LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

jueves, 9 de diciembre de 2021

GATOPARDISMO

 

Alberto Fernández sostuvo a su socia y amiga Marcela Losardo al frente del Ministerio de Justicia hasta donde pudo, mucho más allá del límite en que su inutilidad era evidente, y no por obcecado: estaba claro entonces y está más claro aun hoy que lo hizo porque ejecutaba fielmente la política que él piensa parar manejar la relación con el Poder Judicial.

Cuando sostenerla ya generaba tensiones al interior del FDT, la reemplazó con Martín Soria, al que los medios vendieron como una imposición de Cristina, cosa que está bastante alejada de la realidad. El nuevo ministro llegó con los mismos ímpetus con los que -tiempo después- Juan Manzur llegaría a la Jefatura de Gabinete, para apagarse enseguida y entrar en la tónica de intrascendencia general de buena parte del gobierno. Ni siquiera puso demasiado empeño en impulsar en el Congreso la tibia reforma judicial planteada por su antecesora, que fue analizada en su momento acá; y de la cual precisamente Cristina dijo que no era la que el país y su democracia necesitaban.

Y remata su tarea ahora, como confesión de impotencia (o de intencionalidad política real) diciendo lo mismo que en su momento dijo el ex jefe de gabinete, hoy canciller, "Remerita" Cafiero: que el gobierno espera que la justicia se autodepure, que es como esperar que los delincuentes se entreguen voluntariamente, y devuelvan lo que robaron, o las fortunas que amasaron con el delito. O que Macri para un impuesto, para ser más gráficos.

Es decir entonces que arrancando el tramo final del mandato de Alberto Fernández como presidente, queda claro que nunca tuvo la intención real de acometer reformas que afecten intereses de la corporación judicial y los de aquellos a quienes ésta sirve, así como no tuvo la intención -y lo dijo explícitamente- de reponer la ley de medios, o avanzar en la democratización de las comunicaciones.

Hace un tiempo designó -evidentemente a desgano- a Roberto Feletti al frente de la Secretaría de Comercio para "hacer como que hacía algo" para frenar la inflación (en especial de los alimentos básicos), pero a poco de andar le vació el área, o nunca se la llenó: él, Kulfas o los dos vetaron a sus colaboradores Horacio Rovelli y Débora Giorgi, que ni siquiera llegaron a ser designados. Eso sí: el presidente no se priva en cuanta aparición pública hace de decir que no va a permitir que los vivos de siempre se queden indebidamente con márgenes de ganancias exagerados.

Del mismo modo que afirma que no va a firmar ningún acuerdo con el FMI que suponga un ajuste que recaiga sobre los que menos tienen, mientras las tratativas con el Fondo siguen, se aceleran y lo único que sabemos al respecto los argentinos (por sus voceros oficiosos en el país, y oficiales en el extranjero) son sus exigencias, que consisten precisamente en eso, un ajuste que pagarían los sectores populares, vía devaluación y tarifazos.

El viernes habrá un acto en la Plaza de Mayo en conmemoración del retorno a la democracia y el Día Internacional de los Derechos Humanos, con las presencias convocantes de Lula y Cristina, pero al mismo tiempo se supo -y no ha sido desmentido aún en esferas oficiales- que Alberto participará del cónclave convocado por Biden al que asistirán (por ejemplo) el gobierno fantasma de Guaidó (al que la propia oposición venezolana quiere desplazar) o Taiwán, en una demostración de lo que los Estados Unidos entienden por democracia.

En ese contexto, es difícil no ver la designación de la Argentina -por primera vez en su historia- al frente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, como un caramelo de madera para que legitime desde allí sanciones contra gobiernos hostiles a Washington como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Habrá que ver que sucede, pero el giro de la cancillería (en manos de Cafierito, hombre de confianza de Alberto) en el último caso, en apenas cuestión de horas, no hace abrigar demasiadas esperanzas en la conducta de un gobierno que ha hecho del gatopardismo -cambiar algo, para que en el fondo nada cambie- toda una línea de conducta, de la que al parecer espera el resultado de no decepcionar a sus votantes, a falta de otros motivos concretos para que eso suceda.  

10 comentarios:

teo dijo...

Hay que perder toda esperanza de que este gobierno sea otra cosa que taponear las luchas e ideas del kirchnerismo y lo que represento, mientras lo absorben por dentro y dice lo contrario: Cristina en su enorme visión y generosidad presentó un frente para vencer a Macri (la primera necesidad del momento) y pensó en Alberto , con quien se había acercado nuevamente luego de sus feroces críticas (de Alberto a Cristina, y nunca al reves), como quien reuniría y armonizada las distintas visiones de los sectores del PJ. Puede fallar, si algo sabe Cristina es de equivocarse con las mejores intenciones.

