LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

lunes, 28 de mayo de 2012

LOS RADICALES Y EL DIFUSO LÍMITE ENTRE LA ÉTICA Y EL GOLPISMO


Leemos en Clarín de ayer que los senadores radicales (a instancias de Sanz y Morales) planean impulsar la estrategia de dejar de concurrir a las sesiones de la Cámara cuando las presida Boudou, excepto cuando se discuta el pliego de Reposo como Procurador General.

La verdad que -leyendo la nota- no se termina de saber si el motivo determinante de tan rimbombante decisión (que habrá que ver si se termina concretando,  no olvidemos que hablamos de radicales) son los supuestos episodios de corrupción que involucrarían al vicepresidente y su entorno, o el hecho de que, al renovarse la flota de autos del Senado, a algunos senadores radicales no les tocó un cochecito nuevo.

Como sea, lamentable por dónde se lo mire, pero lo más preocupante no son los motivos, sino las consecuencias.

Porque una cosa es utilizar la herramienta del quórum  (darlo o no) para forzar una agenda parlamentaria determinada, o negociar el apoyo a uno u otro proyecto a discutir: ésas son reglas de juego legítimas, aceptadas por todos, y parte de la política legislativa.

Otra muy distinta es imbuirse de una aureola de superioridad moral (algo a lo que los radicales son afectos) sobre el resto del cuerpo, y desde allí desertar de la representación que les otorgó la ciudadanía con su voto, para que ejerzan un mandato oponiéndose al gobierno, pero dentro del Congreso y participando de los debates.

Si uno repasa en la historia cae en la cuenta que los radicales tienen una larga tradición en ésta materia, y sin apelar a la chicana fácil de que -cuando les toca gobernar- siempre terminan abandonando el barco antes de finalizar el mandato: después de todo, en esos casos siempre se victimizan y atribuyen sus fracaso a alguna conjura de otros; cosa que si existió, no los exculpa.

No señor, dejemos de lado eso, pero recordemos por ejemplo que en 1949, cuando el peronismo propuso la reforma de la Constitución y con el argumento jurídico (expuesto en la Convención por Moisés Lebensohnn) de que no se habían reunido los dos tercios del total de la Cámara en Diputados para declarar la necesidad de la reforma, abandonaron la Convención, y no participaron nunca de sus sesiones.

Cosa que sí hicieron en 1957, cuando la convocatoria la hizo una dictadura militar, con proscripción del peronismo y no hubo Congreso que declarase la necesidad de la reforma; lo que demuestra que, detrás de la mascarada legalista (los radicales se autoatribuyen, además, ser los exégetas y custodios de la Constitución), el verdadero propósito que se perseguía era vaciar de legitimidad política al peronismo, al que caracterizaban como una dictadura; para legitimar sus conspiraciones con sectores del poder militar para derrocarlo.

Má acá en el tiempo, cuando se discutió en la Cámara de Diputados la ley de medios, se levantaron de la sesión al momento de votar, con la excusa pueril de cuestiones de privilegio fundadas en la supuesta vulneración de las reglamentaciones parlamentarias, en la discusión de un proyecto concebido a través de un inédito proceso de participación ciudadana, a lo largo y a lo ancho del país.

El propósito entonces fue también vaciar de legitimidad a la norma, para justificar su derogación si (como soñaban entonces) llegaban al gobierno en el 2011 (o aun antes, a través del experimento Cobos), y no aparecer como haciendo lo que verdaderamente hacían: fungir de infantería parlamentaria del Grupo Clarín, para defender su imperio multimediático.

Pero del vicepresidente se habla en el planteo de Sanz y Morales, lo que nos recuerda otros dos precedentes cercanos. 

Justamente en el gobierno de la Alianza, y en el Senado, el vicepresidente de entonces, Chacho Alvarez, denunció los sobornos pagados por el gobierno de De la Rúa (que era radical, aunque ellos quieran que nos olvidemos) para sacar la ley de flexibilidad laboral (la famosa "ley Banelco"); y renunció porque lo dejaron sólo: en primer lugar, los propios senadores radicales, muchos de los cuáles también se prendieron en la movida; mientras otros, aplicando a rajatabla el teorema de Baglini, se pusieron "sensatos" y cerraron filas con De Santibañes y el presidente (con Alfonsín a la cabeza); porque estaba en juego la continuidad del gobierno.

No hubo allí brotes espasmódicos de moralismo que los forzaran a dejar el recinto del Senado; como tampoco los hubo hace poco -para ser más precisos en el 2008-, cuando le perdonaron a Cobos la expulsión "de por vida" de la UCR por haber traicionado al partido aliándose con el kirchnerismo.

Claro, las aguas del Jordán purificador fueron las de otra traición (la del "voto no positivo"), pero al gobierno de Cristina.

Soñaban entonces con el final de mandato anticipado de la presidenta, y tomar el gobierno por asalto de la mano del réprobo de ayer, que pasaba a ser el héroe del momento; justamente Sanz era el principal impulsor de la  movida, sosteniendo que Cobos no debía renunciar sino permanecer en funciones, ya pasado con armas y bagajes a las filas de la oposición.

Se dirá que no hacían más que devolver al peronismo con la misma moneda con que éste accedió al poder tras la caída de De La Rúa.

Pues bien, entonces no es un problema de principios ni de valores éticos como nos quieren hacer creer, sino simplemente de oportunidades.

Calma entonces radicales: la gente los puso en su lugar con el voto, para que vayan al Congreso y se opongan -si quieren- a todo lo que haga el gobierno; no para que repitan los errores del pasado jugando a los republicanos indignados, queriendo vaciar de legitimidad política esas instituciones que tanto dicen defender.

Como diría Serrat, no jueguen con  cosas que no tienen repuesto.        

3 comentarios:

Unknown dijo...

Parece que hacerse harakiris políticos volvió a estar de moda en la UCR.

Anónimo dijo...

No son ni éticos ni golpistas, son estúpidos, todavía no superaron el sindrome De la Rúa. Si lo hacen que les descuenten de la dieta y miren quienes son los promotores. Falta que Charletta los apoye y ahí sí "cartón lleno".

Racing y el Tío Cámpora dijo...

Estos tipos no tiene vergüenza, hace 82 años que no pueden terminar un mandato, pusieron sus dirigentes al servicio de todas las dictaduras, gracias al Turco y Alfonsín consiguieron el tercer senador por provincia y la autonomía de la Capital Federal con la esperanza que iba a ser un un territorio para siempre de ellos, lo legraron una sola vez; y ahora pretender ser otra vez, como los milicos antes, la reserva moral de la Patria; VÁYANSE A CAGAR!!!