LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

lunes, 4 de octubre de 2021

EL VOTO MIEDO

 

Todos recordamos lo que, de cara al balotaje presidencial del 2015, los macristas dieron en llamar "la campaña del miedo": un esfuerzo desesperado de la militancia (encuadrada en las organizaciones, pero también silvestre, de a pie) de hacer una campaña puerta a puerta, boca a boca, mano, intentando revertir lo que las encuestas indicaban como irreversible: el triunfo de Macri y "Cambiemos" en la segunda vuelta, y el retorno de la derecha al poder institucional formal.

Se dijo por todos los medios posibles lo que eso significaba, se explicó de mil maneras cuáles eran los riesgos que se corrían, pero no alcanzó: tuvo más peso el desgaste del kirchnerismo tras 12 años de gobierno y -sobre todo- la idea del "cambio" que el duranbarbismo logró instalar, sobre la base de un eslogan tan sencillo como falso: iban a dejar todo lo que estaba bien, y cambiar todo lo que estaba mal.

Mintieron impunemente, pero tampoco es que los que los votaron lo hicieron engañados, o siendo defraudados en su buena fe: ese fue apenas un recurso dialéctico que nos inventamos nosotros ya en pleno macrismo, para intentar seducir votos "sueltos" eventualmente desencantados con la derecha real, gobernando. Lo concreto es que eslogan macrista pegó en aquellos sectores (en especial de las clases medias) siempre dispuesto a creer que lo bueno que les pasa es por sus propios méritos, y lo malo es siempre culpa del gobierno, en especial si gobierna el peronismo.

Para las elecciones del 2019 ya las cosas eran distintas: se podría decir que la semilla que se plantó en aquella campaña de "militancia hormiga" del balotaje de cuatro años antes, floreció en el clima propicio para darle credibilidad al miedo, generado por los cuatro años de desastre macrista: todo lo que se dijo en el 2015, cuatro años después estaba corroborado, y nos quedamos cortos.

Sin embargo, el 40 % que permaneció fiel a "Juntos por el Cambio" en la derrota en primera vuelta del 2019, era el indicador claro de que millones de personas no votaron engañadas a Macri, dos veces, sino que lo hicieron porque comulgan con el núcleo de ideas que él expresa, con la idea de país que supone y plasmó hasta que pudo, cuando le tocó gobernar. 

De hecho, hoy las PASO demostraron que la derecha política no es sino el simple reflejo de la derecha social, y sus dirigentes van por más (por ejemplo proponiendo eliminar las indemnizaciones por despido, o hacer una reforma laboral flexibilizadora); y la única autocrítica que hacen su paso por el gobierno, es que no fueron más rápido, y más a fondo en sus reformas.      

El resultado de las PASO entonces no los interpela a ellos, sino a nosotros, de modo tal que insistir hoy en una "campaña del miedo" que no asusta a nadie, es un error político, y mayúsculo. No asusta a ese 40 % que los vota bajo cualquier circunstancia o encarnación electoral, con tal de que no gane el peronismo, y sí asusta a los nuestros, pero que ya están decididos a votarnos, aun haciendo un mal gobierno.

El problema es querer captar ese voto que se fugó (seis millones de sufragios) de nuestra cosecha en estos dos años, con el recurso de agitar el fantasma de la vuelta de la derecha al poder: es gente que claramente no los ha votado a ellos (que también perdieron votos, unos dos millones para ser precisos), lo cual demuestra que sabe cuáles son los riesgos; pero fundamentalmente ha dejado de votarnos a nosotros.

El miedo no funcionó como disuasivo en el 2015, cuando estaban resueltas o casi resueltas (por lo menos más que hoy) cuestiones básicas que hoy están en riesgo, como llegar a fin de mes y que alcance el sueldo, o tener trabajo. Y tampoco va a funcionar ahora, cuando lo que la gente necesita es esperanza, y confiar en que el futuro será mejor: al desocupado o al trabajador precarizado en negro poco le importa si eliminan las indemnizaciones por despido, porque ni siquiera tiene un trabajo registrado del cual lo pueden echar para reclamarlas.

Esos seis millones de votos no nos están reclamando enterarse de lo horrible que fue el macrismo, y de lo terriblemente más horrible que puede ser, si regresa al gobierno. Pero también sabe que ahora no se juega la presidencia, y que tiene otras urgencias más importantes que reclaman atención ya, ayer; y a esas urgencias poco le importa si los que estuvieron antes que nosotros son peores, y pueden serlo mucho más: quieren que los problemas que tienen hoy, se los resolvamos nosotros, porque para eso nos votaron, hace dos años. 

El antiperonismo está firme y consolidado, lo que está en construcción permanente es el peronismo, y por extensión, el campo nacional y popular. No debería ser tan difícil de entender. Tuits relacionados: 

5 comentarios:

canalla dijo...

Otra buena nota. Aprenderemos ? qui qui lo sá. Empecemos por esta (nuestra) provincia, a tratar de ganar la elección. Y, si se diera el milagro de no perder diputados ni senadores, que todos estos se encolumnen tras un programa peronista (en serio) que primero se proponga desde el ejecutivo y después se vote en las cámaras sin agachadas ni posibilismos. y a aguantar el chubasco mediático y judicial con el pueblo movilizado, como lo han hecho y lo hacen Cristina, Milagro o Amado. Un fraternal abrazo peronista

Norberto dijo...

No es cierto que el trabajo en negro no tenga indemnización, es más, probado el servicio del trabajador, la misma resulta mayor para él y mucho más onerosa para el empresario o contratante

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Cierto. Tan cierto como que uno de cada 1000 trabajadores no registrados hace el trámite, o está en condiciones de pagar un abogado.

Luis dijo...

De todos modos las elecciones paso presidenciales 2019, fueron 48 a 32, es decir debajo del 40, que tanto se subraya.

Anónimo dijo...

Sin abogado no hay derecho.