Porque luego de acomodarse al sillon Alberto volvería a comportarse como lo que fue desde 2008 y hasta ahora: un oscuro lobista y panelista opositor con un desagradable postura tipicamente porteño de extraña sonrisa canchera y carisma de madera, fingiendo para presumir, soberbio ante la critica, furioso cuando lo descubren en falta grosera, rodeado de un grupo de jóvenes promesas del PJ Capital, núcleo de la rosca política y lobistas de las grandes empresas, que así como "volvieron mejores" y abandonaron sus promesas de cambio, también abandonaron a los presos políticos que usaron para sacarse fotos de ocasión y "defendian" hasta alcanzar el cargo, como la impresentable de Gomez Alcorta, que dejo a Milagro Sala olvidada en una celda pero tiene ministerio de 150.000M de pesos y puede ponerse incomoda con el nombramiento de Manzur: una ficción de poses publicitarias de pretenciosos inútiles.

El rayo albertizador todo lo puede reducir a la nada. Todos los cambios son cosméticos xq su poder es desvirtuar e inutilizar cualquier intención distinta, no es Manzur, o Katopodis (tal vez el mejor), ni siquiera es Guzmán (que esta haciendo perfecto el trabajo que le solicito Alberto), es Alberto y ese grupo de lobbista porteños llamado Callao: Su modelo de crecimiento inflando en pesos, exportación de utilidades en dolares y derrame lento, con default diferido. Un acuerdo por la deuda macrista tan inevitable como impagable, sobre todo con todas las ventanillas abiertas del BCRA vacío de dólares con superávit comercial récord. ¿Jódeme que eso no se llama fuga?

Punto aparte el rol de la Campora: cuidando los ministerios y haciendo mutis, buscando acomodarse en la rosca del 2023, definitivamente liberado de la figura materna. 2023 es sin Cristina, vayamos pensando que nos van a ofrecer como caramelo de madera, una letra K acompañando al Frente Renovador. Llenemonos de pragmatismo, xq es eso o Larreta-Bullrich con la topadora.

Perdón la catarsis. Pero el 10 no hay plaza para mi, ni siquiera perdere tiempo para leer los discursos.

profemarcos dijo...

Y los "creyentes" insisten que el viernes, durante el acto, "Cristina les marca la cancha" y repentinamente se vuelven el gobierno que creíamos que votábamos en 2019.

Cíborg K dijo...

Cristina parece estar anulada, en una situación parecida a la que estuvo durante el macrismo. Testimonia pero no gobierna.

El tema es que este gobierno, que no se sabe si es alfonsinista, Macrista en patacones o Delarruista en tránsito lento, traicionó el voto de unos cuantos. El de 2019 y el de hace poco. (La palabra está bien puesta)

Por ahí los genios de la alta política ven cosas que acá abajo no se ven. Pero tienen un problema: No se entiende. Nadie las entiende. Y cuando las cosas no se entienden hay tongo. Cuando gobernaba Cristina se entendía todo. Estaba clarísimo.

No sé cual es la solución. No veo ninguna punta. Lo que sí hay que empezar a tomar decisiones porque el kircherismo tal como lo "padeció" el poder real (y nos apasionó a muchos) corre el riesgo de implosionar en su propia impotencia. Y ahí no le podemos echar la culpa a Alverso. Ni al "peronismo".. ni al holograma... ni a sanguchito... ni a tajaí... y siguen los chivos expiatorios.

CK

Anónimo dijo...

Si no hay mas alternativas que sucumbir bajo el dominio de EEUU (no creo q sea el caso) entonces hagamoslo pero sin intermediarios. Digamosle a los yanquis que si pero sin el establishment y sin los dirigentes entreguistas en el medio que se llevan su tajada por administrar la debacle. Digamoselo en voz alta a ver como reaccionan estos intermediarios de la penuria cuando vean q se les acaba el dulce.

Anónimo dijo...

Profemarcos: No es para vos el actor del 10/12.
Cristina, Lula, Mujica, no es para vos el acto.
Tenés que esperar una convocatoria de Larreta y tus referentes de PJ Capital.
El Colo.

profemarcos dijo...

Excelente!

Anónimo dijo...

A apoyarlo a Alberto?
Muy equivocados los que participen de ese circo.

Anónimo dijo...

No termino de entender porque el FR con una K es mejor que Cambiemos. Quien es la campora?
Que es el Kirchnerismo sin Néstor y sin Cristina?
Si no hay más Cristina no hay más nada. La campora? El FR?
Fin

Anónimo dijo...

Hay un par de servilletas alimentados a sobres que comentan acá. Se nota mucho.
A ver que le mandan a decir después del acto de hoy. ¿Caos en el tránsito?

Anónimo dijo...

volve al blog de Sentis, Ernesto, si no te gusta.
aca no militamos la vacuna por sanguchitos, che. Por algo venimos a parar aca, como Ciborg CK.

primero la patria, despues el movimiento, por ultimo los (N)hombres. y si no te gusta, yuru chupita