LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 8 de diciembre de 2011

EL BOLUDO ES ÉL


(*)
Cuando alguno de sus ministros le sugería modificar la política o cambiar un alto funcionario, el presidente Néstor Kirchner le respondía con una pregunta sencilla: "¿Para qué vamos a tocar algo, si nos está yendo tan bien?".(en realidad, cuando le proponían cambiar un ministro les diría otra cosa, como ponéle que el presidente era él) El tenía la profunda convicción de que la formación de un secretario de Estado o un ministro era algo muy serio y que llevaba demasiada energía y demasiado tiempo suplantarlo por otro del mismo nivel y experiencia.(cuando todos sabemos que se pueden comprar en Mercado Libre, o pedírselos a la AEA o la Fundación Mediterránea, que hasta tienen delivery)

Ese fue el argumento que utilizó durante los primeros años de gobierno, cuando su entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández,(que es el coautor de esta columna) le aconsejó desplazar, por ejemplo, a Julio De Vido y a Guillermo Moreno.(lo cual demuestra que era un visionario, y conocía íntimamente a Kirchner, y que a vos se te confunden los tantos: les habría pedido que eche a los dos, en los primeros años del gobierno, cuando supuestamente no estaban desgastados) Incluso, en una oportunidad, Fernández llegó a plantearle que para oxigenar el gobierno tenían que irse no sólo el ministro de Planificación y el secretario de Comercio, sino también él mismo.(ajá, ¿y vos lo sabés porque te lo contó él?, ¿no sería un poquitín sesgada la fuente informativa?)

A Kirchner no le gustaba mover "la estantería". Le producía vértigo político.(si por “mover la estantería” entendés cambiar el gabinete, puede ser, en otros sentidos la movía bastante, todo el tiempo) Solo lo hacía en contadas y excepcionales circunstancias. Le pidió la renuncia al superministro de Economía Roberto Lavagna porque se sentía amenazado. Temía que se convirtiera, en cualquier momento, en un candidato presidencial demasiado atractivo. (ufff, sacó una ponchada de votos en fórmula con Gerardo Morales, y hoy es re expectable como candidato) De hecho, al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, quizás el funcionario kirchnerista más sospechado de haber protagonizado casos de corrupción, lo mantuvo más allá de lo que aconsejaba la prudencia. En realidad se lo tuvo que pedir, más de una vez, ya como presidenta, su esposa, Cristina Fernández. (¿cómo, la presidenta le pedía que eche un funcionario que siguió con ella al marido, que ya no era presidente?) Los amigos del matrimonio explicaron en su momento que Ella nunca lo soportó a Jaime, porque desde siempre lo percibió como el compañero de juerga de Néstor.(ah, era todo porque lo llevaba a Néstor a los cabarulos, no porque se choreaba todo, medio libro de 500 páginas se te fue al carajo entonces) Pero cristinistas de la última hora sostienen que la Presidenta le pidió que se fuera porque despreciaba sus modos ostentosos, sus corbatas y sus relojes.(por esos motivos echarías vos a un colaborador, no se los endilgués a Cristina, ¿o no aprendiste que lo de las carteras y zapatos ya no lo creen ni las señora gordas de barrio Norte?)

