Hace un año los argentinos festejábamos el bicentenario de la Revolución de Mayo, con millones de personas en las calles disfrutando de algo más que un espectáculo artístico de jerarquía.
Celebrábamos un reencuentro con nuestra propia historia -aun con sus horas aciagas-, con nuestra identidad; y celebrábamos también haber ascendido desde el infierno de la crisis política y económica terminal del 2001, al menos al purgatorio del que hablaba Néstor Kirchner.
Y a propósito de Néstor: en el video que va arriba lo vemos junto a Cristina en el palco oficial, disfrutando del paso de la murga que conmemoraba el festejo por el retorno a la democracia.
Los dos, rodeados del pueblo en la calle, que no los quería matar como decía la pitonisa Carrió.
Y decimos esto porque ahora nos vienen con que el repunte de Cristina -que la coloca en todas las encuestas al tope, con un seguro triunfo en primera vuelta en octubre- se debe al "efecto viudez", porque la muerte de Néstor habría provocado que muchos argentinos la apoyen por lástima, por decirlo de algún modo.
La sociedad de la imagen que vivimos es de sensaciones efímeras muchas veces, pero al mismo tiempo nos deja testimonios como éstos, que suelen hablar -como se dice- más que mil palabras.
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