LA FRASE

"QUE DESDE LA VICEPRESIDENCIA SE SOSTENGA UNA AGENDA QUE NO SEA LA DEL GOBIERNO ES ALGO QUE NUNCA SE HA VISTO." (JULIO COBOS)

jueves, 16 de agosto de 2018

¿QUO VADIS, OMAR?


En la fallida sesión del Senado de ayer que debía tratar la autorización para allanar el departamento de Cristina, Omar Perotti (círculo amarillo) fue uno de los 8 senadores del bloque pichettista -de un total de 24- que aportó al quórum que luego sería insuficiente. En cuestión de días, el hombre acumula así su segunda pifia importante cuando protagoniza en las grandes ligas: la anterior había sido cuando evitó definirse hasta último momento en el debate por la legalización del aborto y terminó absteniéndose, con lo que logró el resultado de que lo puteen ambos bandos; los que apoyaban el proyecto y los que lo rechazaban.

A muchos que no lo conocen -como nosotros- de su trayectoria en la política santafesina la actitud les sorprendió, y no la vamos a juzgar acá desde una perspectiva "emocional", por haberse prestado a una maniobra pergeñada por el gobierno en complicidad con un juez delincuente, para sacar de la cancha a la principal candidata opositora, no señor: vamos a intentar analizar lo que viene haciendo Perotti desde el mismo ángulo desde el cual él -al menos en teoría- ensaya todos sus movimientos políticos: desde el más estricto pragmatismo, de cara a su proclamada y nunca desmentida ambición de encarnar la candidatura a gobernador de la provincia por el peronismo el año que viene. 

Vistas las cosas desde allí, en la última elección para gobernador y como candidato de la unidad del peronismo Perotti estuvo a solo 25.000 votos de recuperar la provincia que el PJ perdió en el 2007, en una campaña en la que todo el peronismo santafesino se encolumnó detrás de él porque desde la Casa Rosada (Cristina) bajó la orden de evitar la interna, en un año de elecciones presidenciales en el que el comicio santafesino era uno de los últimos test previos, en uno de los distritos más importantes.

En una provincia que no tiene balotaje y cuyo gobernador es electo por simple pluralidad de sufragios, se repitió el escenario de la elección del 2011 de una elección dividida en tercios, pero en éste caso más marcados: baste decir que Miguel Lifschitz llegó a la Casa Gris con solo 1500 votos de ventaja sobre Miguel Del Sel, para darse cuenta lo estrecho del margen. 

Aunque Perotti prefiera pensar que el resultado fue fruto exclusivo de su carisma personal, lo cierto que todo el peronismo santafesino (incluyendo al kirchnerismo) le puso el cuerpo a su campaña, y se puede decir que no le devolvieron la moneda con la que algunos le pagaron a Agustín Rossi en el 2011, votando por Del Sel en la elección general, y hasta haciéndole campaña. 

Después de esa elección provincial y de la derrota de la fórmula del FPV en el balotaje presidencial (para cuya campaña Perotti puso poco esfuerzo, y lo trajo a Scioli a la provincia para llevarlo a un acto en la Bolsa de Comercio, por decir algo), el rafaelino -que nunca se asumió como kirchnerista, ni el kirchnerismo santafesino lo sintió como propio- pasó con armas y bagajes a las filas del "peronismo racional" encarnado por Pichetto y Urtubey (con los que tiene estrechos lazos), y recorrió el mismo camino que todo ese sector: colaboración con el gobierno en el Congreso votando proyectos críticos (como el acuerdo con los fondos buitres, o el blanqueo de capitales), y mostrándose siempre como un "opositor responsable, dador voluntario de gobernabilidad".

En la provincia esos posicionamientos le granjearon la antipatía de buena parte de los votantes kirchneristas de a pie, e incluso más allá: en uno de los puntos más álgidos de la crisis económica y sus efectos en la provincia, con una ola de despidos, suspensiones y cierres de empresas, dejó pasar un convite del Movimiento Sindical Rosarino para participar de un plenario del sector donde se debatieron posturas muy críticas contra el gobierno nacional, "por problemas de agenda", para hacerse tiempo el mismo día y en la misma ciudad, para estar presente en el acto aniversario de la Bolsa de Comercio rosarina.

En las elecciones del año pasado el peronismo santafesino fue puesto como ejemplo como muchos, por la forma en la que encaró la disputa electoral: el Congreso provincial decidió realizar unas PASO amplias donde participaran por adentro todos los que lo desearan para confluir luego en una lista único, la interna arrojó un amplio triunfo de la lista del "Chivo" Rossi sobre la que encabezaba Alejandra Rodenas armadas por los senadores provinciales del PJ; y al día siguiente de la elección ambos sectores confluyeron: foto de los dos candidatos, a hacer campaña juntos por toda la provincia, conforme lo resuelto por el Congreso.

Esa estrategia le permitió al peronismo provincial conservar e incluso acrecentar el caudal de votos que había obtenido Perotti para gobernador en el 2015, y perder frente a la por entonces ascendente marca "Cambiemos" (en el momento de mayor fulgor del macrismo), pero más que duplicar en votos al socialismo que gobierna la provincia desde 2007; colocando tres diputados nacionales y perdiendo por muy poco el cuarto. 

