LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 14 de abril de 2017

CRISIS EN EL MACRISMO EMOCIONAL


Todo parece indicar que con el raje del director del INCAA el gobierno se compró otro problema, sumando críticas en un lugar de donde hasta ahora no las recibía, pero en realidad a nosotros no nos importa analizar quien tiene razón y quien no (seguramente la tengan quienes defienden al eyectado), sino enfocarnos en otras cuestiones.

El desplazado Cacetta era una recomendación directa de Campanella a Macri, cuando declinó el ofrecimiento para el cargo que le hiciera a él mismo. Campanella, uno de los flamantes líderes espirituales del "17 de octubre cacerolo" del "1°A" que retempló el ánimo presidencial para cerrarle definitivamente la puerta a la Argentina del colectivo y el choripán, hoy está dolido: como muchas almas bellas, parece empezar a descubrir que "su" gobierno (la encarnación misma de la democracia y la república) opera, ajusta, censura, persigue y raja. Dolor país.

Justamente a propósito del "fuego amigo" de Macri hacia sus propios votantes, decíamos hace poco acá como un ejemplo de eso: "Artistas, empresarios teatrales y gente del espectáculo con sus preocupaciones básicas tan resueltas como para darse el gusto de tener un voto “ideológico” o “estético”, sin advertir que viven de consumos diversificados, superfluos o excedentes; que son los primeros de los que se prescinde cuando la cosa viene mal, y hay que ajustarse el cinturón.".

Pero además de esa visión borrosa en el lente de la cámara en un plano largo de la sociedad (ya que de cine hablamos) que los lleva a votar en contra de sus propios intereses, tampoco enfocan bien en el corto.

Suponen que "la cultura" (su metier) es básicamente el mecenazgo estatal -complementario al privado- a sus emprendimientos, y lo dan por sentado porque no lo creen un territorio de disputa política

Quizás porque la "nueva derecha" (es decir ésta que gobierna, o sea la misma de siempre) tiene la astucia de contentarlos dejándolos jugar allí como si fuera un pelotero, en un juego de doble conveniencia: a ellos les permite dar la imagen de "transgresores" rebeldes que corren los límites, y a la derecha en el poder la de "pluralismo" que necesita para disfrazarse de tolerante.

Pero de pronto, cuando pasan cosas como las del INCAA (donde el raje del director parece ser el preludio de un brutal manotazo a su caja), descubren que el populismo que tanto odian les destinaba generosos recursos para hacer lo suyo; mientras que los gobiernos "republicanos" suelen considerarlo un gasto superfluo, a mano del tijeretazo del ajuste perpetuo, en cualquier momento.

De hecho y aunque Campanella no se diera cuenta (quizás porque estaba distraído defendiendo al gobierno en las redes sociales), desde su misma asunción su módico colega el ministro Dujovne (que ocupa más tiempo en subir videos a las redes que en enderezar el rumbo de la economía), tiene entre los ejes de su "reforma tributaria" eliminar los gravámenes a las entradas de cine y la contribución que hacen los medios audiovisuales sobre sus ingresos publicitarios (establecida por la demonizada ley de medios); con los que se alimenta presupuestariamente el INCAA y con él, los programas de estímulo a la producción audiovisual en el país. 

Alguno podrá apuntar que era obvio que un gobierno que no duda en ajustar en educación, salud, ciencia y tecnología, satélites o cobertura de medicamentos a los jubilados, no vacilaría en ajustar en cultura o en el apoyo al cine nacional; pero justo allí radica el drama del salame, en este caso culturoso: no puede ver lo obvio; porque justamente sus anteojeras ideológicas que lo llevaron a votar en contra de sus propios intereses, lo hacen caminar a oscuras por la vida varios pasos más; tantos como para organizar una muestra visible de apoyo social a sus verdugos.

El problema entonces (no para nosotros, claro, en todo caso para Campanella y sus creyentes) está en considerar a estos salames prémium como grandes analistas políticos o líderes sociales, cuya opinión importa decisivamente, aunque desconozcan absolutamente todo acerca del 99 % de las cosas de las que hablan todo el tiempo.

1 comentario:

Tilo dijo...

El problema no es que ejerzan con denuedo el "hablemos sin saber", ya que cualquiera, por más que nos joda, tiene derecho a mirar sólo hacia un lado o a decir boludeces. El gravísimo problema es que tengan bocinas y pantallas múltiples para desparramar por doquier su ignorancia, su mirada a través de un tubo que siempre apunta hacia un solo lado excluyendo todo lo demás. Y que quienes van a seguir destrozando a nuestro país y a la mayoría de los que habitamos en él, sean los dueños y operadores poderosos de esas bocinas y pantallas múltiples.

Campanella es un experimentado y exitoso director de cine. Lo jodido es prestarle atención a cualquiera de sus opiniones sobre cualquier otra cosa que no sea su profesión y darle un valor o una trascendencia de los que carecen.

Lamentablemente, no es el único caso.