¿Eso mismo, o algo parecido, es lo que no termina de convencer a la jefa del Estado acerca del vicepresidente electo, Amado Boudou, (pero cómo, ¿vos viste las corbatas que usa Amado?, por no decir que la mitad del tiempo anda en zapatillas o calzoncillos, según dice Fontevecchia en Perfil) o el ministro del Interior, Florencio Randazzo? (se soluciona fácil el problema entonces: contratando un asesor de vestuario), ¿Y qué es lo que determinó la salida del gabinete de Aníbal Fernández? A esto último nadie lo sabe con certeza. (¿no te lo contaron tus fuentes?: es porque manejó el Fútbol para Todos y no pudo evitar que Gimnasia se fuera al descenso) Los que la conocen a Ella y a su hijo Máximo dicen que entre los atributos innegociables para ser premiado por el calor oficial se encuentran, primero, la incondicionalidad y la obediencia. (entonces Aníbal se tendría que haber quedado) Y que eso incluye enfrentar, de manera pública, al Grupo Clarín. (lo mismo: Aníbal hasta se puso la remera con el muñequito) Lo segundo es la discreción. Hay pocas cosas que le molesten más a la Presidenta que los ministros y secretarios de Estado que "boquean" o que se atribuyen un poder que no tienen.(este párrafo apunta a hacer creer que Cristina se enoja porque te cuentan cosas a vos, lo que implica hacernos creer que los funcionarios te cuentan cosas a vos) Lo tercero es la voluntad de trabajo. (Aníbal cumplió con los tres requisitos y se fue: la realidad podría ser un poco más compleja que los resúmenes Lerú de kirchnerismo que te vendieron. A menos que los requisitos ideales del buen funcionario sean ser vago, bocón y traidor) Se pueden criticar muchas cosas de este gobierno, pero nadie podría negar que la mayoría de los ministros y el núcleo duro del poder ejercen sus funciones "a vida completa". (son como vos, que sos pelotudo a “vida completa”) En algún momento del año pasado, el médico de De Vido le exigió que bajara la intensidad de sus actividades.(y vos te enteraste porque te lo contó el médico, violando su secreto profesional) Pero él le explicó que el compromiso que tenía con este gobierno iba más allá de su salud. Otra cosa que Ella valora es que le traigan soluciones concretas. (no es como De La Rúa por ejemplo, que valoraba que le trajeran problemas concretos) Por eso la jefa del Estado considera a Guillermo Moreno "el empleado del mes". (cosa que vos no podés conseguir aunque te prodigues con muchos patrones, probá en un Mc Donalds) Por eso el responsable de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, sigue en su puesto. (y porque tiene mandato hasta diciembre del 2012, pero eso es un detalle. Te faltó decir que lo mantienen porque te quiere cobrar los impuestos a vos y te manda los inspectores) Ellos son algunos de los pocos que se animan a proponer soluciones, aunque después no resulten exitosas.(como los controles al dólar blue, que lo hicieron bajar de $ 5,20 a $ 4,55)

Juan Manuel Abal Medina, por su parte, parece tener casi todos los atributos que Cristina pide y valora. Es incondicional y obediente. Si es necesario, cambia de opinión sobre la marcha, aunque no piense igual que la Presidenta. (¿y cambia de opinión porque se dio cuenta que estaba errado, para caerle en gracia a la presidenta?) Cumple las instrucciones con asombrosa precisión. (algo que suele ser útil en determinados ámbitos de trabajo, no necesariamente en el periodismo) Y si una orden significa dejar a algún amigo en el camino, lo hace sin dudar. Privilegia la política. O el poder, depende de cómo se lo quiera mirar.(cualidades que probablemente serían necesarias en un político: privilegiar la política y el poder, aunque hay otras opiniones, como las Carrió, que se inclina por el tarotismo y las lecturas bíblicas) Lo que más le disgustaba a El -y le disgusta a Ella- era sentirse traicionado, burlado en su buena fe o sorprendido por decisiones que no lo satisfacían.(cosas que al común de las personas les encanta que le sucedan a cada rato) Por eso, cuando Alberto Fernández se fue sin avisar se ganó el desprecio de El y el rencor infinito de Ella, que nunca lo terminó de asimilar. (en realidad se fue porque Cristina le pegó una patada en el culo, pero ése es un detalle que se le olvidó contarte, y vos obviaste chequear el dato con otra fuente, pero lo que pasa es que no sos periodista “a vida completa”) Todavía ahora, cuando el ex jefe de Gabinete dice o hace algo, los cristinistas incondicionales hablan de él como "un empleado del monopolio" o alguien que traicionó la causa. (y los “fernandistas” incondicionales escriben columnas como ésta, añorando la época en que tenían pauta oficial y data de primera mano) Dirigentes como el gobernador Daniel Scioli piensan, aunque no lo digan en público, (pero te lo cuentan a vos en exclusiva) que la ida de Fernández, en agosto de 2008, le quitó al primer turno de Cristina cualquier posibilidad de confrontar ideas y enriquecerlas, y que produjo un avance constante de "los talibanes", representados por Gabriel Mariotto, los empleados de 6,7,8 y algunos de los pensadores nucleados en Carta Abierta.(uff, sí, Carta Abierta tiene una influencia tremenda, por eso Cristina designó a Pacho O’Donell en el Instituto de Revisionismo, y no toma una medida sin consultarlo a Barone)