Sin embargo, hubo dos lunares negros en la campaña: la crítica de los senadores del PJ (sí, los mismos senadores de la rosca con el socialismo y la "Banelco" de los subsidios) a la "borrada" de Perotti en una elección en la que no era candidato (otra costumbre suya), y la decisión del intendente de Rafaela Luis Castellano, hombre del riñón de Perotti, que gobierna la municipalidad más importante manejada por el peronismo en la provincia, de no hacer campaña por la lista de diputados nacionales que encabezaba Agustín Rossi (la segunda era Rodenas) "porque el kirchnerismo es muy mal visto en la ciudad". Disgresión, o no tanto: los resultados del peronismo en el Departamento Castellanos (cuya cabecera es Rafaela, de la que es oirundo Perotti) vienen siendo de un tiempo a ésta parte de los peores, en todo el territorio provincial, y la propia intendencia en manos del PJ corre riesgo.

A un año vista de la elección de gobernador, el panorama político en la provincia sigue estando dividido en tercios (la aparición de "Cambiemos" dividió el voto antiperonista), pero con dos diferencias sustanciales, a favor del peronismo: la marca "Cambiemos" sufre también ahora el arrastre del desastroso gobierno de Macri y sus candidatos tienen por delante un año de ajuste y recesión, y el socialismo ha entrado en crisis ante el fracaso del proyecto reeleccionista de Lifschitz, y las propias interior hacia su interior , con el sector de Bonfatti. 

En un escenario así y tomando la foto del 2015, las chances de Perotti de llegar a ser gobernador deberían verse acrecentadas, pero él parece ser el menos empeñado en favorecerlas, espantando voto peronista en general, y kirchnerista (que por otro lado ha demostrado ser ampliamente mayoritario entre los peronistas santafesino de a pie), en particular; a lo que hay que sumarle que parece muy poco probable que se repita el escenario de un candidato único en lista de unidad: Leandro Busatto ha manifestado su vocación de competir por la gobernación representando al kirchnerismo, los senadores ensayan la candidatura de Alejandra Rodenas y María Eugenia Bielsa (otra cultura del tacticismo perottiano) ha vuelto a aparecer en escena, como si quisiera jugar.

El asunto es que con "dedo" (que parece difícil, porque no hay un peronista en la Rosada que ordene y sea acatado) o con PASO amplia y competitiva, el candidato a gobernador del peronismo debe representar cabalmente, y en primer lugar, al voto peronista: para el gorilaje sobran candidatos en la UCR, el PRO y el socialismo; todos ellos compitiendo por los mismos votos desde hace años.

Esta premisa tan sencilla para no entenderla el pragmático Perotti, que juega como si diera por sentado que es "el candidato natural" y al voto peronista ya lo tiene, y debe ir a pescar por afuera de él;una apuesta que ya se reveló errada en sus dos participaciones como candidato a gobernador (en 2011 perdió la PASO con Agustín Rossi), pero el hombre insiste, una y otra vez. 

Hace años que recorre la provincia intentando ser el heredero de los votos de Reutemann, que desde que el peronismo santafesino volvió a parecerse más al peronismo, ya no votan un peronista: migraron, sucesivamente, a Binner primero y luego dos veces a Miguel Del Del; es decir a cualquiera que demuestre que le puede ganar al candidato del peronismo.

A menos que -como suponen algunos- en algún momento haya pasado por su cabeza ser otra vez el candidato de la Rosada, pero esta vez bendecido por Macri; ante la imposibilidad (que subsiste) de contar con uno propio, que tenga el suficiente volumen, sea de la UCR o del PRO. Si así fuera, ese momento ya pasó, y no parece lógico que un pragmático como Perotti pegue el salto justo cuando las acciones de "Cambiemos" están en baja.

Nos atrevemos a conjeturas que con sus actitudes en la discusión del aborto y su presencia en la sesión de ayer, Omar Perotti dejó pasar dos oportunidades de recuperar los votos peronistas/kirchneristas que perdió apoyando desde el Congreso algunas de las políticas más controversiales de Macri. En el caso del pedido de allanamiento a las propiedades de Cristina, además, pareció leer mal lo que pasaba hacia el interior del propio bloque de Pichetto, donde la mayoría de los senadores (más por pragmatismo político y por poner sus propias barbas en remojo, que por otra cosa) decidieron no prestarse a la maniobra del oficialismo.

Y cuando uno le erra de lectura, termina errándole hasta cuando acierta: hace poco se dio la paradoja de que al discutirse en la Legislatura provincial un nuevo pedido del gobierno provincial para endeudarse en los mercados de capitales para hacer obras, el único voto en contra fue el del senador Alcides Calvo (Departamento Castellanos), uno de los alfiles de Perotti en la Legislatura. Con buen criterio, Calvo advirtió que el socialismo pide tomar deuda de manera irresponsable en un momento de corrida cambiaria y alta volatilidad financiera internacional; mientras que al mismo tiempo no ejecutó ni la mitad de los fondos que recibió por el endeudamiento ya contraído.

Muy cierto, tanto como que las provincias (entre ellas Santa Fe) se sumaron al irresponsable ciclo de endeudamiento alentado por el gobierno de Mauricio Macri; que se abrió justamente cuando la Argentina capituló ante la extorsión de los fondos buitres, con el voto -entre otros- del senador Perotti, quien desoyó advertencias similares que por entonces se hacían, y terminaron siendo dolorosamente ciertas.

PD: Que nosotros hayamos hecho el esfuerzo por hacer un análisis racional de la situación no implica que desconozcamos que el votante kirchnerista promedio (dos de cada tres votantes del PJ provincial, según la última interna) ya lo mandó a la puta madre que lo parió hace rato a Perotti, ni hablar ahora cuando entre Cristina y Bonadío, se quedó con el juez pistolero.

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