Hace exactamente una semana reaparecía en público Cristina, yendo a Comodoro Py a la citación de Bonadío acompañada por una multitud, y con un discurso que -como dijimos en ésta entrada- dejó mucha tela para cortar.
Discurso del que salió como idea central el lanzamiento del "frente ciudadano", un llamado a organizar y unir aquéllo que el macrismo está devastando, avanzando sobre las políticas, los logros y los derechos de la década ganada.
Desde entonces y con la cobertura institucional del "Instituto Patria" fue hilvanando una serie de encuentros con valor político simbólico y también real, y su sola presencia y actividad la colocó en el lugar de principal referencia opositora. No es casual -por ejemplo- que coincidentemente con su retorno Sergio Massa haya prácticamente desaparecido de la escena; después de sobreactuar los meses previos su rol (concedido en parte por él mismo, y en parte por Macri) de "líder de la oposición".
Su primera reunión fue con el bloque de diputados nacionales, un claro gesto al núcleo duro de los leales, que se mantuvieron fieles al mandato popular rechazando el acuerdo con los fondos buitres, y que sufrieron la deserción del bloque armado por Diego Bossio.
Que no haya habido hasta ahora una reunión similar con los senadores es también un símbolo, acaso de que no quiere ser ella la que provoque una ruptura definitiva del bloque que aun no se ha insinuado; y en el mismo sentido cabe interpretar la falta de reuniones (por lo menos por ahora) con parte del peronismo "institucional", como los gobernadores; aunque no se descarta que las tenga en mente para el futuro.
En todo caso, eso tiene que ver con el decurso de la interna del PJ respecto a la cual a Cristina no se le conocen pronunciamientos ni posiciones, aunque se puede entrever claramente lo que piensa al respecto siguiendo las declaraciones del "Coqui" Capitanich y del "Chivo" Rossi, en absoluto paralelo con su discurso en Comodoro Py: el peronismo debe ser parte de una coalición política y social más amplia, francamente opositora al gobierno de Macri y sus políticas; que además están afectando seriamente a su principal base electoral, que son los sectores populares.
Cristina se reunió también con los organismos de DDHH renovando un vínculo que fue fluido y natural cuando estaba en el gobierno, y se repite ahora cuando no ocupa ningún rol institucional, pero el gobierno de Macri despliega políticas que implican un retroceso en ese terreno: la prisión política de Milagro Sala, el "protocolo" Bullrich y la represión de la protesta social, las cesantías por razones ídeológicas en el Estado, la emergencia en seguridad.
Otro tanto se puede decir de su encuentro de ayer con la gente de la cultura y del espectáculo, que además de sufrir en carne propia los embates de la "revolución de la alegría" (desguace de la ley de medios, "limpiezas" en los medios estatales, cierre de espacios culturales, amenazas de derogación de la ley de los actores) se involucró muy directamente en el tramo final de la campaña poniendo el cuerpo para evitar el triunfo de Macri, tanto como una vez que se instaló en el poder, para resistir su avance.
Quizás la convocatoria política más importante o que mas ruido generó, haya sido el encuentro con casi la totalidad de los intendentes bonaerenses elegidos por las listas del FPV: a la reunión fueron casi todos, los convencidos, los "dudosos" y hasta alguno que se suponía ya había saltado el cerco.
Y si fueron casi todos cuando la convocante no ocupa ningún lugar institucional ni en el Estado ni en el PJ es porque parten de reconocer su grativación política, aunque no todos acepten en la misma medida su liderazgo. El dato no es menor: no se trataba de un acto en la Casa Rosada, de asistencia obligatoria y para participar del anuncio de medidas de gobierno.
También pudo haber ayudado la decepción de algunos con "la buena letra" con el gobierno de María Eugenia Vidal, porque haberse recostado al calor del sol macrista no se tradujo hasta ahora para ellos en beneficios concretos para la gestión. Aun así, que no hayan rehusado el convite excusándose justamente en el rol institucional que cumplen y que les impone una "convivencia civilizada" (el argumento de los gobernadores para acompañar el acuerdo con los buitres, sin ir más lejos) habla bastante sobre el peso que Cristina sigue conservando fuera del gobierno, en la política nacional en general, y en el peronismo en particular.
Cruzando las distintas versiones publicadas del encuentro, surge que Cristina (a diferencia de lo que solían ser sus actos en el gobierno) escucho más lo de que habló, y hasta hubo espacio para la autocrítica por haber perdido la elección nacional, y la de la provincia de Buenos Aires. Al asumir ella la responsabilidad por las principales decisiones de campaña (según cuentan las crónicas) y correr de la crítica a la Cámpora, estaba dando cuenta de que tomó nota del hecho de que cuando le pegan a la agrupación de Máximo, en realidad le están pegando a ella, sin animarse a decirlo.
La reunión disparó todo tipo de especulaciones sobre futuras movidas de Cristina con base bonaerense, y ya hay intendentes que están lanzando su candidatura a la senaduría nacional en el principal distrito electoral del país; replicando acaso la movida que en el 2005 le permitió a Néstor quebrarle el espinazo al aparato duhaldista, y terminar de recibirse de presidente. El tiempo lo dirá, pero la sola posibilidad genera conmoción en el tablero, dentro y fuera del FPV/PJ. Es posible también que la replique a escala nacional, con base en el armado de intendentes de todo el país que viene gestando Capitanich.
Finalmente ayer y antes de recibir a la gente de la cultura, Cristina se fue hasta la isla Maciel a un encuentro con los curas villeros, para tomar contacto directo con sectores que están entre los más golpeados por las políticas del macrismo. Un símbolo también importante, como importante es que éste haya sido el primer acto en el que abandonó el techo del "Patria" para producir un hecho político, desde su reaparición.
Acaso en un futuro no muy lejano se repliquen encuentros similares (ojalá así sea) con los movimientos sociales y sectores del sindicalismo y el empresariado que empiezan a padecer los efectos de las políticas del gobierno, y que responderán sin dudarlo a la pregunta que CFK dejó flotando en Comodoro Py: están peor que en diciembre del año pasado.
Cristina movió y seguirá moviendo, y es notorio que eso causa nerviosismo en el goberno, aunque quieran disimularlo: primero aceleró el sábado el anuncio del "paquete social" de Macri (anuncio que hasta acá no movió el amperímetro), luego corrió a Marcos Peña en su habitual conferencia de prensa al lugar de la chicana con los contratos del dólar futuro; una bomba que el macrismo lanzó, y le terminó explotando en la cara cuando se conoció la nómina de los compradores, beneficiados con la devaluación.
Y finalmente ayer mismo forzó a un supuestamente eufórico Prat Gay a comparar a cada rato su "exitoso" road show para reendeudar al país con las políticas de desendeudamiento del kirchnerismo, con calificativos que parecieron apuntados por Paul Singer.
Están nerviosos los muchachos, y es posible que traten de calmarse apelando a una ayudita de Bonadío y la patota judicial. No sea cosa que descubran entonces que hay remedios que son peores que la enfermedad.
2 comentarios:
¿Dónde firmo adhiriendo?
Nunca menos y abrazos
Pedirle a un solo militante,organizar otra vez,y solo, un acto como el del 13/4, es demasiado. Que La Cámpora mueva las cachas.
Delegación Santa Fe.
AGRUPACION LA BONADÍO.
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