana, pero lo serán. Es una ley casi física, que se ha verificado en nuestra experiencia histórica concreta (y la de muchos otros), innumerables veces.

No tiene que ver con nuestra pericia como negociadores, sino con la consistencia de los intereses superiores -para ellos- a los que les deben obediencia. Bien haríamos en consecuencia nosotros en entender esto, y concentrarnos (aun en medio de las restricciones existentes, agravadas por la pandemia) en aquellos asuntos que sí podemos resolver, si queremos llegar a buen puerto, en todos los sentidos: controlar la inflación (en especial de alimentos), mejorar el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones. Y si tenemos que pagar costos (en términos de enfrentamientos, conflictos, presiones) hagámoslo por eso, que vale la pena; no por intentar -a como de lugar- cerrar un acuerdo del que luego nos terminemos arrepintiendo.".

4 de agosto: "Sin embargo, además del desfile de mascaritas opositoras y su galería del horror, pasen cosas; como por ejemplo que, cuando se conozcan los números de la inflación de julio, se habrá superado en solo siete meses la pauta prevista para todo el año en el presupuesto, o que los salarios volvieron a perder contra la inflación, por segundo mes consecutivo, el mismo período de tiempo por el cual la economía se volvió a contraer. Algo indica que los dos datos están correlacionados entre sí; y resulta difícil advertir cuando y cómo se cumplirá la promesa oficial de que los salarios le ganen a la inflación este año, tras cinco años consecutivos de perder contra ella.

Ocupados en el conventillo opositor que nos proponen como agenda, no hablamos de que los 4350 millones de dólares en Derechos Especiales de Giro del FMI no se destinarán (como en el resto del mundo) a paliar las consecuencias de la pandemia, sino a pagar la deuda con el propio Fondo, resultante del megapréstamo otorgado a Macri. O que sigue sin haber novedades sobre la devolución de Ganancias a los salarios más altos, o la implementación de la "ley de zonas frías": por el contrario, las boletas de gas siguen llegando con aumentos, autorizados por el gobierno.

Como dijo una vez alguien, nos tienen viviendo en las nubes de Úbeda, discutiendo abstracciones y complejos escenarios políticos, de los que el hombre común de la calle poco conoce, y menos entiende: hagan la prueba de preguntar en el supermercado o en la cola del cajero automático, a ver cuantos conocen a Seita, o saben quien es Darío Nieto, y que es lo que hacen. Y lo peor que nos (y les) podría pasar, es que nos subestimen al extremo de creer que no se le ven las patas a la sota, y tienen la vaca electoral atada, hagan lo que hagan, no ya con nosotros, sino con esos votantes que miran como les va en la feria antes de poner el sobre en la urna, y fueron parte del 48 % de la victoria en el 2019.".

24 de agosto: "Lo que nos obliga a nosotros a actuar en consecuencia: si la oposición alega demencia pretendiendo que la desastrosa gestión que protagonizaron no existió, nosotros debemos hacer como si esa misma oposición no existiera (en términos de esperar alguna contrapartida de diálogo y entendimiento) y "darle para adelante", en las palabras de Cristina. Y "darle para adelante" significa, primero que nada y antes que todo, acentuar la recuperación de la economía para que llegue a los bolsillos de la gente, y mejore su nivel de vida, sus condiciones objetivas y materiales de existencia, y proponerles -además- mejores expectativas a futuro.

Para ganar las elecciones y para consolidar así el triunfo del 2019 hay que "darle para adelante" arbitrando políticas que mejoren el salario real y el poder adquisitivo de los sectores populares que viven de ingresos fijos (trabajadores, jubilados) o más o menos fijos; para que esa recuperación empuje el consumo, y dinamice la actividad. Conforme avance el cronograma electoral hacia las elecciones generales de noviembre, la economía irá teniendo cada vez mayor protagonismo en las decisiones del electorado, al menos del grueso de él, que no suele votar inducido por los efectos del escándalo del momento. De modo que apostar a la recuperación de los salarios (al menos de ese 20 % perdido en el extravío macrista) es apostar a la recuperación más plena e inclusiva de la economía, y a sentar las bases de un triunfo electoral más rotundo, y por ende dador de mayor fortaleza política a futuro.

No se ganan elecciones simplemente estabilizando las variables macroeconómicas o arreglando el problema del endeudamiento externo, aun cuando esas medidas creen las bases para poder crecer. Se ganan poniendo plata en el bolsillo de la gente, para que no tenga que penar para llegar a fin de mes. De hecho, fue la creencia de una mayoría sobre que éramos capaces de garantizar eso (sumado al espanto que causó el macrismo con sus políticas depredatorias del salario y el empleo), lo que nos dio el triunfo en el 2019.".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Las coaliciones solo funcionan en la victoria. Una derrota significa, indefectiblemente, el fin de una coalición. Cada parte debe ahora salvar lo que pueda de la cuota de poder que le resta. Sabido es que el Congreso es el lejano oeste, en los limites del dominio territorial del partido y sus caciques regionales.

Ahora hay que usar el tiempo muerto de acá al efectivo recambio de las bancas para meter los cambios que faltan en cuanto al Congreso, y respecto al gabinete... no se como todavía no rajaron a nadie.

teo dijo...

¿Cómo retomar la agenda social pendiente? ¿2 meses para ver resultados que se plasmen en la elección? Creo que ya habría que descartar la elección del 2021, imaginar 2 años en la selva y reorganizar el peronismo nacional mirando el 2023, sin Alberto, PJ porteño y el Grupo Callao en la toma de decisiones para el futuro electoral, sin la agenda progre-porteño-centrista de Pagina12 con soluciones europeas para problemas argentinos.