El reciente exabrupto de Horacio Verbitsky, quien recitó "Andate, Cobos, la puta que te parió" -frase que el mismo periodista definió como un chiste 24 horas después-(aclaración que tuvo que hacer porque hubo nabos como vos que no lo entendieron), sólo puede ser comprendido en el marco de este avance prepotente tolerado por la jefa del Estado. (¿qué tiene que ver eso con el criterio seguido por el kirchnerismo para armar su gabinete?, lo cierto es que vos querés subierta al ring con Verbistky y el otro no te da bola, ni sabe que existís) )Julio Cobos es un político mediocre y especulador,(al que vos entrevistaste miles de veces como si fuera un estadista, no te olvidés que existe algo llamado archivo)  pero eso no justifica que se lo insulte. Es verdad que con Néstor Kirchner vivo las decisiones estaban centralizadas en el matrimonio y la última palabra era casi siempre de El. Ahora que el ex presidente ya no está, cada vez parece más claro que los grandes asuntos, y a veces también los medianos, los termina manejando Ella.(lógico: si antes las decisiones las tomaba un matrimonio y ahora el marido se murió, decide la viuda. Aunque un par de párrafos arriba dijiste que el hijo mete cuchara) Tal vez el 54%de los votos y su constante crecimiento en las encuestas de opinión la hagan sentir que este modo de gestión es el mejor y el único posible. (es posible: la gente que gana una elección por paliza tiende a creer que ese simple hecho demostraría que están en el rumbo correcto)

En época de vacas gordas, una economía robusta y un nivel de consumo sin precedente quizá la hagan pensar tal como lo hacía su compañero: "¿Para qué vamos a cambiar algo, si nos está yendo tan bien?". El propio Fernández, que la conoce como pocos, me dijo el martes que elegir colaboradores incondicionales y obedientes, y ejercer el poder casi sin preguntar está bien mientras el líder no se equivoque o la situación económica y política sea ideal. (por eso él fue jefe de gabinete seis años) Pero agregó que eso no es aconsejable cuando las papas queman o se trata de enfrentar hechos más complejos y apremiantes. (ah no, ahí es cuando lo que más necesita un presidente son ministros que no le den bola y hagan lo que quieran, y duden y pregunten todo el tiempo) Le pregunté por enésima vez si lo último se podía asimilar al día en que Kirchner le pidió a su esposa que abandonara el poder tras la derrota de la 125.(¿qué es “lo último”, lo de las papas que queman, por qué no hacés que algún corrector lea las columnas antes de publicarlas? Y me respondió, una vez más, que lo importante es que aquello al final no sucedió y que Cristina Fernández está ejerciendo el poder con un respaldo popular inédito.

En un país con instituciones fuertes, los presidentes delegan (como De La Rúa, que delegó el gobierno en Cavallo) y sus cambios de humor no afectan los asuntos más importantes.(por eso el miraba dibujitos mientras en la plaza mataban gente, y el país se venía abajo pero el decía “que lindo es dar buenas noticias”) Por eso es tan peligroso el personalismo extremo. Porque si un día Ella se llega a equivocar, el problema será del país, y no sólo de la jefa del Estado.(te damos un dato: se llama sistema presidencialista, y lo inventaron en EEUU hace unos 224 años, manejálo, porque el título de la columna remeda la frase de Luis XIV, que era rey, y reunía en su persona los tres poderes; flojito lo tuyo en historia, te lo vamos a mandar a Halperín Donghi, que es el que le gusta a Sarlo)

(*) Las negritas son nuestras, el original acá.

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