La imagen de apertura corresponde a esta nota de Diario Bae de la semana pasada, que daba cuenta de la decisión del Consejo Nacional
del PJ de convocar a la Mesa de Acción Política para la semana posterior a las
elecciones en Córdoba (que son el 12 de este mes), para anunciar la
conformación del Frente Patriótico; el armado opositor que se viene gestando
para presentar una alternativa opositora a “Cambiemos” en las elecciones de octubre.
Con el 22 de junio
como fecha límite para el cierre de alianzas y la presentación de candidaturas
se aceleran los tiempos, y el jueves por la tarde Pino Solanas encabezaba un congreso de Proyecto Sur con amplia
concurrencia de figuras de la oposición, que junto con su fuerza serían parte
del armado: desde el kirchnerismo con Máximo Kirchner hasta Patria Grande de Grabois o Victoria Donda,
pasando por Felipe Solá, o el Movimiento Evita.
Aunque a muchos los
devore la impaciencia -en especial porque Cristina no confirma su candidatura,
lo cual por otro lado es completamente lógico: el que maneja los tiempos maneja
los escenarios-, lo cierto es que la unidad opositora se viene gestando hace
tiempo, y se expresó también en la convergencia en la calle, en el parto y
movilización del martes pasado; por encima de las vacilaciones de la conducción
de la CGT.
El sindicalismo más
combativo, los movimientos sociales, la mayor parte del peronismo y un amplio
arco de fuerzas políticas vienen convergiendo claramente desde un tiempo a esta
parte en la construcción de una alternativa política amplia y plural pata
presentarle batalla electoral al intento de continuidad del macrismo; sin que
esa unidad implique necesariamente lista única en las elecciones, eliminando la
competencia interna, en especial para la candidatura presidencial.
De hecho, hay
quienes han expresado ya sus intenciones de ser candidatos (como Daniel Scioli
y Felipe Solá) dentro de este espacio, y en el caso de Scioli, aun cuando
Cristina se presentara; lo cual -en nuestra opinión- suma, no solo porque haber
desalentado la competencia en el pasado perjudicó las chances electorales, sino
porque puede captar voto disperso que muy posiblemente no iría a la candidatura
de Cristina, pero que podría verse tentado por otras opciones, como Massa o
Lavagna, e incluso el mismo Macri.
La conformación del
Frente se anunciaría luego de la elección cordobesa, que se ha constituido en
una especie de parteaguas para todos: no solo el PJ oficial espera sus resultados
para anunciar formalmente sus alianzas, sino también Lavagna porque entiende
que representa el tipo de construcción electoral que aspirar a armar (con
apoyos transversales dentro y fuera del peronismo); y no faltan los sectores
del “círculo rojo” que miran con expectativa cual será el volumen del
previsible triunfo de Schiaretti, para evaluar si lo tientan con una
candidatura presidencial.
Pero más allá de lo
que pase en Córdoba y sus consecuencias, el “Frente Patriótico” armado en torno
al PJ expresa la mayor unidad opositora posible para enfrentar a Macri, dadas
las circunstancias: más allá de los constantes guiños a Massa (que en rigor,
deben entenderse hechos a sus votantes), y de las especulaciones de algunos
gobernadores que arreglaron acuerdos con Cristina para sortear con éxito las
elecciones provinciales (otro tanto pasó acá con Perotti, para ganar la
gobernación), lo real es que a esta altura del campeonato y con toda el agua
que corrió bajo los puentes, cada uno está donde quiere estar. Algunos, por ejemplo, rosqueando "pactos de la Moncloa" con el gobierno, para calmar a los mercados.
Lo que no quita que al filo del cierre de listas y con las encuestas en la mano, se sumen algunos “agregados” de último momento, en especial entre los gobernadores. Y por si no bastaran las pruebas de ello que se han dado hasta acá, ver la actitud de la cúpula de la CGT frente al crecimiento de la protesta social, y como se vienen posicionando en el Congreso los distintos sectores de la oposición frente al avance del proyecto de ley de financiamiento de las campañas; que además de reducir a la mitad los espacios gratuitos de publicidad audiovisual para los spots de campaña (un claro gesto, por si hicieran falta más, a favor de los negocios de los medios hegemónicos), blanquearía legalmente la posibilidad de que las empresas aporten plata para las campañas electorales.
Lo que no quita que al filo del cierre de listas y con las encuestas en la mano, se sumen algunos “agregados” de último momento, en especial entre los gobernadores. Y por si no bastaran las pruebas de ello que se han dado hasta acá, ver la actitud de la cúpula de la CGT frente al crecimiento de la protesta social, y como se vienen posicionando en el Congreso los distintos sectores de la oposición frente al avance del proyecto de ley de financiamiento de las campañas; que además de reducir a la mitad los espacios gratuitos de publicidad audiovisual para los spots de campaña (un claro gesto, por si hicieran falta más, a favor de los negocios de los medios hegemónicos), blanquearía legalmente la posibilidad de que las empresas aporten plata para las campañas electorales.
El proyecto se
discutirá en Diputados esta semana, y habrá que ver que hacen los
sectores de la oposición “amigable” que trata de endurecer su discurso (como
Massa o Bossio), frente a una iniciativa que no solo implica una clara degradación
institucional y modifica las reglas de juego en plena competencia electoral,
sino que además dice mucho sobre las relaciones entre la política y el poder
económico: un dato crucial de cara a la Argentina que se viene, cuando Macri
termine su gobierno.
La confirmación de
la candidatura de Cristina (cuya electorabilidad es, sin dudas, el combustible
que alimenta el armado opositor) sería la frutilla del postre, pero lo real es
que no siendo posible ni realista “la unidad con todos adentro” y el “cualquiera
con tal de que no gane Macri” cuando sectores de las oposición negocian compromisos con el gobierno más allá de las elecciones, lo que se viene construyendo es la mayor unidad
posible, de los que con sus matices particulares, quieren realmente generar una
salida política real a la crisis, construyendo una alternativa.
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