LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

lunes, 14 de octubre de 2013

EL LONJAZO SOLO DUELE CUANDO ES EN CUERO PROPIO


Resulta que durante la asamblea del FMI  (según vemos acá en La Nación) se generó un más que interesante debate respecto al futuro de las reestructuraciones de deuda soberanas, amenazadas por los ataques especulativos de los fondos buitres que enc uentran jueces (como Griesa, sin ir más lejos) dispuesto a atender sus reclamos; aunque se caiga el mundo.

Debate en el cual opinaron los abogados que defienden a la Argentina en los tribunales de EEUU, mocionando para que el FMI cumpla un rol más activa en este tipo de procesos, forzando la revisión de las cláusulas como el "pari passu" (igualdad de tratamiento) sobre la base de las cuáles un sector de la justicia yanqui jaquea la reestructuración de la deuda argentina.

Recordemos que el FMI trató de constituirse en "amicus curiae" de la Argentina ante la Corte Suprema de los EEUU (petición rechazada por el tribunal), porque el nuestro es un caso testigo que compromete a futuro todas los procesos de reestructuración soberana de deudas; y no precisamente porque sean nuestros amigos.

Son las complejas tramas de las relaciones internacionales de las que hablábamos acá; pero también tienen que ver con otro hecho en ciernes, que la mismísima Cristina Lagarde se encargó de puntualizar en la asamblea del FMI, sobre lo que leemos en el mismo artículo de La Nación: "La asamblea del FMI cerró ayer con preocupación por la crisis fiscal que amenaza a Estados Unidos y su posible impacto en la economía mundial. "Estamos a cuatro días de un momento muy peligroso. No podemos permitir que ocurra el desastre", dijo la directora Christine Lagarde, al hacer un firme llamado para que la clase política norteamericana encuentre una salida.".

En efecto, si demócratas y republicanos no llegan a un acuerdo sobre la elevación del techo de deuda antes del 17 de octubre, los EEUU enfrentan la posibilidad de un colosal defáult con efectos devastadores sobre los precios de los bonos del Tesoro, y sobre la economía global. Al respecto es sumamente recomendable ésta artículo de Alfredo Zaiat en Página 12 del sábado.

El propio diario de Mitre lo refleja en otra nota de la misma edición, claro que sin asociar ambos casos, aunque son exactamente iguales (con la lógica diferencia de magnitud, a favor de la Argentina):  


En el artículo correspondiente (completo acá) leemos. "Todo aquel que recuerde el colapso de Lehman Brothers, hace poco más de cinco años, sabe lo que significa un desastre financiero global. Un default del gobierno de Estados Unidos , del que nos separan apenas unos días si el Congreso no logra elevar el techo de endeudamiento antes del jueves próximo, será una calamidad económica nunca vista.

Un default de la deuda del principal deudor del mundo -algo sin precedente- devastará las bolsas de Brasil a Suiza, detendrá el mecanismo de préstamos de cinco billones de dólares para inversores que confían en los bonos del Tesoro norteamericano, hará estallar los costos de endeudamiento para miles de millones de personas y empresas, arrasará al dólar, y hundirá a Estados Unidos y a las economías del mundo en una recesión que podría convertirse en depresión. Un apocalipsis financiero.

La gente siempre se volcó a los bonos del Tesoro en busca de seguridad, pero ¿qué pasará cuando sepan que ya no son seguros?", dijo Grant, que sigue la evolución de las tasas de interés desde la década del 70. "Los mercados financieros se basan en la confianza. Si la confianza se ve amenazada, ocurre el desastre."
Cerca de la mitad de la deuda de Estados Unidos está en manos de gobiernos, bancos e inversores extranjeros. Un default pondría en cuestión esos valores, así como el valor del dólar como moneda de reserva mundial, dijo Johnson. China es el tercer tenedor de deuda de Estados Unidos, con 1,27 billones de dólares hasta julio, según datos del Tesoro. Le sigue Japón, con 1,1 billones." (las negritas son nuestras)
En el juicio que siguen los fondos buitres contra la Argentina en los tribunales yanquis, el gobierno de EEUU evitó que el FMI actuara como "amicus curiae" del país ante la Corte Suprema, y no emitió opinión en el caso a través del Procurador General, aunque es cierto que la Corte no se la pidió formalmente porque no aceptó aun tomar el caso.
De acuerdo con las propias leyes procesales de EEUU, quedarían al menos dos oportunidades más de que sí lo haga; y en tal circunstancia pida opinión a la administración de Obama (de paso, una enseñanza para los papagayos que hablan acá de "politización de la justicia"), que podría estar enfrentando su propio default.
Una eventualidad que no es descabellada, y que si no sucede este año luego del 17 de octubre, nada obsta a que se repita como posibilidad concreta el año que viene; considerando que la relación de fuerzas en el Congreso norteamericano podría empeorar en las próximas elecciones legislativas para los demócratas, que podrían perder el control del Senado. Y que podría activar el interés del gobierno de EEUU en intervenir y opinar en el caso de la Argentina contra los fondos buitres.
Imaginemos en un eventual defáult de los EEU el desplome del valor de los bonos del Tesoro, y la Casa Blanca tratando de negociar con sus acreedores para salir del pantano (como la Argentina en sus dos canjes), mientras los Paul Singer y similares hacen su agosto comprando por monedas esos títulos depreciados, para reclamarlos por el total de su valor nominal en los tribunales yanquis, haciendo valer la cláusula del "pari passu"; y tendremos una idea de todo lo que se juega en éste caso; máxima cuando no existe una ley internacional de quiebras soberanas.
Razón por la cual se habló en la asamblea del FMI de reforzar las "cláusulas de acción colectiva" contenidas en los bonos de reestructuración de deuda (en nuestro caso, en los de los canjes del 2005 y 2010, y en el que acaba de reabrir el Congreso), para reforzar los procesos contra el ataque de fondos especulativos, impidiendo que puedan cobrar en condiciones más ventajosas que el resto de los acreedores.

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