LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

martes, 15 de agosto de 2017

EMPATE TÉCNICO


El primer dato duro que arrojan las elecciones del domingo es que después de 20 meses de gobierno de Macri -con todo lo que eso implica- "Cambiemos" logró consolidar en todo el país un caudal de votos casi similar al que tuvo en la primera vuelta de las presidenciales del 2015; lo que supone que más de un 30 % de los argentinos comparte y acompaña su visión de país, por más jodida que a nosotros nos pueda parecer, y por más jodida que efectivamente esté resultando en sus efectos, para muchos argentinos. 

Un voto claramente ideológico, que no acepta discutir política desde la ideología: la vieja astucia de la derecha de convertir en simple sentido común, lo que no es sino una visión particular y sesgada del mundo, la vida y la sociedad.

El dato preocupa tanto como el hecho de que pueda ser interpretado (y casi con certeza lo será) como una plataforma de lanzamiento de una fase más profunda y agresiva del ajuste estructural con el que sueña un gobierno que -en términos políticos- asumió desde el principio que su ajustado triunfo en el balotaje de hace casi dos años atrás significaba un cheque en blanco para ir a fondo con sus reformas, tanto como pudiera o se lo permitieran. 

Y la preocupación no disminuye si se considera que Macri fue el presidente menos "revalidado" en su primera elección de medio término posterior a la asunción desde 1983: si las cosas fueran tan lineales y solo mirando los resultados de su gestión de gobierno, debería haberle ido mucho peor.

El siguiente dato a destacar es que la oposición sigue desarticulada, y sin encontrarle la vuelta al desafío que representa la derecha gobernando el país por las urnas, y siendo competitiva en térmibos electorales; y esa desarticulación se constituye en un activo indispensable para el gobierno, para poder avanzar. Dentro de ese marasmo opositor el kirchnerismo -y en especial la figura de Cristina- con todo y sus limitaciones, parece ser lo único que ha quedado más o menos en pie, junto con algunos "peronismos provinciales" y algunos de sus aliados tradicionales (Formosa, Tucumán, Chaco, San Juan, Santiago del Estero), que lograron resistir el vendaval en sus distritos.

El déficit es más acentuado en los distritos más grandes, pero las escasas credenciales democráticas del gobierno lo llevaron a manipular los resultados de la elección para no aparecer perdiendo en Buenos Aires y Santa Fe, menos a mano del kirchnerismo (aunque acá la derrota fuera a manos del conjunto del PJ, interna mediante que ganó Agustín Rossi). Para peor, ya con la certeza de la derrota salieron a hablar de "empate técnico", suspendieron el recuento y difirieron el resultado a los tiempos del partido judicial; donde además juegan con ventaja.

En la elección más contaminada por los factores de afuera de lo específicamente político-electoral desde la vuelta a la democracia en 1983 (hasta extremos vergonzosos), el gobierno que llegó a las urnas jaqueado por denuncias sobre presos políticos, un desaparecido por fuerzas estatales y la represión de la protesta social, manipuló groseramente el escrutinio (y acaso haya intentado perpetrar un fraude en gran escala en algunos lugares); para generar un escenario "adaptado" al primer time televisivo, a la tapa de los diarios de hoy, a las repercusiones en la city y a la necesidad apremiante de lograr calmar la trepada del dólar justo antes del mega-vencimiento de LEBAC´s de hoy; aunque todo eso implicara llevarse puesta la credibilidad del proceso electoral.

Los medios hegemónicos y el gobierno jugaron con todo hasta el momento mismo en que se comenzaron a abrir las urnas (y bastante después), violando groseramente la veda y demostrando que están dispuestos a traspasar todos los límites que sean necesarios, con tal de consolidarse en el poder, y he allí otro dato preocupante: la suma de una base social de maniobra a la que no le interesa demasiado si el gobierno avanza en violaciones a los derechos humanos o recorte de porciones de bienestar para vastos sectores de la sociedad, con un gobierno que corresponde a esa fidelidad, avanzando en ambos sentidos con decisión. Un combo que solo puede augurar un aumento de la tensión política, y más retrocesos democráticos que posiblemente con un importante grado de tolerancia social.

