LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

martes, 1 de mayo de 2012

DÍA DEL TRABAJADOR


El video que encabeza el post -extraído de la maravillosa "Perón, sinfonía de un sentimiento" de Leonardo Favio-, corresponde a la proclamación por el propio Perón del Decálogo de los Derechos del Trabajador, incluidos en la Constitución Nacional de 1949 en los tiempos del primer peronismo. 

Elegimos esas imágenes y palabras en éste día, en que se conmemora a los trabajadores en todo el mundo recordando a los mártires de Chicago, porque ha sido el peronismo la singularidad argentina en que se inscribe la historia de nuestras masas trabajadoras.

El peronismo no inventó a los trabajadores, ni éstos empezaron a existir a partir de su emergencia a la historia nacional; pero fue desde entonces -desde aquél 17 de octubre del 45'- que ambos (peronismo y trabajadores) estuvieron indisolublemente unidos; porque la enorme mayoría de los trabajadores argentinos asumieron al peronismo como su identidad política.

Atravesando en el camino todas las circunstancias -felices, adversas- que esa misma historia puso a su paso: dictaduras, persecuciones, divisiones, traiciones y enfrentamientos, pero con una constante histórica: cuanto más se pareció el peronismo a lo mejor de sí mismo, más derechos conquistaron los trabajadores argentinos.

Y es que para imponer proyectos políticos y económicos contrarios a los intereses de la mayoría del pueblo argentino, siempre fue necesario disciplinar a los trabajadores con el desempleo, la rebaja de salarios, la pèrdida de derechos: las dos caras de una misma moneda.

Porque en estos tiempos en que estamos empeñados en recuperar YPF hay que recordar otra constante histórica de nuestro pasado: cada vez que el país enajenó sus fuentes de riqueza, y el control de los resortes fundamentales de su economía (en las dictaduras, o en las claudicaciones de la democracia, como el menemismo), cada vez que permitió que otro condujeran su destino, los trabajadores argentinos se vieron despojados de sus derechos.

Una constante que es importante recordar en estos días, para señalar que dos triunfos electorales consecutivos del kirchnerismo por amplísima mayoría (en las elecciones presidenciales del 2007 y 2011) no se explican sin el mayoritario apoyo de los trabajadores argentinos; y son la más rotunda demostración de que consideran que la experiencia iniciada el 25 de mayo del 2003 rescata para estos tiempos la mejor tradición histórica del peronismo; entre otras, cosas, la conquista de derechos por parte de esos mismos trabajadores.

Días en que asistimos a la disputa de Hugo Moyano y el sector que lo respalda hasta hoy al frente de la CGT con el gobierno de Cristina, pretendiendo para sí la exclusividad de la representación de los trabajadores argentinos.

La masividad del acto en Vélez del viernes pasado tampoco se explica sin la presencia activa y militante de miles de trabajadores, e incluso de sus organizaciones sindicales; pero no se trata de contraponer un acto con otro, en éste caso con el de Moyano el día antes en Parque Roca.

Se trata entonces -por decirlo de un modo simbólico- de tender puentes para sumar a los que eligieron ir a cualquiera de los dos actos.

Porque además el proceso de reconquista de derechos de los trabajadores vivido en los últimos 9 años (empezando por el más primordial: tener trabajo) no fue acompañado en la misma medida por una revalorización de esos mismos trabajadores, del valor de las organizaciones sindicales: de hecho, aun creciendo, la tasa de sindicalización está muy lejos de las medias histórica de la Argentina, sobre todo entre los jóvenes.

Y eso tiene que ver con el desprestigio de las dirigencias sindicales, del que casi ninguno se salva: ni la CTA, intento de organización alternativa del movimiento obrero sobre otras bases, que terminó en una escandalosa elección interna con acusaciones recíprocas de fraude; ni la CGT, sumida hoy en un conflicto por su conducción entre el propio Moyano y sus aliados (entre los que hay enemigos de los trabajadores, como Gerónimo Venegas), y sus adversarios, entre los que se cuentan los representantes de lo más impresentable del sindicalismo argentino, como Barrionuevo, Lescano, Cavallieri o los "gordos"; actores de la doble entrega en los tiempos del menemismo: la entrega del patrimonio nacional, y la entrega de los derechos de los trabajadores.

Justamente hace un tiempo atrás énumerábamos acá los derechos que los trabajadores argentinos conquistaron o reconquistaron en los tiempos kirchneristas; cuando desde la CGT y el propio Moyano se cuestionaba al gobierno acusándolo de haberse "menemizado", diciendo que la "sintonía fina" recordaba a la flexibilidad laboral.

Por el contrario, partiendo de la realidad indiscutible de que existen múltiples asignaturas pendientes en la dura tarea de consolidar y profundizar el rumbo, incluso en lo que específicamente tiene que ver con la realidad de los trabajadores (disminuir el empleo en negro, mejorar las condiciones de trabajo, discutir los impuestos al trabajo en el contexto de una reforma tributaria más profunda, resideñar el sistema de riesgos del trabajo, seguir atacando toda forma de precarización laboral o -lisa y llanamente- trabajo esclavo), la reflexión apunta a encontrar las mejores herramientas para conseguirlo.

Y -al menos desde nuestra pespectiva- no hay otro rumbo que perseverar en el trazado por Néstor Kirchner desde aquél 25 de mayo del 2003, y eso implica hoy acatar la conducción política de Cristina, que es además en quien confían plenamente la inmensa mayoría de los trabajadores argentinos para mejorar día a día su situación.

Algo que Moyano (que combatió con fuerza en los 90' al menemismo) debería saber mejor que nadie, para comprender dónde ponerse, impuesto a las ganancias más o plata de las obras sociales menos.

2 comentarios:

Juan Carlos Velazquez dijo...

Sabemos que el sindicalismo no es otra cosa que la expresión actual de una tendencia espontánea de la naturaleza humana, propia de las sociedades industrializadas, que impulsa a agruparse a quienes comparten un mismo trabajo ó participan de un proceso productivo común . Esta comunidad de experiencias é intereses, crea entre los hombres “ solidaridades elementales” que a lo largo de los siglos han buscado sus cauces de manifestación, a la vez que han conmovido y resquebrajado todos los sistemas ideológicos que pretendieron ignorarlas.
Juan Domingo Peron

Clase dictada en la Escuela Nacional de Guerra ,a Oficiales el 24- 09-52





-

Unknown dijo...

Es triste pero no creo que Moyano recapacite...en fin, le deseo un feliz día...