Por Raúl Degrossi
Hace poco analizando el tema del federalismo decía yo: "plantear el tema del federalismo partiendo de la coparticipación de los impuestos es realmente un chiste: los impuestos directos nacionales (como Ganancias) se prorrogan una y otra vez por una exigencia constitucional (ahora la mayoría hasta el 2019), que a esta altura resulta una ficción; mientras que los impuestos directos provinciales (que podrían perfectamente ser permanentes, porque son atribuciones propias de las provincias de acuerdo a la CN) nunca se cobran, o no se actualizan de acuerdo a la evolución económica: lo que recaudan las provincias de la pampa húmeda por inmobiliario rural -en pleno boom sojero que valorizó explosivamente la tierra- es una lágrima. En Santa Fe por caso, representa el 0,62 % de todos los ingresos provinciales." .
Esta nota de La Nación -increíblemente titulada "Las provincias dependen más de la Nación"- se basa en los datos de un informe del IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal), que pueden bajar acá; bajo en N° 119: verán que el título del informe refiere a que la recaudación provincial (es decir los impuestos provinciales) creció más que la nacional, o sea los recursos provenientes de la coparticipación federal y las transferencias especiales de la Nación.
De modo que ya el título del informe desmentiría al título de LN, que además demuestra que la intención del columnista es otra: analizar como el poder kirchnerista disciplina con la "kaja" (así con k) a los gobernadores.
Lo que el informe del IARAF revela es que los recursos que la Nación transfiere a las provincias por concepto de coparticipación federal crecieron en el primer semestre de este año (comparado con el mismo período del año pasado) más de un 33 %, y las transferencias especiales (como el Fondo Solidario Federal o Fondo Soja), lo hicieron menos (un 13,4 %) pero lo hicieron;debiendo constar que dependen en mayor medida de decisiones de los agentes económicos (por ejemplo exportadores que no venden su cosecha o acopio esperando mejores precios o alza del dólar), que los demás impuestos vinculados al ciclo económico (como IVA y Ganancias).
Pero aun así, el FFS sólo tiene de discrecional que Cristina decidió conformarlo, coparticipando un porcentaje (el 30 %) del producido de las retenciones a las exportaciones de soja por el Decreto 206/09; la distribución de ese monto hacia el conjunto de las provincias se hace en base a los índices de la distribución secundaria de la coparticipación federal establecidos por la Ley 23.548.
Del mismo modo que, analizando el asunto desde la calidad del gasto, en tanto el Fondo Federal Solidario está exclusivamente destinado a financiar gastos de capital (básicamente obra pública) opera como un auxilio financiero indirecto para las provincias, para que puedan reorientar otros recursos a solventar gastos corrientes; como salarios y gastos de funcionamiento del Estado.
Es risueño que -al analizar la autonomía fiscal, esto es la capacidad de cada jurisdicción provincial de solventarse con sus propios recursos- Oviedo haga la comparación entre la CABA y Formosa: lo extraño no es que Formosa sólo tenga un 10 % de recursos propios, sino que Macri necesite que la Nación el envíe uno de cada cinco pesos que gasta.
Del mismo modo cuando Oviedo constata el decrecimiento de la participación porcentual del Impuesto Inmobiliario en la financiación de los gastos provinciales, hay una estruendosoa omisión en su análisis: el fenómeno obedece a la decisión de mantener sub valuada fiscalmente la propiedad rural, subsidiando de ese modo a los sectores del campo privilegiado.
Y sin necesidad de pasar apremios fiscales: el aumento de la coparticipación federal cubre el bache, y permite que los contribuyentes puteen a la AFIP, y no a los organismos provinciales de rentas.
Para que comentar la referencia a la "inequidad" en la distribución per cápita de los recursos coparticipables entre las diferentes provincias, ya se dijo también muchas veces que ese es el discurso de los prefectos de la media luna boliviana, sin ir más lejos: el sustento teórico del separatismo de la pampa húmeda.
Pero el informe del IARAF deja conclusiones más interesantes, que el editorialista de La Nación tiene a la vista y elige silenciar, porque no sirven a su discurso.
Si ven por ejemplo el cuadro de la página 6 (que describe la composición porcentual de los recursos tributarios provinciales) verán que el Impuesto Inmobiliario (donde aproximadamente un 70 % es el urbano, y el 30 % restante el Rural) representa un 10 % en Santa Fe, un 12 % en Córdoba y un 18 % en Entre Ríos; por comparar las tres provincias de la región Centro.
Sería claro entonces que ha sido el progresista Binner el más permeable de los tres gobernadores, ante las presiones de las patronales del campo para no actualizar los avalúos fiscales. Más aun, las cifras del IARAF podrían no ser exactas, porque las cifras provinciales al 31 de julio pasado muestran que en Santa Fe Ingresos Brutos participa en un 76 % del total de los recursos tributarios provinciales, y no un 69 % como se consigna en el informe.
El caso de la provincia de Buenos Aires es diferente, porque una reforma tributaria eximió del pago del impuesto a las propiedades urbanas que son vivienda única de familia que no superan un valor fiscal determinado, por lo que el 6 % que aporta el Inmobiliario tiene seguramente un sesgo más progresivo.
Sin embargo, provincias como San Juan (con un 7 %) o Chaco (con un 9 %, en ambos casos de Inmobiliario sobre el total de sus recursos propios) proporcionalmente gravan más la propiedad, considerando su utilidad productiva (comparadas con las de la pampa húmeda), y en consecuencia su importancia como factor de renta.
El cuadro de la página 10 arroja otra conclusión sorprendente: en la tabla de crecimiento interanual de la recaudación de impuestos propios, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires están en zona de descenso (la encabezan otras provincias como Chaco, San Juan, Corrientes y Formosa; justo la que Oviedo tomó como ejemplo); lo que implica que sus ingresos tributarios propios crecieron a un ritmo mucho menor que los de las provincias que figuran en los primeros puestos.
El argumento apuntado en el informe sobre el diferente punto de partida de la comparación interanual en cada caso (por la realización de reformas tributarias a fines del 2009), es válido para Córdoba y Buenos Aires, pero no para Santa Fe; donde hubo un moderadísimo aumento de las alícuotas del Inmobiliario (no de los avalúos, congelados desde 1996) y uno mucho más pronunciado de los módulos tributarios de Sellos (hasta treinta veces en algunos casos) y de la Tasa de Actuaciones Administrativas.
Esto se puede corroborar con el cuadro de la página 11 que muestra la evolución interanual de Ingresos Brutos, que en el caso de Santa Fe está vinculada al nivel de la actividad, pero además a ciertos cambios en el régimen de percepción; y con el mejor posicionamiento de la provincia en la "tabla" de la página 12, que muestra la misma evolución para el caso del Impuesto de Sellos.
Todo lo contrario sucede con el Inmobiliario: el cuadro de la página 13 expone con toda crudeza que en Santa Fe se recaudó menos de un año a otro por ese impuesto; única provincia del país donde sucedió eso. En esa misma tabla (que encabeza Entre Ríos) la CABA y Formosa están parejitas, pero el detalle se le escapó a Oviedo.
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