Soy escéptico de las posibilidades reales y herramientas que dispone el gobierno, ¿Quiénes son nuestros interlocutores en la agenda social? ¿Arroyo, el Movimiento Carolina y Grabois? Ante la derrota, muchos se presentaran como la respuesta a los problemas, buscando agua para su molino y nuestro presidente esta sin salida, mal rodeado. Se comieron un cuento de hadas de que el voto es cautivo y a prueba de fallas, tiros en los pies y maltrato. Nuestros haraganes de puerto madero y grupo callao no conocen el territorio y quedan en la cómoda de repartir chequera con los representantes de los "pobres" para el mantenimiento de sus estructuras clientelares. Estructuras que no tienen impacto en ningún barrio laburante, y soy pesimista que se les ocurran otras ideas.

El momento requiere de ideas novedosas, como implemento Cristina en 2009 en adelante para sostener frente a la crisis financiera del 2008 y salir por el laberinto por arriba. La Renta Universal Básica es una posible medida de gran impacto, pero hay que sacar la maquina y meterle, pelear inflación de verdad y no solo con declaraciones y comentaristas. Pero veo tristemente una inercia muy complicada, un gabinete derrotado por la realidad, funcionarios que no funcionan, el "no se puede" como primera respuesta y ante la insistencia buscar un atajo de compromiso, con una agenda mínima: vacunas y FMI. Si Alberto cree que estuvo con el gobierno bajo asedio estos 2 años, no sabe lo que le espera, pero depende de el salir como Néstor: afianzar el liderazgo presidencial y la política como cambio de la realidad, o como Alfonsín: convertir al peronismo en un partido derrotado para siempre fuera de la discusión del poder. ¿Tendrá el carácter y la muñeca?

oscar leonidas dijo...

Basta de comentaristas de la realidad.Que incorpore gente de accion.Los Persicos,Grabois,Navarros y compania a laburar al puerto si quieren guita.Basta de estamos analizando,estudiando,considerando,accion por que si no nos come el leon.Los gobernadores peronistas aponerse las pilas y por favor CRISTINA al centro de la cancha,al que no le guste que se vaya al carajo.

Claudia dijo...

A ver...puedo coincidir en muchas de las cosas que decís (menos en el sentimiento de derrota absoluta, porque considero prematuro, a apenas 48 horas del cachetazo, tirar la toalla:quien mira procesos y no coyunturas puntuales se puede permitir la esperanza de mediano y largo plazo, porque de eso tratan los procesos-).
Por supuesto, coincido con tu caracterización acerca de la labilidad de los movimientos sociales cuasi orgánicos que merodean en los alrededores del Peronismo (nunca totalmente dentro o fuera de él) y es claro que les falta, les falta mucho para una fecundidad que vaya más allá de su actual "gerencia miento de desahuciados. Pero están y son uno de tantos sujetos próximos; excluirlos de un rearmado de divisiones de batalla es un lujo que no creo podamos permitirnos.
Han pasado sólo 2 días. Todos estamos exaltados. Yo diría que recién a partir del lunes entrante pueden esperarse definiciones gubernamentales.
Pero debo confesarte que lo que más sorprende de tu comentario es que te hayas tomado el trabajo de pensar (con pesimismo inocultable) en la suerte del Peronismo, cuando venís de comentar en el blog de Sentís que, no solamente el pueblo es naturalmente sabio porque ha probado sobrevivir a toda mala Administración (no es tan así: desaparecidos y presos políticos cíclicos prueban que a veces no se sobrevive a las derechas) y que este pueblo jamás yerra en la evaluación de una coyuntura, sino que te animaste a más, declarando que el Peronismo "arrogante" no sería necesario para nuestro país (si defecciona,
claro ).
De donde,¿por qué tanto énfasis si te resultamos histórica y socialmente accesorios,al final de cuentas?

Anónimo dijo...

Si quieren Cristina vamos a tener que ir a la rosada a golpear la puerta. Que sepa ella y que sepan todos, que el pueblo voto CFK, ninguna otra cosa.
Hay que movilizar pidiendo el cambio de gabinete

teo dijo...

Hola claudia: a veces uno se expresa mal xq escribe mal y puede hacer que lo malinterpreten. No creo que el peronismo sea arrogante, sino que este "peronismo" fue arrogante dando por ganada una elección con los peores indicadores sociales imaginables. El gobierno "peronista" asumió que no podían dejarlo de votarlo, que eran imprescindibles. Y lo pongo entre comillas xq doy el beneficio de la duda sobre si caracterizarlo así.

Arrogante también es echar la culpa al pueblo x lo que vota, xq vota lo que encuentra en el cuarto oscuro. Es lo.que le damos para votar. Pero el pueblo demuestra que sobrevive, con todos los problemas, el pueblo está ahi. Muchos funcionarios no sobreviven fuera del calorcito del poder, incluido algunos representantes de los "movimientos sociales".

Y no es que yo los caracterice como prescindibles, xq yo creo que el peronismo fue, es y (tal.vez) sea lo único viable en la.Argentina como.expresion política. Creo que lo está diciendo el pueblo, su "representado" como dije alla: esta diciendo.que si no.sos.parte de.la.solucion sos parte del.problema. Así te ven. Y eligen probar como les va con otro peor. Saludos.