El tema lo trató Horacio Verbitsky en su columna de Página
12 del domingo pasado, y en su debut en el programa de Navarro en C5N: aterrizó en el
Congreso (o por lo menos ya se giró a las provincias para la discusión) el “Plan Maestro” anunciado por el gobierno para la educación; en
medio de los conflictos docentes.
Decía el “Perro” que la
iniciativa (de apenas cuatro artículos, con un par de anexos) planteaba una
serie de metas u objetivos generales con los que casi nadie podría estar en
desacuerdo, pero sin especificar los fondos con los que se financiaría su
cumplimiento; y que además significaba una velada derogación de la ley
de financiamiento educativo aprobada durante el gobierno de Néstor Kirchner,
que le permitió al país alcanzar la meta del 6 % del PB invertido en educación,
y superarla.
Sobre el mismo tema, leíamos en Ambito Financiero las quejas de las provincias: “Los planteos
apuntan, entre otros ejes, a la manera en que los mandatarios financiarán la
aspiración nacional de aplicar una jornada educativa extendida en todos los
niveles, con rebote en materia de horas docente, infraestructura acorde y la
posibilidad de tener que ofrecer además el servicio de comedor para el
almuerzo. "No podemos financiar todas las metas, el proyecto es poco claro
en materia de fondos y necesitamos más recursos nacionales", aseguraron
ayer a este diario desde el entorno de un gobernador con arcas ajustadas. El
"Plan Maestro" fue lanzado a fines de abril por Macri.
Entre los lineamientos centrales
incluye garantizar para 2026 la cobertura universal del nivel inicial desde
sala de 3, lograr para 2019 que las 23 provincias y CABA tengan implementado el
nuevo modelo de escuela secundaria 2030, disminuir para 2026 un 70% el abandono
escolar en la secundaria y alcanzar en 2026 la jornada extendida en el 100% de
escuelas de nivel primario y secundario. Según la iniciativa, "en 10 años
Nación multiplica por 9,25 el gasto incremental inicial, y las provincias lo
deben incrementar por 25". "Lo que se desprende de este plan es que
Nación aportaría infraestructura y apoyo estratégico pedagógico, y el resto
queda en manos de las provincias", disparó.". ” (las negritas son nuestras)
A menos de una semana de asumir Mauricio Macri y cuando su ministro Esteban Bullrich transparentó el propósito de no volver a convocar jamás la paritaria nacional docente, explicábamos en ésta entrada como funciona el mecanismo de la Ley 26.075 de financiamiento educativo; y los compromisos que conforme a ella asumían la nación y provincias sobre el gasto incremental necesario para cumplir con las metas trazadas .
Contábamos entonces que el mayor esfuerzo lo hacía proporcionalmente el Estado nacional, revirtiendo así la tendencia del menemismo con la ley federal: con solo un 22 % de la matrícula educativa total del país (la de las universidades nacionales), solventaba el 40 % del esfuerzo necesario para llegar al 6 % del PBI invertido en educación, quedando el 60 % restante en el conjunto de las provincias.
También en plena campaña electoral recordábamos en ésta otra entrada que los únicos en oponerse en 2005 a la sanción de la ley fueron los legisladores de la UCR, con el argumento de que "socavaba las autonomías provinciales". No hacía falta ser muy avispados para advertir que de llegar "Cambiemos" al gobierno intentarían cargarse la ley de financiamiento, como parte de la "pesada herencia recibida" del kirchnerismo.
A menos de una semana de asumir Mauricio Macri y cuando su ministro Esteban Bullrich transparentó el propósito de no volver a convocar jamás la paritaria nacional docente, explicábamos en ésta entrada como funciona el mecanismo de la Ley 26.075 de financiamiento educativo; y los compromisos que conforme a ella asumían la nación y provincias sobre el gasto incremental necesario para cumplir con las metas trazadas .
Contábamos entonces que el mayor esfuerzo lo hacía proporcionalmente el Estado nacional, revirtiendo así la tendencia del menemismo con la ley federal: con solo un 22 % de la matrícula educativa total del país (la de las universidades nacionales), solventaba el 40 % del esfuerzo necesario para llegar al 6 % del PBI invertido en educación, quedando el 60 % restante en el conjunto de las provincias.
También en plena campaña electoral recordábamos en ésta otra entrada que los únicos en oponerse en 2005 a la sanción de la ley fueron los legisladores de la UCR, con el argumento de que "socavaba las autonomías provinciales". No hacía falta ser muy avispados para advertir que de llegar "Cambiemos" al gobierno intentarían cargarse la ley de financiamiento, como parte de la "pesada herencia recibida" del kirchnerismo.
Es sabido y se ha dicho hasta el cansancio que la ley de financiamiento está íntimamente ligada a la discusión de la
paritaria nacional docente y el programa de compensación salarial creados por ella; y más acá en el tiempo, al intento de negociar a la baja en relación con la inflación el Salario Mínimo Vital y Móvil; luego de diferir el reclamo
docente por paritarias nacionales a esa otra discusión.
Como se ve, una estrategia
consistente con el propósito de bajar el “costo laboral”, donde el conflicto docente tiene un claro efecto disciplinador sobre los reclamos de la fuerza de trabajo para recuperar la participación que viene perdiendo en la distribución del ingreso nacional, desde que Macri llegó al gobierno.
El "Plan Maestro" no es otra cosa que el intento de legalizar la deserción del
compromiso del Estado nacional con la financiación de la educación, para
alcanzar las metas de equilibrio fiscal exigidas por el FMI y que el gobierno se autoimpusiera; por las cuáles hay presiones indisimuladas del establishment: ayer nomás nos contaban que no basta con reducir o eliminar los subsidios a las tarifas, y se necesitan intervenciones más
agresivas, y tijeretazos más profundos.
El otro -si las circunstancias
políticas lo permiten- será al sistema de seguridad social, que se lleva casi
el 40 % del gasto consolidado del sector público nacional (el blanqueo de capitales, la "reparación histórica" y el desguace del fondo de ANSES van en esa dirección), preparando acaso el terreno para volverlo a privatizar.
Lo que comprueba que el gobierno de Macri es la continuación del menemismo
(que transfirió las escuelas secundarias a las provincias, sin darles los recursos para solventarlas), por otros medios.
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