De allí que no resulta sorprendente que el vendaval de las urnas se haya llevado puesta a la "ancha avenida del medio" pergeñada por Massa, y puesto en crisis terminal a su ensayo de jugar "de ambos lados de la grieta"; para capitalizar los votos de los descontentos del kirchnerismo, tanto como de los desilusionados del gobierno.

El macrismo apeló con todas las herramientas posibles (incluyendo las no tan sanctas, especialmente ellas) a la polarización con el demonizado kirchnerismo, y como dijo Schiaretti (uno de los grandes derrotados del domingo), mal no le fue. El asunto es si los que lo advirtieron (en especial en el peronismo) son capaces de extraer la enseñanza lógica de su propia constatación, de acá al futuro: hasta ayer mismo intentaban negociar "pactos de gobernabilidad" con un gobierno que hará rodar sus cabezas, apenas tenga la menor oportunidad; y que el domingo comenzó a afilar el hacha. 

Dijimos muchas veces acá que era crucial que Cristina gana en Buenos Aires aunque fuera por un voto, y la actitud delincuencial del gobierno en el escamoteo de su triunfo para evitar las tapas de los diarios del lunes, demuestra que ellos hicieron la misma lectura. La tarde noche del domingo y la madrugada del lunes nos dieron una metáfora bien precisa del panorama político de la oposición argentina: Randazzo yéndose a dormir a las siete de la tarde, y Massa felicitando al macrismo por su triunfo en la PBA, con solo el 18 % de las mesas escrutadas; mientras Cristina esperaba hasta bien entrada la noche para denunciar -con las cifras a la vista- el intento de fraude, y proclamar que "Unidad Ciudadana" había ganado. De la intensidad y decisión con la que se lo combata en el futuro, dependerá hasta donde pueda llegar el gobierno.

Decir que Cristina estuvo palo a palo con un candidato impresentable, o comparar sus cifras con el 54 % de las presidenciales del 2011 es estar mirando otro canal, o en realidad apostar a otra cosa; que no es precisamente corregir para mejorar: Esteban Bullrich fue una anécdota, tanto que lo escondieron para que la campaña se la pusieran al hombro primero Macri, y luego (cuando fue evidente que restaba) Vidal; eso sin contar los 20 meses de ofensiva mediática y judicial descarnada contra Cristina, que no paró un instante ni siquiera mientras los bonaerenses estaban votando el domingo. 

El camino desde acá a octubre será arduo seguramente, porque además enfrentamos a un adversario inescrupuloso, dispuesto a todo, que juega con malas artes y flojito de papeles democráticos; y es posible que la construcción del "partido del balotaje" en Buenos Aires ya haya empezado el domingo, con éxito para el gobierno, chupándole votos a Massa para impedir el triunfo de Cristina. 

Habrá que ver que pasa con el resto, y con los votos de Randazzo (en ambos casos para la misma categoría de CFK, en tanto se propusieron como alternativa para "frenarla" o "jubilarla"): si prevalece el "voto a ganador", el afán de enviarle un mensaje al gobierno, o la pulsión por excluir definitivamente a Cristina de la vida política; priorizando la construcción del "post kirchnerismo", a la de una alternativa política actual a las políticas de Macri.

Es tan cierto que -a a la luz de los números- muchos pueden cuestionar el acierto de no haberle permitido las PASO por adentro del PJ a Randazzo, como que éste desarrolló toda su campaña como si se las hubieran dado, pegándole todo el tiempo a Cristina, y rara vez a Macr, lo que pone como mínimo en entredicho si se trata de un voto permeable a votar a Cristina.

Si la intención real de ese espacio es otra (por ejemplo, frenar a Macri), ahora tienen la oportunidad de demostrarlo: bastaría con que llamen a cortar boleta en favor de Cristina para contribuir a derrotar al gobierno, votando su propia lista de diputados nacionales, para no diluir su fuerza propia en el conjunto. Lo mismo cabría para Massa, pero ahí la duda es cuanto voto peronista conserva, y es evidente que ha cavado una grieta más ancha con el kirchnerismo, de la que lo separa a Randazzo de éste. 

Parece poco posible un gesto tal de los dirigentes de ambos espacios, otra cosa son sus votantes. En el mientras tanto, algún pronunciamiento público de esos dirigentes en defensa de la transparencia del escrutinio de las PASO y pidiendo garantías para octubre, no vendría mal.

