LA FRASE

"QUE DESDE LA VICEPRESIDENCIA SE SOSTENGA UNA AGENDA QUE NO SEA LA DEL GOBIERNO ES ALGO QUE NUNCA SE HA VISTO." (JULIO COBOS)

miércoles, 15 de marzo de 2017

LOS ESCALOFRÍOS DEL DECANO


Leemos en el portal del comitéradical que pagamos entre todos, con la plata de nuestros impuestos: “El decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Javier Aga, se refirió por LT10 a las últimas escuchas difundidas de Cristina Kirchner con Guillermo Parrilli, en las que la expresidenta le decía que había que salir a “apretar” a los jueces. Al respecto, Aga sostuvo que “es escalofriante escuchar esto después de 34 años de democracia y de boca de una presidenta elegida constitucionalmente”.
En ese sentido, el decano afirmó que esta charla no fue una expresión aislada: “me recuerda a las apretadas que recibió Nisman, Campagnolli, Marijuan, Casanello, y estas expresiones no contribuyen a fortalecer a la democracia”. Además, consideró que estas actitudes se asemejan a “una banda que pretendía más perpetuarse en el poder que llevar adelante un proyecto político”.
Que cosa rara los escalofríos del señor decano de la casa en la que se enseña el derecho: se le provocan por escuchar conversaciones privadas filtradas a los medios por los jueces y fiscales que deben garantizar su secreto, en causas armadas para perseguir a opositores políticos, poniendo a los servicios de inteligencia a escuchar sus teléfonos durante 24 horas sin control judicial alguno, de un modo completamente ajeno al objeto de la causa en sí.
Una causa que es además un absurdo: se investiga el presunto encubrimiento de alguien que estaba detenido al momento de las escuchas, y que luego fue sobreseído por el delito que se le imputaba. Pero al señor decano le da escalofríos que la ex presidenta quiera activar causas judiciales dormidas por meses en los juzgados, contra el más poderoso de los espías, hoy reivindicado.
No le provocan escalofríos al señor decano la prisión política de Milagro Sala y sus compañero y compañeras de la Tupac Amaru por el régimen de Gerardo Morales, ni el hecho de que el gobierno argentino y el jujeño hayan desoído todos los pedidos de los organismos internacionales de derechos humanos (la ONU, la CIDH) y hasta el Departamento de Estado de EEUU reclamando su libertad, por considerar arbitraria su detención
Tampoco le provoca escalofríos al señor decano que los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se hayan sacado de encima con cuatro renglones siete recursos presentados reclamando por la libertad de Milagro, ni que dictaran un fallo considerando que son ellos los que deben determinar su un fallo de la corte Interamericana de Derechos Humanos se cumple o no el país.
Al decano de la facultad donde se forman los futuros abogados no le produce escalofríos que el presidente de la república haya designado a dos jueces de la Corte suprema por decreto, ni que haya modificado por la misma vía la ley de tierras votada por el Congreso, o haya permitido el ingreso de los familiares de los funcionarios al blanqueo, pese a que la ley que su propio gobierno hizo votar lo prohíbe expresamente.
Tampoco le provoca escalofríos al señor decano que el presidente haya modificado por  DNU la ley de riesgos del trabajo (que contaba con media sanción) restringiéndole a los trabajadores el derecho al acceso a la justicia para reclamar por indemnizaciones por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales; y que por la misma vía haya mutilado la ley de medios (gracias a la cual su Universidad que contaba con una radio, ahora tiene un canal de televisión), en contra de la libertad de expresión y a favor de los negocios de un grupo económico.
No le vienen escalofríos al decano de Derecho de la UNL porque el oficialismo haya tomado por asalto el Consejo de la Magistratura robándose una banca que le correspondía a la oposición, para así poder contar con la mayoría necesaria para designar y destituir jueces; para acto seguido confeccionar una lista de jueces y fiscales cuya destitución procurará el gobierno, porque sus fallos y dictámenes no le agradan al presidente, o lo investigan en causas por hechos de corrupción.

Tampoco le provoca escalofríos al señor decano la ofensiva pública y permanente del gobierno (del presidente y su ministro de Justicia para abajo) para eyectar de us cargo a la Procuradora General Gils Carbó, pese a que tiene acuerdo del Senado y solo puede ser removida por juicio político.
No lo “escalofriaron” al señor decano la aprobación de la pena de muerte por decreto y sin juicio previo denominada “ley de derribo”, ni el despido de empleados públicos por motivos ideológicos y políticos, previa revisión de sus redes sociales; ni la aprobación del denominado “protocolo anti piquetes”, que atenta contra la garantía constitucional de peticionar a las autoridades.
Va de suyo que tampoco se ha sabido que le produjeran escalofríos al señor decano los escándalos de corrupción que salpican al presidente y sus funcionarios (Panamá paper´s, cuentas en Bahamas, sociedades off shore en paraísos fiscales, el acuerdo del Correo, la adjudicación de las rutas aéreas, Odebrecht); ni el pedido de juicio político a los camaristas laborales que convalidaron la paritaria bancaria, ni el envío de un emisario presidencial a apretar al fiscal Di Lello, que imputó a Macri en la causa de las low cost.
Mas cerca acá en la provincia, no le produjeron escalofríos al señor decano la bochornosa destitución del Defensor General Gabriel  Ganón por haber denunciado torturas policiales a los detenidos, ni su reemplazo por la mujer del presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Y demás está decir que no le produce escalofríos al señor decano la toma por asalto de la justicia santafesina y el Ministerio Público por hordas de militantes, funcinarios y ex funcionarios radicales y socialistas, porque su facultad y él mismo son parte principalísima del grupo comando de asalto, a través del Consejo de la Magistratura.
El señor decano Aga no tiene escalofríos por ninguna de todas esas situaciones porque goza del abrigo de ser parte (él sí) de la banda que maneja la UNL desde 1983, que vació primero la obra social en las gestiones de Barletta y Storero, logrando la impunidad con la inestimable ayuda del juez federal Miño (radical, para más datos, pariente del ex diputado Iparraguirre); y fue luego parte principalísima de la estafa a los ahorristas en Bolsafe Valores.

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