EL FIN DE LA METÁFORA

Se terminaron los eufemismos: la “lluvia de inversiones” ya no depende de haber levantado el cepo, ni de haber arreglado con los buitre, ni de haber aprobado la “participación pública-privada”, ni de haber abierto la economía, o “sincerado” las tarifas, tal parece que ni siquiera de lograr avanzar en alguna forma de flexibilización laboral.

No señor: los empresarios solo pondrán la tutuca si Cristina sale de la cancha. Si es porque el gobierno le gana en elecciones, mejor, pero de lo contrario, le están pidiendo a Macri (no a la justicia: al presidente) que la meta presa. Y no por desestabilizadora (como alucinan los funcionarios del gobierno), sino por corrupta.

Poco importa indagar si lo que cuenta Bonelli en su columna de Clarín de hoy sobre el viaje de Macri a España efectivamente sucedió, o corresponde a su imaginación: los factores que pone en juego la versión están instalados hace tiempo en nuestra escena política.

En todo caso traducirlo en una columna del diario de Magneto importa o bien un ultimátum del poder económico a Macri, o a la inversa: el gobierno haciendo circular la especie para presentarse como “apretado” para apretar a su vez a los jueces y fiscales, “exigiendo” resultados: Cristina tiene que ir presa, para que no pueda presentarse a las elecciones.

En la nota por la boca de Bonelli se cuestiona la estrategia de Durán Barba de forzar la polarización con Cristina pero manteniéndola en carrera; pero no se dice nada de las razones, que son muy claras: no hay hoy por hoy una sola encuesta que no lo de al gobierno perdiendo en la provincia de Buenos Aires, y a CFK con un alto caudal de votos. Es decir que debe ir presa, porque si se puede presentar, no gana.

Esto -que lo percibió hace tiempo ya el peronismo bonaerense, y de allí la política de sus dirigentes de levantar los alambrados al kirchnerismo- está directamente vinculado a los desastrosos efectos de las políticas de Macri, y al marasmo opositor para generar una alternativa al macrismo: ni Massa ni el “peronismo competitivo y funcional” que podrían expresar Pichetto, Bossio o Urtubey logran hacer pie y levantar cabeza en una realidad crecientemente conflictiva, y que lo seguirá siendo cada día más en lo inmediato; a juzgar por como se vienen dando las cosas. 

Lo notable es como estos exabruptos (pedirle al presidente por los medios que ponga presa a la principal figura de la oposición, para remover el principal obstáculo a sus políticas) van de la mano por ejemplo con las barbaridades que dijo María Eugenia Vidal sobre el paro docente, y con el libreto duranbarbista recitado a coro por funcionarios y periodistas del régimen: el kirchnerismo busca desestabilizar a Macri, para que Cristina y sus ex funcionarios puedan zafar de ir presos.

Ya van 15 meses tirándole con todos los fierro mediáticos y judiciales y hasta acá, lo único que consiguieron fue fortalecerla: hacia el interior del dispositivo peronista, y si siguen por ese camino, ante la sociedad; que la terminará viendo como la única capaz de ponerle freno a Macri y sus políticas.

No lo decimos nosotros, lo están diciendo ellos; aunque quizás no se terminen de dar cuenta.