Lo concreto es que, como quedó comprobado con el bochorno del escrutinio, el único voto que le duele realmente a Macri (y no solo en la PBA, acá en Santa Fe ocurrió lo mismo) es el voto al kirchnerismo, lo cual es tanto un mérito de Cristina y sus posiciones políticas, como un resultado de las ausencias y deserciones del resto de la oposición. 

Lo que no implica que no haya en muchos distritos dirigentes que, no siendo del "núcleo duro" o "paladar negro" k (muchos de ellos han sido compañeros de ruta del kirchnerismo durante años) hayan revalidado títulos, y sean parte importante y necesaria de la construcción de una nueva mayoría. 

Quizás el caso santafesino sea la metáfora más precisa de las opciones que depara el difícil tiempo por venir: si lo que se quiere es frenar a Macri y "Cambiemos" (nunca enfatizaremos suficientemente el punto), con el kirchnerismo solo no alcanza, pero sin el kirchnerismo (que tiene la base social de adhesiones más firme, y la candidata más taquillera) es absolutamente imposible.

4 comentarios:

Erkekjetter Silenoz dijo...

Si seño'.... la verdad que lo del Chivo me alegró la vida, por él y todos los cros. que lo acompañaron...

En cuanto al "afer" PBA.... 'ta bien mirá.... hasta acepto que perdimos por una décima... mejor así no nos dormimos, hay que melonear al votante del holograma y tantear el del ma$$ismo en desarticulación, no me importa demasiado lo que hagan y sugieran a sus votantes por que estos no tienen el compromiso y lealtad como es el caso del nucleo duro, con lo cual lo que importa es su base que incluye intendentes como Katopodis, el de Hurlingham, etc.

Saludos y vamos cro. necesitamos al chivo en el congreso

Anónimo dijo...

2 cosas a rescatar de la elección: algunos gobernadores antikirchneristas quedaron con el ala rota -caso más notorio: Schiaretti-. Y la ¨avenida del medio¨ desbarrancada. Massa ni en sueños sale del mediocre papelito de diputado opoficialista que se inventó.
Es decir, varios garcas quedaron en el camino.
Lo negativo: la importante cantidad de gente que sigue votando a este gobierno.

PepeArizona dijo...

El único posible sentido que yo le puedo encontrar a la decisión de no ir a las PASO con Randazzo es la creencia en un final de helicóptero para el gobierno de Macri. Pero eso no va a ocurrir. Primero, porque la “pesada herencia” también incluye una Argentina libre de deuda externa, y por más que se quieran endeudar ahora no hay manera de acumular vencimientos que ahoguen al gobierno. Las Lebacs no cuentan: son deudas en pesos, y la maquinita de hacer pesos la tiene el BCRA. En el peor de los casos, volvemos al 40% de inflación. Y en segundo lugar, porque hoy día no hay nada equivalente a la convertibilidad, una bomba de tiempo que necesariamente tenía que estallar.
Y si bien en la Argentina hay amplias mayorías a favor de políticas “progresistas”, nos espera una larga travesía en el desierto hasta convertir esas mayorías abstractas en mayorías políticas. Y en esa travesía habrá que renovar los modos de hacer política. Dudo que liderazgos inapelables tipo “ordeno y mando” sean viables en el futuro, sobre todo si queremos atraer a la extendida clase media argentina. El kirchnerismo ha llevado sus métodos políticos a la obsolescencia (lo cual también es un elogio). Sólo la prepotencia e irreverencia de Néstor y Cristina hicieron posible la eliminación del robo de las AFJP, o la recuperación de YPF y Aerolíneas. Pero en algún momento tenemos que convertirnos en algo un poco más deliberativo que un ejército que no participa en decisiones tan serias como la de hacer las PASO o no…
Por lo demás, me sorprende mucho que se ponga tanto énfasis en la picardía del recuento y no se discuta algo mucho más tenebroso: la corrida cambiaria de los días previos a las elecciones. ¿ Quién estaba detrás de esa corrida? ¿ Era una pequeña contribución de los amigos del mercado para sembrar miedo entre quienes estaban pensando mandarle una advertencia a Macri? Me gustaría saber quién exactamente compró esos dólares…

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Más que un problema de estilo, es de liderazgos que tengan votos. Y esos no abundan mucho que digamos