LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 24 de mayo de 2019

CADA UNO ESTÁ DONDE QUIERE ESTAR



Por años hubo que soportar que nos dijeran que éramos el reservorio de todo lo que está mal en la construcción política: el sectarismo, la soberbia, la falta de autocrítica, la falta de amplitud. Pero la realidad es que hoy Cristina resigna posiciones personales desde la fortaleza de ir primera en todas las encuestas, mientras ellos siguen con los grotescos pasos de un vodevil que ya cansa, mientras la economía y el país se caen a pedazos.

La enorme responsabilidad persona, política, institucional e histórica de Cristina pensando en el país contrasta dramáticamente con la mediocridad apabullante de una dirigencia de pitos cortos y egos largos, y con la inacción de Macri, el presidente encargado; que en medio de una crisis fenomenal dedica la mayor parte de su tiempo a sostener un grupo virtual de autoayuda para oficialistas en crisis, y a desentrañar las roscas internas de la coalición gobernante, para evitar que lo tiren al tacho de los residuos políticos, pidiéndole que desista de ir por la reelección.

Si transcurridos 43 meses de gobierno de Macri y con todo el desastre que hizo y dejará a quien lo suceda, todavía siguen discutiendo la grieta y al kirchnerismo, no tienen definido aun si quieren ser oficialistas, u opositores, y de quien. Y si no definieron eso, no definieron nada, o sí: son oficialistas prácticos, apuestan a la división del voto peronista para facilitar la continuidad del actual régimen, con las mismas caras o con otras: ahí andan con un ojo puesto en la interna de “Cambiemos” para ver si decanta hacia una candidatura de Vidal, para rosquear su ingreso a la coalición de gobierno.

Están en el mismo punto en el que estaban en diciembre del 2015 cuando Macri asumió, y algunos incluso (Schiaretti) en el que estaban en el balotaje: más preocupados por evitar el regreso del kirchnerismo, que por resolver los problemas del país, lo cual requiere inexorablemente terminar con el nefasto experimento neoliberal. Algunos, como el “progresismo” (el socialismo, Stoilbizer, Ricardito Alfonsín) en menos aun: en el módico negocio de los quioscos legislativos, yendo detrás de la chancletas de Lavagna, el candidato de Techint cuyo sostén político casi exclusivo a estas horas son los matrimonios Duhalde y Barrionuevo. Más patético no se consigue.

Más allá de la fragilidad de las estructuras políticas (los “espacios”) que los obliga a apelar a outsiders como Tinelli, lo que permanecen constante son diferencias de fondo, que nunca se terminan de explicitar pero se explican por sí mismas con las actitudes que toman, y están muy claras; diferencias que son más con lo disruptivo del kirchnerismo entre el 2003-2015, que con lo que expresan y representan Macri, su gobierno y sus políticas.

Y esta etapa “consensuadora, dialoguista y corrida al centro” del kirchnerismo lo demuestra aun más: mientras nos dicen que nosotros nos tragamos sapos, ellos dependen de lo que armen (o desarmen) Barrionuevo y Nosiglia, mientras Clarín (que lo dejó en paz por 11 años) le empieza a pegar a Alberto Fernández, y las minnions de Carrió le inventan causas, por el solo hecho de ser el elegido por Cristina.

Las especulaciones y versiones cruzadas que leemos por estas horas (el “Plan V”, la bajada de Macri, la corrida de Cristina de la fórmula), y las que seguramente sigamos viendo hasta el cierre de listas no cambian ese panorama de fondo: como dijimos hace un tiempo ya, cada uno está donde quiere estar; y no lo decimos solo nosotros: hasta Felipe Solá lo ve. Y el que no define donde está (como Massa) es porque cree que puede especular hasta último momento para subirse el precio, partiendo del supuesto de que así logrará que lo paguen por lo que cree que vale, y por lo que realmente vale.

Como dijo alguna vez uno que de esto junaba, “la única verdad es la realidad”: el kirchnerismo que soñaron implosionado y en desbande en 2015 tras la derrota de Scioli, hoy está ampliado y busca ampliarse aun más, y su fórmula lidera las encuestas, con serias chances de ganar en primera vuelta. “Herbívoro” como dicen y lo que sea, sigue en pie, y es el eje de la única construcción opositora con chances reales de terminar con la runfla neoliberal; con la potencia política de Cristina y la adhesión inconmovible de buena parte del pueblo argentino.

Y si no pregúntenles a la mayoría de los gobernadores del PJ, que acaban de instruir a sus senadores para que no dieran quórum para aprobar un paquetazo de jueces impulsado por Macri en cuerdo con Pichetto (cosas que hasta acá salían como piña), después de que Cristina difundiera aquel video en el que daba cuenta del paulatino y constante copamiento de la justicia por el macrismo.

Lo demás son humo y espejos, tanto que después de una larguísima lista de candidatos a “esperanza blanca” que fueron desfilando sin pena ni gloria ni solución de continuidad (Massa, Urtubey, Pichetto, Lavagna, Uñac, Schiaretti y algún otro que puede quedar en el tintero), tuvieron que pedirles a Tinelli y a Scioli que se sumen, a ver si les aportan votos. Que la cuenten como quieran. Tuits relacionados:

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