Ahora resulta que Pepe Mujica volvió a ser un ex tupamaro, y ya no es más un cabal representante de la izquierda que le gusta a la gente.
A la gente que es de derecha, claro.
Y la culpa -como siempre- la tenemos nosotros, porque el tipo cae en las encuestas porque es demasiado complaciente con la Argentina.
Al parecer los uruguayos preferían a Tabaré Vázquez, porque estuvo a punto de ir a la guerra contra la Argentina en defensa de sus intereses.
Que al parecer eran los de Botnia, que es finlandesa, pero bueno: habrá uruguayos en Helsinki también.
Y acá llega otra noticia del otro lado del charco:
Justo éste hablando de borra con el codo lo que se escribe con la mano: éste, que nos trató a todos los argentinos de ladrones hablando con un periodista porque no sabía que lo estaban grabando.
Y cuando lo descubrieron y se armó el prevsible escándalo, lo desmintió visitando a Duhalde (que era presidente) con lágrimas de cocodrilo que nadie le creyó.
Que está enterrado hasta las manos en el negociado para instalar justamentre Botnia.
Que dice que no van a firmar ningún acuerdo con la Argentina porque no somos confiables, y el acuerdo consiste en que nos den información sobre las inversiones de los argentinos en el Uruguay.
Inversiones en negro, de plata no declarada, fugada del país y de orígenes ilícitos en su mayoría.
O sea dinero ilegal, con el que los uruguayos financian su economía desde hace décadas, como un paraíso fiscal del Caribe.
Y los que no somos confiables somos nosotros.
Habrá que ver confiables para qué y para quiénes.
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