LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

jueves, 8 de diciembre de 2011

HABRÍA UNA EMBESTIDA PARA QUE EL CONGRESO VUELVA A FUNCIONAR


Los reflejos pavlovianos del periodismo hegemónico son difíciles de controlar: en las redacciones deben tener un diccionario de palabras claves (que no pueden faltar en un titular), que se disparan automáticamente ante un hecho determinado.

Así por ejemplo "embestida": dícese del impulso político dado por el kirchnerismo a una determinada iniciativa o propuesta, por extensión, aplicable a los reclamos de Moyano o la CGT".

Completada la renovación parcial del Congreso con la jura de los nuevos diputados y senadores, y como el gobierno recuperó el control de ámbas Cámaras, ahora todo lo que proponga sancionar y aprobar será fruto de una "embestida".

Incluso en esta nota de La Nación pretende achacarle veladamente al oficialismo la absoluta parálisis del Congreso durante los últimos dos años, en que estuvo bajo control de la oposición previo asalto (no calificado entonces como "embestida") a las comisiones y cargos por el hoy fenecido grupo "A".   

El propio artículo reconoce que las leyes cuya sanción quiere apurar el oficialismo son "claves": el Presupuesto, los cambios en Ganancias, la prórroga de los impuestos al cheque y los cigarrilos y de la facultad del PE para fijar retenciones a las exportaciones de petróleo, el denominado nuevo estatuto del peón de campo, la regulación de la venta de papel para diarios, la ley de tierras y la prórroga de la emergencia económica.

Ni más ni menos que leyes que tienden a darle al Estado recursos y herramientas legales para gestionar, que es para lo que la gente votó a Cristina por abrumadora mayoría hace menos de dos meses.

Herramientas para poner en marcha o darle continuidad a un programa de gobierno plebiscitado por la ciudadanía, lo que es lo mismo decir alinear al Congreso de la Nación con las urgencias y prioridasdes que fija el gobierno, y obtuvieron un amplísimo respaldo popular.

Todo eso es considerado por La Nación parte de una "embestida", obviando incluso que algunas leyes en carpeta (como los cambios en Ganancias) vienen siendo reclamados hace tiempo porque sino habrá reclamos porque muchos asalariados tendrían que "devolverle" plata a la AFIP como se ve acá: palos porque bogas, palos porque no bogas, se diría.

Pretenden que olvidemos de un plumazo que venimos de dos años donde el Congreso quedó paralizado, porque lo controlaban un conjunto de nabos que se pusieron rápidamente de acuerdo para acaparar cargos en las comisiones (que reportan chapas y contratos, porque de eso se trataba la disputa en esencia), con el pretexto de impulsar "las leyes que quiere la gente": limitación de los superpoderes del Jefe de gabinete, regulación de la publicidad oficial, acceso a la información pública, reforma del Indec, coparticipación del impuesto al cheque, Consejo de la Magistratura, régimen de los DNU, etc.

No sólo las elecciones demostraron con contundencia que a la gente todas esas le chupan un huevo: antes quedó también demostrado que ninguno de esos temas prosperó porque los opositores no se pusieron de acuerdo entre ellos, y entre las dos Cámaras; porque una sancionaba algo y la otra lo quería modificar, cuando no violaban groseramente la Constitución en el trámite, como pasó con la coparticipación del impuesto al cheque (donde no alcanzaron la mayoría exigida), o la regulación de los DNU, donde se planteaba que la presidenta no podía vetar la ley.

Y fue tanta la impotencia que acumular por sus fracasos reiterados, que impulsaron como flecha del parto el vergonzoso proyecto del 82 % móvil sin ninguna fuente de financiamiento y con el apoyo decisivo de otro voto de Cobos en contra del gobierno; proyecto vetado por Cristina sin pagar absolutamente ningún costo político como lo demostraron las elecciones: quedó demostrado que la propensión del electorado a mascar vidrio, es limitada.

A medias que los proyectos impulsados por el oficialismo prosperen, seguramente volverá también a los titulares aquello de que "el Congreso es una escribanía del Poder Ejecutivo", una estupidez que prescinde de la realidad: es así absolutamente en todos los países del mundo.

¿O acaso la división de poderes consiste en que la gente vote a un gobierno, para que en el Poder Legislativo nunca salga una ley impulsada por ese mismo gobierno?

Una bobada que constituye, sin dudas, una embestida contra la razón. 

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