LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

lunes, 20 de mayo de 2019

HAY QUE ESCUCHAR A CRISTINA



Seria de necios negar que hay un dejo de tristeza en algunos sectores del kirchnerismo por la decisión de Cristina de correrse del primer término de la fórmula presidencial, para darle ese lugar a Alberto Fernández. Desconocerlo sería desconocer no solo un dato objetivo de la realidad política, sino la importancia de la dimensión afectiva en la política, que es crucial para comprender el vínculo entre Cristina y muchos de sus votantes.

Nadie más que los peronistas (aunque Cristina es una figura que excede al peronismo, para expresar y resumir las mejores tradiciones del campo nacional y popular) debería saber de lo que estamos hablando. Pero la política no se trata solo de afectos, sentimientos y gustos personales: supone la madurez necesaria para asumir las responsabilidades que cada contexto demanda. Como la que tuvo Cristina.

A nadie se le escapa que el kirchnerismo como identidad y sujeto político se fue construyendo en etapas, agregando y descartando piezas, y con hitos decisivos que moldearon su identidad: el conflicto con las patronales del campo por las retenciones móviles, la disputa con Clarín por la ley de medios (y por algo más que eso: la autonomía de la política), la pelea con los fondos buitres que litigaban contra el país para hacer caer los canjes de deuda.   

Hubo otras grandes decisiones trascendentales de los gobiernos de Néstor y Cristina (acaso más importantes) que no tuvieron tantos contornos épicos, porque no se dieron en contextos de conflictos abiertos: los canjes de deuda, el pago al FMI, la estatización de los fondos de las AFJP, o la recuperación de YPF. Alguno podrá decir con sorna (y con cierto apego a la razón histórica) que el kirchnerismo se terminó de construir en torno a las gestas que perdió, más que a las que ganó; lo que no es exactamente así; pero tampoco es del caso discutirlo aquí.

Pero así como la construcción del kirchnerismo tuvo etapas y contextos diferentes, el actual también lo es, y vaya cuanto y como: como lo enfatiza Cristina en el video, no es del 2015 (por ende no se trata simplemente de volver al gobierno, para regresar a ese punto como si el macrismo no hubiera existido), acaso se parezca más al del 2003; y si se analizan fríamente los datos de la realidad nacional y el contexto regional e internacional, es mucho peor. 

En el video Cristina hace un nuevo llamamiento a la responsabilidad colectiva, pasando de la queja a la organización para construir propuestas que eliminen los motivos de la queja. Hay en esa afirmación (que nos parece central en sus palabras) un hilo conceptual con aquel discurso de despedida el 9 de diciembre del 2015 ante una Plaza de Mayo repleta, cuando (nos) decía "va a pasar lo que ustedes permitan que pase". Ya nos ocurrió una vez (con el macrismo, que "permitimos que pasara"), no podemos darnos el lujo de permitir que nos pase de nuevo, ante la coyuntura histórica que plantean las elecciones presidenciales.  

Al correrse ella del principal término de la fórmula, corre el foco de la grieta como negocio político del usufructo del enfrentamiento y la pelea a cascotazos, para ponerlo donde debe estar: en la enorme tarea de reconstruir el país, tras la devastación producida por el desastre macrista; que todavía puede causar más daño del que ya ha hecho.

Esa es la nueva épica que Cristina nos está proponiendo a nosotros, los militantes, y no es poca: tratar -para empezar y como pide Máximo- que todos los argentinos puedan volver a comer cuatro veces por día, todos los días, que no tengan que vivir con la zozobra de perder el empleo, o que no lloren por no poder pagar la boleta de la luz. De todo eso se trata; así de mal estamos, así de grande es el desafío que tenemos por delante,

Un desafío que no deja lugar para picheritos ni lamentaciones, ni para gustos personales, ni para "votos desgarrados": es Cristina la que define la fórmula, que además integra; y si alguien apunta que lo hace forzada por las circunstancias (la persecución judicial en su contra, las "amenazas" externas), eso no la disminuye sino que la agiganta, en tanto saca un obstáculo para no tornar más compleja una situación ya de por sí difícil. 

Si quisiera rehuir responsabilidades, se hubiera quedado en El Calafate, o cuidando a sus nietos, hace ya muchos años; y para ser justos, desde la muerte de Néstor para acá nadie (ni siquiera los kirchneristas) está en condiciones de reclamarle nada en términos de sacrificio personal.  

Si los señalados no fueran suficientes motivos para votar la fórmula y militarla, hay que mirar a nuestro alrededor para darse cuenta que el dolor que se multiplica en muchos rostros de nuestros compatriotas demanda una respuesta, y somos nosotros (entendido ese "nosotros" no como exclusivamente el kirchnerismo, sino como el amplio colectivo político que CFK viene construyendo desde el 2015, con AF como arquitecto principal desde hace un tiempo), los que tenemos la responsabilidad de dársela. 

Es obvio que la fórmula recibe de CFK toda su potencia electoral, y Alberto Fernández es el primero que lo sabe: él está allí para sumar capacidad de articulación con sectores que quizás no se sentarían a dialogar con Cristina, que por otro lado dio muestras de estar dispuesta a más de un gesto en ese sentido, todo este tiempo. Pero ojo con comprar los buzones que vende el enemigo, menoscabándalo de antemano, como un presidente Chirolita.

Y ojo también con cometer el pecado de ser más cristinistas que Cristina, como Duhalde o Julio Bárbaro que ahora descubren que ella hubiera sido mejor candidata o la hubieran votado; o como los troscos que dicen que resignando el primer término de la fórmula, capituló ante los mercados o el FMI, cosa que vienen diciendo que el kirchnerismo hizo sistemáticamente, desde el 2003.

4 comentarios:

Jorge dijo...

Sos un excelente escriba. Deberías escribir en algún diario de tirada nacional.

octavio e. dijo...

Impecable post nuevamente.

Oti.

JLO dijo...

fue una genialidad y la convierte a ella en algo mas grande todavía...

Anónimo dijo...

Excelente post. Estoy de acuerdo con Jorge. Kña