Este post de Gerardo Fernández de ayer nos hizo reflexionar sobre un error comunicacional del gobierno en el asunto del impacto de la crisis financiera internacional en la Argentina: no vamos a agregar una coma a lo que plantea Gerardo.
Sí queda claro que el dispositivo mediático hegemónico vira en estos días (fracasada ya la operación Zaffaroni) a poner la lupa en la crisis, pero cambiando bruscamente el discurso: ahora plantean que impactará duramente en la Argentina, y que el gobierno se toma el tema con liviandad (Bouodu toda la guitarra, por decirlo en la metáfora en boga).
Así como en Clarín de hoy el tema trepa a la tapa (haciendo foco en las respuestas de Cristina y de su candidato a vice), en La Nación se convierte en la columna editorial, desde otro ángulo: la crisis (que se ocultó por meses, tapada por los escándalos nacionales promovidos en serie para limar al gobierno) es muy grave, y el modelo económico del kirchnerismo, lejos de blindarnos contra sus efectos, nos expone más; y hay que abandonarlo de inmediato.
Conceptualmente el razonamiento es un disparate que no resiste la menor confrontación con la realidad, pero busca filtrarse por los huecos que deja la política comunicacional del gobierno; que debió extremar los recursos para explicar que medidas se fueron tomando para llegar a donde estamos, y refutar la idea del "viento de cola".
Pero hay algo muy interesante en los comentarios a la columna editorial de la "tribuna de doctrina": la mayoría de ellos (más de la mitad) refutan el razonamiento del diario, y asumen la defensa del rumbo económico seguido desde el 2003 hasta ahora.
Y no se trata de que, de repente, se hayan multiplicado los kirchneristas que leen La Nación y comentan en las notas: es simplemente el sentido común de ciudadanos informados que ven lo que está pasando en el mundo, y reaccionan ante la grosera manipulación de la realidad que intenta el diario, para llevar agua para el molino de los intereses que ha defendido siempre.
Hay allí entonces una punta interesante para nosotros, los militantes, desde acá al domingo: hay cierto sentido común creciente en algunos ámbitos en cuanto a que, si la crisis no ha impactado a la Argentina desde el 2008 para acá, es porque el gobierno algo habrá hecho bien con su política económica.
Y más aun: ese mismo sentido común indicaría que no sería lógico cambiar de caballo a mitad del río, experimentando con el voto en momentos en que las turbulencias internacionales aconsejan dejar el gobierno en manos expertas, o que han demostrado capacidad para lidiar con situaciones de crisis.
Como las de Cristina, sin irnos más lejos.
Dicho de otro modo, ¿en qué cabeza cabe que, con el mundo como está, uno va a votar a los radicales por ejemplo, y más con un candidato de apellido Alfonsín?
Así que a militarla muchachos, entre tanto cabeza de termo que se pasó años diciendo que hagamos como los "países serios", y ahora le entró un poco de miedito por el futuro.
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