LA FRASE

"AEROLÍNEAS ARGENTINAS NO DEPENDE DE MI CARTERA, ASÍ QUE NO VEO POR QUÉ MOTIVO ME VESTIRÍA DE AZAFATA." (LUIS PETRI)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

INDUSTRIA NAVAL


La industria naval nacional fue una de las mayores víctimas del desguace del aparato productivo ejecutado durante el menemismo: cierre de astilleros, pérdida de fuentes de trabajo, desnacionalización de la flota que prestaba los servicios de cabotaje, liquidación de ELMA (Empresas Líneas Marítimas Argentinas), fueron algunos de los efectos de las nefastas políticas de los 90' en el sector.

El lunes pasado se celebró el día de la industria naval con un acto en el astillero de Punta Alvear (en el sur de nuestra provincia), organizado por la cámara empresarial del sector.


"Luego de un largo período de crisis, la industria naval nacional resucitó en la posconvertibilidad y ahora busca recuperar parte de su antiguo esplendor. El crecimiento del transporte fluvial en la hidrovía Paraná-Paraguay es el principal motor de esas aspiraciones pero no el único. Los astilleros y el complejo de proveedores asociado apuestan a insertarse en un futuro desarrollo de la explotación petrolera off shore en el Mar Argentino.

La expansión hacia el sector de los astilleros tiene que ver con el cambio de modelo de negocios en el sector, a partir de la posconvertibilidad. Y, sobre todo, a partir de 2004, cuando el ex presidente Néstor Kirchner firmó el decreto que estableció parámetros favorables a la nacionalización del complejo industrial y de servicios asociado a la hidrovía.

Lo que fue un sector de punta en América latina fue casi destruido en los 90. Revivió con el nuevo modelo, apoyada en el más modesto horizonte del desarrollo de la navegación en los ríos. "La industria creció con este modelo y respondió con un aumento del 200 por ciento en los puestos de trabajo del sector". " 

El decreto de Kirchner del cual habla la nota es éste; por el cual se promovió la construcción en el país de buques destinados a la pesca, las actividades deportivas o de recreación, el transporte de pasajeros, el transporte de cargas, los remolcadores destinados al remolque y/o maniobras portuarias, cualquiera sea su potencia, los remolcadores de tiro, de empuje, de operaciones costa afuera y las embarcaciones de apoyo y asistencia, para los tráficos marítimos y fluviales cualquiera sea su potencia, los destinados a actividades técnicas, científicas y/o de investigación, cualesquiera sean su porte y características, las dragas a cangilones, las de corte y de succión, los pontones, plataformas, boyas, monoboyas y artefactos navales y auxiliares de ayuda a la navegación, tareas de construcción y obras portuarias, vías navegables y tareas de exploración y explotación y los dedicados a la extracción de arena y/o canto rodado.

El mismo decreto propiciaba la nacionalización de las tripulaciones de los barcos destinados al tráfico de cabotaje (es decir el empleo de trabajadores argentinos) y el otorgamiento de la bandera nacional a los armadores locadores que locaran buques  provenientes del exterior a casco desnudo, siempre que no se pudieran fabricar en el país.

Años después del decreto de Néstor Kirchner, están a la vista los resultados de una política acertada; otro ejemplo más de la reconstrucción del tejido productivo argentino protagnizada por el proceso político iniciado el 25 de mayo del 2003.

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